Xavier Serra observa, a través de la lupa, el manuscrito de 1527 de la "Consueta" de la Catedral de Valencia
Xavier Serra, historiador y sacerdote, lleva más de treinta años transcribiendo textos antiguos -desde que se licenció en la universidad-, pero nunca se había enfrentado a algo "tan difícil" como la primera Consueta de la Catedral de Valencia (de 1527). Tal vez por esa complejidad nadie lo había hecho hasta ahora. Existían transcripciones parciales -la parte referida a los toques de las campanas-, pero la de Serra, un proyecto conjunto de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer y la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), será la primera edición completa en casi 500 años. Ya la tiene acabada, ahora se ocupa de una revisión final con el original del Archivo de la Seo. El objetivo es que la publicación pueda ver la luz a lo largo de este año, acompañada de un estudio histórico y filológico. En total, si se para a pensar, han sido más de 2.000 horas de trabajo repartidas en más de tres años.
Pero, aclaremos términos, ¿qué es una Consueta? Según los diccionarios, "un libro de "consuetuds" y costumbres, de prácticas y ceremonias, de una iglesia". De la Catedral, en este caso. En definitiva, un manual de instrucciones para un sacristán que va pasando de una generación a otra. Pero es algo más que una cosa tan simple; es también un material etnológico de primera calidad. "Una vasta y valiosa fuente para el estudio de las costumbres locales de carácter religioso" y, en el caso que nos ocupa, "un magnífico exponente de la cultura social y popular de la Valencia del siglo XVI", explica Serra.
Con algunos ejemplos se entiende mejor. El manuscrito de 1527 relata, por poner una muestra, algunas procesiones de varios días de duración que se extendían desde Valencia hasta los municipios de l'Horta, como Burjassot o Godella. O narra cuando en 1619, entre los días 6 y 7 de mayo, tuvieron que hacerse las procesiones dentro de la Catedral, porque en el exterior se celebraban fiestas de toros por la beatificación de Santo Tomás de Villanueva. El documento revela también cómo cuando el campanero enfermaba lo reemplazaba lo segon (el sustituto) y era el enfermo el que tenía que pagar al ayudante que debía hacer el trabajo, ya que si no nadie lo querría suplir. Da cabida incluso a alguna anotación histórica, pues describe el momento de la llegada a la Seo del Santo Cáliz durante el reinado de Alfons el Magnànim o, ya al final, la última comunión del arzobispo Joan de Ribera el 27 de octubre de 1610, cuando se preparaba para morir.
Un valor añadido es que muy pocas piezas de esta naturaleza han llegado hasta nuestros días. El propio Serra llevó a cabo en 2005 junto con el catedrático de Filología Antoni Tordera la edición de la Consueta de la Parroquia de la Villa de Xàbia, de 1769. Fue precisamente este trabajo, "tan sugestivo", el que le impulsó a acometer una aventura similar con la más antigua de la Catedral de Valencia. Pero una sola ojeada al documento revela la complejidad de la empresa. Buena parte de las más de 200 hojas del manuscrito están repletas de tachones, correcciones añadiduras en los márgenes, sobreescritos encima de la tinta original, sobreescritos cancelados y nuevamente escritos... Esto es así porque esta Consueta estuvo vigente durante 150 años (hasta 1699) y las normas y costumbres iban cambiando, así que había que adaptar el texto. El resultado, en fin, es un auténtico rompecabezas de una dificultad "verdaderamente extrema", lleno de obstáculos y trampas que "a veces pienso que nos pusieron a propósito y malintencionadamente" los redactores (siete u ocho manos, como mínimo) del manuscrito, comenta Serra con humor.
GARCÍA, Alfons
Levante - El Mercantil Valenciano (15-02-2009)
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