Las campanas han sido y son uno de los medios de comunicación de masas más importantes de la historia. Con sus tañidos se han anunciado los grandes festejos, pero también han alertado de las grandes calamidades sociales. Su sonido evoca las emociones más íntimas, pero también más compartidas entre las personas.
El pasado 29 de octubre, sin tener ocasión para avisar a tiempo con las campanas, el Barranc de Xiva se desbordó a su paso por diferentes localidades de la comarca de l’Horta Sud, entre ellas Paiporta, donde a las 18:28 la veloz corriente se salió de su cauce a la altura del Puente Viejo.
Una avalancha de agua cubrió por completo la localidad durante horas, dejando un paisaje devastado, dañando todo a su paso. El tejido productivo y comercial ha quedado destruido, el tejido social muy dañado, eliminando infraestructuras necesarias como las sanitarias, educativas y culturales.
Aunque la pérdida más notable y trascendente ha sido la personal. Numerosos vecinos y vecinas perdieron sus vidas, mientras trataban de salvar sus negocios, recursos, viviendas o coches. Es, sin duda, el vacío más importante al que se enfrentan sus familias y conocidos, y también la comunidad de Paiporta.
El próximo viernes 29 de noviembre se cumplirá un mes de esta tragedia. Por ello, y en recuerdo de los que ya no están, las campanas de la torre de la parroquia de San Jorge sonarán extraordinariamente, de forma manual, en su memoria. A las 18:28 se hará el toque propio de los fieles difuntos con las campanas de la torre, invitando a los paiportinos y paiportinas a un momento de encuentro en los alrededores, para honrar la memoria de los fallecidos.
Las campanas de la torre sonarán manualmente, como están haciéndolo desde el momento de la tragedia, ya que el sistema eléctrico que las acciona se ha visto dañado, estando a la espera de su reparación.
Tocar las campanas de forma manual reforzará el sentido de su sonido, de la participación ciudadana, que se hace cargo del mensaje que se transmitirá a través de los tañidos a la población, construyendo así el paisaje sonoro que representa los sentimientos compartidos del pueblo.