oaquín Alonso en una fotografía retrospectiva tocando las campanas durante una exhibición - LA OPINIÓN DE ZAMORA
Como cuna de campaneros, Villarrín de Campos se propone abanderar el mantenimiento de una tradición que se pierde año a año. Pasaron los tiempos en que el toque de campana anunciaba un acontecimiento extraordinario en el pueblo. A concejo, fuego, una muerte, la alborada, una rogativa, misa mayor.... Cada toque o repique interpretaba un hecho de relevancia. Tanta era su importancia, que el sonido de las campanas regía la vida de los pueblos, constituía el medio de comunicación por excelencia si de lo que se trataba era de reunir a la comunidad.
Aquellos toques, otrora habituales en la sociedad rural, han pasado a convertirse en una frágil reliquia sólo conservada por los viejos campaneros y asociaciones culturales empeñadas en evitar la extinción de las tradiciones. En tal empeño coinciden Joaquín Alonso Martín y la Asociación Cultural "Carpe Diem" de Villarrín de Campos, embarcados ahora en la organización de conciertos de campanas por toda Castilla y León, comenzando por las capitales de provincia, «que son las que disponen de mejor infraestructura», apunta Fernando Miñambres, presidente de "Carpe Diem".
El reto no es fácil. Se trata de ofrecer conciertos didácticos que no se limitan a «dar cuatro toques de campana» sino a ofrecer toda una exhibición en directo, con escenario, precedida de una introducción al mundo de las campanas, desde los egipcios hasta el 31 de diciembre de nuestros días, cuando todas las familias se reúnen en torno a las doce campanadas; «no hay mayor minuto de audiencia en la televisión que ese momento que anuncia el fin de un año y el principio de otro», apunta Fernando Miñambres. Tan mediático acontecimiento no es más que la estela de un uso antiquísimo, de un medio de comunicación tan primario como efectivo que con estos conciertos se pretende recuperar consiguiendo que los asistentes «no sólo oigan, sino que sepan el por qué de cada toque y vean cómo se toca». Hasta trece diferentes salen de las manos de Joaquín Alonso, maestro campanero curtido de niño en su pueblo, Villarrín, y más tarde en el Seminario de Astorga. «El concierto estará basado en la explicación histórica de cada toque», explica el presidente de "Carpe Diem", sin olvidar que "desde siglos el lenguaje de las campanas ha acompañado siempre a la humanidad".
La Asociación de Villarrín de Campos buscará el apoyo de las instituciones -ayuntamientos, diputaciones y Junta- «sin el cual será imposible sacar adelante este proyecto». De momento se ha conseguido el del Ayuntamiento de Valladolid, en cuya Plaza Mayor se inaugurará el ciclo de conciertos a finales de este año. Tocará llamar a las puertas de otras instituciones con la esperanza de que sigan los mismos pasos. «Puede ser un acontecimiento único y creemos que resultará muy interesante para la gente», declara Fernando Miñambres con la experiencia de otros conciertos apoyados por "Carpe Diem", como el que desde 1978 se celebra en el propio Villarrín. Este año precisamente se cumple el treinta aniversario de los "Encuentros campaneros de Villarrín", que pretende celebrarse con todo esplendor el próximo mes de septiembre.
Los conciertos en Castilla y León buscan la aproximación hacia un lenguaje tan universal como el del sonido producido por el tañido de una campana. Por algo el maestro Joaquín Alonso defiende el manejo de los badajos como un acontecimiento musical similar al que toca una batería en una orquesta moderna, «pues el repique de campanas es una habilidad con distintos pulsos que exige dominar este arte como maestros campaneros». De su mano sale un abanico de hasta trece toques y repiques -fiesta, alborada, Angelus, oración, concejo, fuego o arrebatos, rogativa, procesión, nube, din dan o muerte de un niño, muerte de mayores, vecera y misa mayor- que interpretan un acontecimiento de la vida del pueblo.
Al fin y al cabo, como alguien sentenció: "Las campanas han sido testigos sonoros de las alegrías y avatares que la humanidad vive cada día".
GÓMEZ, Irene
La Opinión de Zamora (20-03-2008)
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