La torre exenta de la catedral ha recuperado la esfera de reloj que antaño, asomada a la plaza del Santo, marcaba junto con las campanas el tiempo de la ciudad. No es, desde luego, la esfera original, puesto que esta se perdió, irremisíblemente, en el primer tercio del pasado siglo (en la página 38 del libro de Aurelio Bustillo, 'Un siglo en imágenes', tomo I, se recoge una fotografía del año 1920 en la que todavía era visible). Esta es nueva y de su fabricación se ha encargado 'Relojería San Román', de Logroño, empresa delegada en La Rioja de 'Campanas Quintana', que hace unos años restauró todas las de la torre.
No se trata de una esfera más, sino que se ha buscado en ella una concordancia con la monumentalidad de la torre y la singularidad -más bien, unicidad- del histórico reloj mecánico que, desde sus entrañas, moverá las agujas. No hay relojero que no sienta admiración por el único reloj mecánico, de todas las catedrales de España, que sigue funcionando tal cual. Tampoco José Luis Torre San Román, responsable de la citada empresa riojana de sonería monumental, se libra de tal sentimiento. «Todos los días instalamos relojes, pero ninguno de estas características», asegura rotundo.
La esfera ha sido construída totalmente de porcelana, como se hacía antiguamente. José Luis afirma que «desgraciadamente, ya no se fabrican así, porque son mucho más costosas que las de metacrilato o forja, que es de lo que se hacen ahora, mayoritariamente».
La empresa tardó más de tres meses en fabricarla, ya que el especial tratamiento que requiere el material elegido -de una mayor prestancia y dureza que los otros posibles- y, especialmente, sus dimensiones ( 127 centímetros de perímetro) obliga a salvar muchos obstáculos: actualmente, no es fácil encontrar hornos tan grandes para introducir en ellos la pieza entera, ni tampoco máquinas para serigrafiar números de tamañas dimensiones, con lo que estos deben hacerse por partes.
Desde la semana pasada, la esfera es ya visible entre el andamiaje de la torre, que ya ha comenzado a desmontarse. 'Relojería San Román' abordará, probablemente antes de un mes, una segunda fase de trabajos encaminados a la puesta en funcionamiento del reloj. Para ello, habrá de construir las transmisiones necesarias desde el antiguo reloj mecánico hasta la esfera, que se conectarán mediante una varilla que deberá cruzar toda la torre dada la ubicación distante que ambos ocupan dentro del monumento.
La nueva esfera de la torre tiene inscrita la leyenda 'Tempus fugit', una expresión latina, aún hoy utilizada, que hace referencia a la fugacidad del tiempo, a su paso irremisible, inexorable. Antaño, las campanas y relojes de los templos eran el principal, cuando no el único, medio de los habitantes para conocer con exactitud la hora del día. El progreso ha dado al traste con muchos de estos relojes. La empresa 'San Román, Sonería Monumental', lo sabe bien, y lo atribuye a una evidente falta de sensibilidad. «Como estos relojes están a mitad de camino entre lo que se supone que es una obra de arte, un bien etnográfico y un producto artesano, por su propia ambigúedad han quedado muchas veces relegados a un segundo plano en el estudio, inventario y catalogación de nuestros bienes culturales. Una verdadera pena». 'Tempus fugit', incluso para los propios relojes.
J. ALBO
"La Guía de La Rioja en Internet" (22/09/2005)
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