La campana Gabriela de la catedral de Pamplona ha regresado de los talleres de Nördlingen (Alemania), tras el proceso de soldadura en el taller de Hans Lahemeyer. La Gabriela se une así a los otros nueve bronces de la catedral que se están reparando en el taller especializado de Massanassa (Valencia). La número once del conjunto, la campana María, será restaurada in situ en su torre de la catedral, por sus extraordinarios peso y dimensiones (10.000 kilos).
La recuperación de estos instrumentos históricos, cuya vuelta a Pamplona está prevista para el próximo mes de junio, forma parte del Proyecto de Restauración de la Fachada de la Catedral, impulsado por la Fundación Caja Madrid. Antes de su instalación en las torres, las campanas serán mostradas al público en el patio del Arcedianato, según un proyecto expositivo de los alumnos de la Escuela Superior de Arquitectura de Pamplona.
La campana Gabriela, la segunda en dimensiones y peso del conjunto (167 centímetros de diámetro, 2.700 kilos) fue trasladada desde España a Alemania el pasado mes de noviembre y se encuentra desde la semana pasada en los talleres de la empresa 2001 Técnica y Artesanía de Massanassa (Valencia). El instrumento, que ha sufrido diversos recalentamientos y una amplia soldadura en los talleres alemanes para recuperar su voz original, ha regresado en perfecto estado tras los procesos a los que ha sido sometida.
Tras ser descargada en Valencia, y según el informe elaborado por el doctor antropólogo y campanero Francesc Llop, asesor de la Fundación Caja Madrid en la restauración de los instrumentos, se procedió a una primera prueba de sonido, momento muy emotivo, pues se trataba de escuchar de nuevo la voz original de 1519, quebrada por una rotura del bronce que resultó mucho mayor de lo previsto. Afortunadamente el corte no coincidió apenas con la magnífica inscripción en minúscula gótica que adorna la campana, por lo que solamente tres letras del texto han quedado afectadas.
Continúa ahora el proceso de restauración, según el plan previsto, plan que será similar para todas las campanas: limpieza del bronce, restauración del yugo de madera y reposición de las piezas tanto de madera como metálicas que sean irrecuperables y que no cumplan con las medidas de seguridad necesarias; montaje del conjunto, equilibrado y prueba de volteo y, finalmente, empaquetado, para mantener el aspecto nuevo tanto del bronce como del yugo, hasta su posterior traslado a Pamplona.
El trabajo de soldadura de la Gabriela en Alemania ha consistido en el calentado de la campana mediante diversos procedimientos (sobre todo por aplicación de bandejas con carbones encendidos así como de resistencias eléctricas), elevándose la temperatura hasta unos 800 grados. Posteriormente, se llevó a cabo la soldadura mediante soplete, con el añadido de metal de la misma composición que el propio de la campana.
A este respecto, el informe técnico de la Fundación Caja Madrid apuntaba que la campana, como objeto fundido, es muy sensible ante los cambios bruscos de temperatura y, por tanto hay que evitar un enfriado repentino, que causaría la aparición de diversas grietas en el instrumento.
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