LLOP i BAYO, Francesc - Informe sobre la próxima destrucción de la campana mayor del Monasterio del Salvador de Oña
Informe sobre la próxima destrucción de la campana mayor del Monasterio del Salvador de Oña
El pasado 2 de setiembre de 1995 asistimos, invitados por la Unidad de Cultura de la Diputación Provincial de Burgos, al II Encuentro Provincial de Campaneros que tuvo lugar en el campanario del Monasterio del Salvador de Oña.
Allí tuvimos el privilegio de escuchar el balanceo de la campana mayor, de forma romana, y seguramente del siglo XV, y decimos privilegio porque, a pesar de lo bien hecha que está la instalación mecánica, hay diversas causas concurrentes que aseguran su rotura antes de cinco años.
Por tanto, para evitar esta destrucción, hoy en día reparable pero siempre costosa, y desde nuestra condición de técnico de la Generalitat Valenciana, responsable directo de la restauración de más de treinta campanarios de la Comunitat Valenciana, coordinador del inventario de campanas de Catedrales de España del Ministerio de Cultura de Madrid, y uno de los responsables de los toques manuales de la Catedral de València, nos atrevemos a redactar este informe, para evitar una rotura que se va a producir irremediablemente si continúan las condiciones actuales mecánicas producidas por la reciente electrificación.
Remitimos copia de este informe al señor Rector de la Parroquia del Monasterio del Salvador de Oña; al señor Alcalde de Oña y al señor Jefe de la Unidad de Cultura de la Diputación de Burgos. Bien entendido que este informe supone únicamente un anteproyecto de restauración, ya que para realizar un proyecto completo sería necesario poder estar en el campanario con más sosiego y tiempo del que dispusimos la soleada, sonora y agradable tarde del 2 de setiembre pasado. No obstante, y muy a pesar nuestro, las conclusiones a las que llegamos en este trabajo no se opondrían al resultado de una investigación más intensa.
La campana mayor: estado actual
La campana
La campana mayor, de forma romana, es un magnífico ejemplo de campana medieval, colocada al servicio de la comunidad. Su inscripción, de la que sólo pudimos entresacar algunas palabras, debido no sólo al concurso de gente sino a la dificultad de rodearla por la parte exterior de la torre sin unos medios de seguridad adecuados, dice, entre otras cosas " por ¤ se levanten ¤ temprano ¤ recuerde ¤ el pueblo ¤ umano ¤ ...". A pesar de ciertas afirmaciones escuchadas, y por el tipo de epigrafía, la campana no debe ser anterior a 1450 ni posterior a 1550.
Por el desgaste de sus zonas, interna y externa, no debió ser casi nunca o nunca tañida "a volteo", aunque si se tocó mediante un badajo interior, que se conserva en la torre, y mediante un martillo exterior, que le ha dejado una importante marca.
La instalación mecánica
La instalación mecánica actual, aún en proceso de instalación, incluye una magnífica restauración del yugo de madera, posiblemente rebajado, ya que es probable que fuera más largo. También incluye la colocación de un motor de impulsos, que en Castilla llaman de balanceo y que en València llamamos de medio vuelo, porque la campana no llega a voltear nunca. Esta instalación (yugo, motor), es de un excelente acabado, a pesar de los inconvenientes que relataremos más adelante. No obstante hay un pequeño desajuste, ya que la campana, cuando está terminando de parar sigue sonando en uno sólo de los lados, una docena de veces, mientras que en el otro ya no vuelve a tocar: en una campana con la instalación bien equilibrada, debe terminar de sonar en ambos lados a la vez.
Finalmente se ha sustituido el pequeño badajo original por otro mucho mayor, bien instalado, pero excesivamente grueso y largo, como justificaremos a continuación. Si a este enorme badajo añadimos un electromartillo exterior también desmesurado, la rotura está asegurada.
Causas tradicionales que desaconsejan el balanceo
El balanceo en Europa
El balanceo, con diversos sistemas y modos de toque, es el sistema más usual de tocar las campanas en Europa. De hecho, en algunos lugares, como Alemania, las campanas sólo oscilan, y las diversas combinaciones de unas u otras en movimiento, y el momento en que son bandeadas, indican si es un toque de Angelus, de llamada a los oficios o de difuntos.
En algunos lugares (Inglaterra, ciertas regiones de Italia), las campanas llegan a quedarse levantadas, y oscilan dando medias vueltas, pero en ningún caso conocido voltean completamente, excepto algunas poblaciones francesas del norte de los Pirineos.
También hay gran tradición de los repiques, y así los belgas y los holandeses emplean hasta 50 y 60 campanas, perfectamente afinadas, para tocar melodías, mientras que los rusos hacen combinaciones sonoras rítmicas, teniendo fijas todas las campanas, entre ellas la mayor del mundo en activo, de cerca de 70.000 kilos.
La mayor campana de la iglesia católica está en la Catedral de Colonia, en Alemania, con cerca de 25.000 kilos, y esta se bandea unos pocos días al año, durante las grandes fiestas del ciclo litúrgico.
El balanceo en España
La gran variedad de tierras, lenguas y culturas que conforman la actual España se reflejan, a pesar de los motores o del olvido actual, en muy diversas formas de interpretar los toques de campanas.
Por lo general hay dos grandes formas de tocar las campanas en España: los repiques, moviendo los badajos, a menudo a gran velocidad, desde al menos dos hasta nueve o diez campanas a la vez, y los volteos a vuelta completa, que varían según los lugares desde una a todas las campanas de la torre, con un máximo de 18 de la Catedral de Sevilla (combinado con el repique de otras 6 mayores) difícilmente superable.
Únicamente en Catalunya, según nuestros conocimientos, se utiliza el balanceo, es decir la oscilación de la campana, para toque de fiesta, y allí tiene un yugo que le permitiría voltear, muy contrapesado, de manera que las oscilaciones son lentas, llegando a dejar, entre toque y toque la campana hacia arriba, parada e invertida.
En el resto de España, sin excepción, los balanceos son toques de muerto. Generalmente los balanceos se emplean para los toques de los difuntos más altos de la escala social (el Papa, el Rey, el Obispo, el Párroco), aunque en muchos lugares son el único modo de tocar a muerto.
Normalmente el toque de una sola campana, más o menos rápida, va asociado a las señales diarias (toques de oración, misas ordinarias). El repique de al menos dos campanas va asociado a las celebraciones menores (domingos y sus vísperas, misas cantadas). El balanceo se emplea, junto con los badajazos más o menos lentos, para difuntos. El volteo de una o de varias campanas, señala las fiestas y otros acontecimientos mayores (como la venida del Rey o del Obispo o el nombramiento del Papa). Por supuesto hay variaciones locales o regionales (como el repique más pausado de Burgos frente a la rapidísima "Molinera" de tierras de Salamanca o el volteo alternado de las dos campanas mayores, común a muchos lugares, frente al volteo aparentemente desordenado de todas las campanas de la Catedral de València para el día del Corpus).
Pero fuera de Catalunya es culturalmente inaceptable el uso del balanceo, ya que va asociado, siempre, en España, a toques de difuntos.
El balanceo en esta campana
Por el desgaste actual de la campana, ésta no volteó demasiado. La campana mayor de Oña debió estar fija, y tocar, posiblemente, mediante un martillo exterior, para las horas, y mediante un pequeño badajo interior, para las señales e incluso para las fiestas. Este uso limitado o incluso inexistente del volteo es lo que salvó la campana durante cinco siglos.
Causas mecánicas que desaconsejan el balanceo
El muro
El Ingeniero BERGAMO , fundidor de campanas en Villedieu-les-Poêles, en su comunicación al Primer Congreso Nacional de Campanología de Francia, recordó que los edificios, especialmente de piedra, ofrecen una gran resistencia a la compresión, esto es al componente vertical, o peso de las campanas, mientras que estas fábricas son muy sensibles al componente horizontal o empuje lateral de las campanas en movimiento, por la mala
respuesta de los muros al efecto de cizalla.
Si a esto le añadimos el fenómeno de vibración, que desplaza una gran masa en intensidad y dirección, y además la frecuencia de resonancia propia de los elementos estructurales del edificio, sensiblemente parecida a la de oscilación de una campana, se comprende como a menudo las campanas que se bandean producen una rotura repentina de los muros.
Aunque en algún momento la compresión vertical de la campana puede llegar a 4 veces su peso, según LEHR y AYRES , BERGAMO recuerda la gran resistencia de los paramentos a la compresión. El empuje vertical supone, en este caso, un esfuerzo mínimo en comparación con las presiones del propio edificio.
Sin embargo, según confirman ambos investigadores, el componente horizontal en campanas de balanceo llega a ser de 1,8 veces del peso de la campana, produciendo los efectos de cizalla antes señalados. Esto se ha resuelto, tradicionalmente, con campanas muy equilibradas, ya que al haber una menor diferencia de peso entre la campana y su contrapeso, aunque aumente la masa en movimiento, disminuye el impacto lateral hasta valores mínimos.
En el caso de campanas más desequilibradas es preciso establecer una estructura interna, antes de madera, ahora de metal, aunque con peores efectos acústicos, que absorbe las vibraciones laterales, por su elasticidad propia, y las transmite de manera vertical al propio edificio. A veces se trata de estructuras internas, casi tan altas como la torre, que está hueca, y que se apoyan en el propio suelo de la iglesia.
La campana romana
El doctor LEHR , el mayor experto mundial en estudios acústicos de campanas, y director del Nationaal Beiaardmuseum de Asten, en Holanda, analizó los diversos perfiles de campanas, comparando una romana (Figura 1), la de las horas de Santiago, con otras de Holanda y de la Comunitat Valenciana, que en Castilla llamarían esquilonadas (Figura 2). La romana tiene un aspecto más imponente, sugiere una masa mayor, pero es extremadamente delgada, llegando a tener menos de la mitad de grosor de una campana normal, en su falda, y entre 2/3 a 3/4 del grueso del labio, que es el lugar donde el badajo percute.
Esta aparente fragilidad repercute en su sonido, como es natural, produciendo un conjunto de armónicos muy diferente, que se caracteriza sobre todo por un tono más bajo que una campana de similar diámetro, debido al menor grosor de su perfil, y una cierta brevedad de dichos armónicos, excepto el Hum o resonancia, que es muchísimo más largo que en las otras campanas.
En consecuencia los toques de estas campanas suelen basarse en repiques muy rápidos, como pudimos comprobar en el encuentro de Oña, típicos de las tierras de Castilla y León. De este modo se crean unas nuevas resonancias envolventes, que no aparecen con el balanceo. El volteo queda extremadamente lento y solemne, por la escasa resonancia de este tipo de campanas.
El toque y su correspondiente badajo
BOLLÉE , otro fundidor francés, habla de los cuatro modos de tocar las campanas, al estilo de balanceo, común en Europa. Emplearemos las palabras francesas, ya que esos sistemas, ajenos a nuestra cultura, no tienen expresión correspondiente
en español:
Lancé, lancé franc
En este sistema, mayoritariamente utilizado, las campanas no tienen más yugo que un brazo, antes de madera y ahora metálico, formado por una gran viga recta de la que pende la copa. Para poner en oscilación las grandes campanas de 5 o 10 toneladas, usuales no sólo en las catedrales sino en muchas parroquias europeas, católicas o reformadas, hace falta que los motores, o los campaneros (casi desaparecidos) estén tirando varios minutos hasta que empiecen a sonar.
En principio, el badajo, que tiene el doble de grosor de la propia campana, percute en la parte baja, y se debe oscilar lentamente para que el gran peso de la maza no rompa el bronce. Luego, cuando el propio badajo entra en oscilación, debido a su gran tamaño (a veces es un metro más largo que la campana), empieza a tañer arriba: por eso necesita ser muy pesado, para llegar a besar la campana, como dicen en algunos lugares, es decir a rozarla, de modo que por su inercia se separe inmediatamente.
Este sistema produce unos ecos tan prologados que en algunos lugares de Alemania la campana suena casi como un continuo. Los golpes son muy regulares, lo que es extremadamente agradable para la cultura germánica pero tremendamente aburrido para los latinos, que preferimos una variación creativa y controlada, como la que se expresa en los repiques (que son aberrantes y peligrosos para las campanas según los centroeuropeos).
Para que la campana suene adecuadamente debe estar dentro de la torre por dos motivos: porque produce grandes esfuerzos laterales, como hemos dicho, y porque si oscila en una ventana, produce un golpe dentro y el otro fuera de la torre, contradiciéndose con la búsqueda de regularidad expuesta, puesto que la campana al moverse suena con un eco y un timbre diferente en un lugar, al aire, y en el otro, donde la torre forma una especie de caja de resonancia. Por esto las campanas europeas están dentro, ya que así su sonido, regular, repetido y amorfo, se expande por igual por todas las ventanas, parcialmente cerradas para aumentar la resonancia del bronce en movimiento.
Rétro
El sistema rétro es el utilizado actualmente en Oña: se trata de poner un contrapeso parcial, de manera que la campana oscile, sin llegar a voltear.
El esfuerzo producido en los muros es menor, pero aún es importante, y está en torno a 1,5 veces el peso de la campana, siempre y cuando el motor que la toca no la retenga y la pare de repente, ya que entonces la fuerza del badajo puede multiplicarse por 10 o por 15 veces su peso. En este caso el badajo es mucho menor, ya que no toca por inercia como antes, sino que repercute por peso. De manera especial, si se trata de una campana histórica, el badajo debe ser aún menor, acercándose al grosor real de la campana, para evitar que se desgaste y conservarla durante más tiempo.
Para este esfuerzo los muros del Monasterio no son bastante gruesos, a pesar de las excelentes fijaciones que se han hecho para mantener la campana en su sitio.
Rétro-lancé
El sistema Rétro-lancé es un sistema mixto, ya que se rebajan los ejes para que la misma campana sirva de contrapeso (algo usual en las electrificaciones anteriores de campanas en España, como muestras las dos romanas menores del Monasterio), pero se modifica el badajo, dotándole de un eje de giro a media campana y un contrapeso en el extremo interior, de modo que sigue tocando cuando sube, aunque a una velocidad más lenta y con menos fuerza.
Este sistema es bueno porque apenas afecta a la fábrica, pero es malo porque las campanas suenan lentas, con poca gracia, con menor potencia, y no tiene ningún precedente histórico en nuestra cultura.
Equilibré
El sistema usual en España. Las campanas tienen un yugo que va desde 2/3 partes del peso del bronce hasta 3/4 según las regiones y tradiciones. El esfuerzo lateral es algo mayor que en las campanas con el eje rebajado, pero infinitamente menor que en las campanas de lancé o de rétro. Los badajos son pequeños, para que reboten, pero no tanto para que reboten varias veces.
Propuestas de restauración de la campana mayor
La intervención de la campana mayor debe ser respetuosa, no sólo con la importancia de la misma, sino con su seguridad, su sonoridad, y la propia estabilidad del edificio.
El toque
La campana antigua apenas volteaba. Desde luego no bandeaba al estilo actual, con un yugo rebajado. Para que pudiese voltear, con seguridad, debería rehacerse el yugo, hasta su medida original, y volver a poner los ejes a la altura anterior (los huecos en el muro están ahora unos 50 cm más altos que antes).
Vistas las características de la campana, seríamos más partidarios de tocar exclusivamente a badajo.
El yugo
La restauración del yugo de madera ha sido excelente, pero ha supuesto importantes cambios: una disminución de su masa, para adecuar la campana a los nuevos toques, y una colocación más alta del conjunto, de modo que el nuevo badajo, mucho más largo, pueda oscilar libremente.
Los badajos
El badajo utilizado para la campana mayor de Oña es doblemente nocivo para la conservación de la misma: por su tamaño y por el lugar donde percute. El badajo es demasiado grande, y propio de una campana de dimensiones normales (por tanto con unas paredes al menos 1/3 más gruesas en el lugar de percusión) y además propio de campanas en sistema lancé. Por su tamaño y dimensiones, propias de otro tipo de campana y de instalación, sería suficiente para romper esta campana romana, si no fuera por una característica añadida que aumenta su poder destructivo: el badajo es demasiado largo, y en vez de pegar en el centro de la bola lo hace varios centímetros por encima, como lo muestra la pequeña marca producida en el hierro, con lo cual la masa inferior ataca aún con más fuerza al histórico bronce.
Otro tanto hay que decir del electromartillo, preparado para ser instalado en el día de nuestra visita al campanario: se trata de un mecanismo extremadamente potente, y que no nos atreveríamos a poner en la campana "Micalet", que toca las horas en nuestra Catedral de València, aunque ésta tiene 2,34 cm de diámetro y unos 8.000 kilos de peso. La campana de Oña tiene un diámetro aproximado de 150 cm, lo que supone, para una campana esquilonada un peso aproximado de 1.950 kg, y para una campana romana no más de 1500 kg.
Creemos que el error de la empresa instaladora, en la cual no cabe pensar que haya actuado con premeditación para destruir pronto la campana, consiste en haber transmitido a sus proveedores franceses las medidas de una campana, sin haber indicado que se trataba de una campana romana (por tanto un 30% más débil), para ser tañida al estilo rétro (por tanto con un badajo un 30% más pequeño) y además histórica: para este tipo de toque el badajo necesario debería ser como mucho un 50% de la masa del instalado, para asegurar la supervivencia de una campana, francamente amenazada. Si además no pega en su sitio y hay un electromartillo desproporcionado, la muerte de la campana está asegurada.
Propuesta de Restauración
En consecuencia, la campana mayor de Oña, visto su estado actual, su importancia histórica, y el tipo de yugo que tiene acoplado, sólo debería ser tañida a badajo, sin moverla para nada, y aprovechando el mismo badajo interno, de tamaño sensiblemente parecido al antiguo aún existente, y mediante un mecanismo que tirase de él como los antiguos tiraban de una cuerda.
En la Catedral de València tenemos un sistema similar, movido por aire comprimido, que tira de los propios badajos internos de las dos campanas mayores, para las señales diarias (tres toques de oración, cierre de murallas, ánimas). El émbolo tira de una cadena, que a su vez tira del badajo interior de la campana, que se voltea únicamente a mano.
Estado actual de la sala y de las otras campanas.
La instalación inadecuada de accesorios en la campana mayor es la más aparente de todas las actuaciones hechas en la torre, y es sobre todo la más grave, pues pone en peligro el elemento más valioso del conjunto. Pero no es la única actuación indebida, como veremos a continuación.
Estado actual de la sala
El campanario de Oña o sala de campanas es uno de los lugares más insólitos que hemos conocido, ya que está abierta hacia atrás, con lo que se producen ecos y distorsiones que sólo deben favorecer la resonancia de la campana mayor. La propia cubierta, y los huecos entre ésta y las bóvedas no ayudan para nada a difundir los toques de las tres campanas menores, sobre todo de la otra antigua, de forma esquilonada, y que desde la torre suena magníficamente, pero cuyo sonido apenas se expande a la plaza. No digamos nada de la esquila o campanillo de la planta superior, aislada acústicamente de las otras, y cuyos sones que no escuchamos, deben quedarse dentro de la espadaña.
Estado actual de las otras campanas
Las instalaciones de las otras campanas tampoco carecer de graves defectos de instalación. Suponemos que la campana (1) es la esquilonada, junto a ella está la (2), romana y con yugo de hierro y motor de volteo, la (4) es la mayor, junto a la anterior y con yugo de madera, cuya importancia ha motivado este informe, y la (3) es la contigua y última campana de la torre, el estado es el siguiente:
(1) Magnífico yugo de madera, mal conservado. El martillo exterior pega demasiado bajo y puede romper la campana.
(2) Yugo de hierro, de mala calidad. Motor continuo de volteo, con fuerte retención. El martillo exterior pega demasiado bajo y puede romper la campana.
(3) Yugo de hierro, de mala calidad. Está mal ajustada y por eso queda torcida. Tuvo motor continuo de volteo, con fuerte retención, ahora desmontado. El martillo exterior pega en su punto. Sin embargo está instalado de lado y puede romper la campana.
Actuaciones ante el estado de la intervención
Ante las gravísimas actuaciones que no sólo ponen en peligro la campana más valiosa de la torre, sino que limitan sus toques y los de las demás cabe actuar de manera contundente, para evitar que estas campanas, sus instalaciones y sus toques, que están protegidos por la Ley de Patrimonio Histórico, sean expoliados. Para hacer efectiva esta protección es preciso detener cautelarmente las obras de restauración, y solicitar un proyecto de intervención que tenga en cuenta los principios básicos:
Que respete las instalaciones tradicionales, sin poner en peligro a las campanas, sus accesorios, o al propio edificio.
Que los motores y otros mecanismos reproduzcan los toques tradicionales y no otros ajenos o extraños a nuestra cultura
Que los motores, los mecanismos y las instalaciones no impidan, para nada, los toques manuales, tanto los repiques como los volteos.
Paralización cautelar de las obras
En consecuencia, la Administración competente - en primer lugar el Ayuntamiento, pero también la Diputación Provincial y la Junta de Castilla y León, de manera subsidiaria - deben paralizar las obras, porque ponen en peligro la integridad del bien. Si no existe un proyecto presentado para esta intervención, convenientemente autorizado, es necesario, antes de seguir trabajando, la presentación, ante la Administración competente, del correspondiente proyecto.
Proyecto de restauración
El proyecto de restauración debe tener en cuenta no sólo las campanas, sino sus instalaciones y también la expansión acústica de su sonido.
Lo lógico sería construir una sala de campanas, delimitando el espacio sonoro, incluso con una falsa bóveda, para expandir el sonido hacia afuera, y no hacia el interior de la cubierta. Con esta solución sonarán menos las campanas en la iglesia, y quizás se hizo para que sonasen dentro, cuando era un monasterio. Pero ahora, que se trata de un templo al servicio de la población, parece más adecuado que el son de las campanas salga, y por tanto se expanda. La sala de campanas se podría tratar como se hizo para el concierto: marcando un espacio sonoro tras las campanas, y rebajando el tejado, aunque fuese con tablas, de modo que el lugar sirva de resonancia y expansión del sonido hacia afuera.
Las dos campanas romanas pequeñas deben recuperar sus yugos de madera, que aseguran su conservación, y mejoran su sonoridad y potencia. Los motores de volteo deben ser de los llamados de impulsos, que reproducen los gestos del campanero, sin frenar la campana, que sigue girando libremente hasta su detención, y que no impiden el volteo manual. Los electromartillos de las tres campanas pequeñas deben disponerse de tal modo que no dificulten el volteo mecánico o manual. La campana menor de la sala debe ser restaurada, de manera que el yugo histórico sea conservado, aunque se le pudieran cambiar los ejes y acoplar unos cojinetes, para facilitar su volteo.
La campana mayor, que merece el respeto más grande, no debiera voltear, y menos aún bandear. Sería conveniente, por la seguridad de la campana, que se tocase con el propio badajo antiguo, u otro de similar tamaño, mediante un sistema que tire del propio badajo y no percuta exteriormente. En el caso que se decidiera voltearla, el yugo de madera debe recuperar sus proporciones y peso originales, y los ejes deben instalarse a la altura anterior. No debe permitirse el toque con el actual badajo, o con el electromartillo previsto, ya que ponen en gravísimo peligro la seguridad e integridad de la campana.
Estamos dispuestos, si se considera conveniente, en seguir colaborando, para que este conjunto, y sobre todo la campana mayor, recuperen una sonoridad, unos toques, y una conservación, que en estos momentos están en peligro de desaparecer para siempre.
LLOP i BAYO, Francesc LLOP i BAYO, Francesc (1995)