A petición del arquitecto Francisco Juan, que está redactando el proyecto de restauración, hemos visitado el campanario de Nuestra Señora de los Ángeles de Chelva, incoado BIC. Este proyecto se está haciendo para aprovechar las pequeñas ayudas concedidas por la Diputació de València en 2000 y 2001.
Campanas de la torre
La torre tiene dos conjuntos de campanas, ubicados en plantas distintas y con diferentes cometidos. Las dos campanas del reloj, del siglo XVIII, están en la parte superior del edificio, conectadas mediante unas largas transmisiones al antiguo reloj. Estos dos timbres, de uso exclusivo horario, son de gran interés, tanto por su antigüedad como por su especial sonoridad y forma.
En la sala de campanas hay cuatro, que conservan las instalaciones tradicionales, aunque son pulsadas por antiguos motores de impulsos, que fueron instalados en 1996. Estos mecanismos reproducen más o menos los toques tradicionales y no deben impedir los manuales. Su instalación, sin embargo, es extremadamente provisional y chapucera, aunque parece que siguen funcionando.
Sala de campanas
La sala de campanas conserva, por el suelo, las antiguas cuerdas de los campaneros, diversas sillas y mucha basura procedente de aves. También cuenta con la caja de control de los motores eléctricos, que está bien instalada, con un interruptor de desconexión externo.
En las ventanas de las tres campanas menores hay una especie de troneras, que probablemente fueron dispuestas durante las guerras civiles del XIX o del XX. También hay una mala plataforma de madera, en el centro de la sala, a unos 2,50 metros, que debió servir para los mismos fines bélicos (así como un entabicado en la terraza). La estructura de madera no tiene utilidad para los toques y debe producir distorsiones acústicas. Estos elementos defensivos, de escaso interés y de mala factura, deben ser necesariamente documentados y desmontados, dejando las cuatro ventanas con los muretes originales, aproximadamente de la misma altura de la campana mayor.
Los huecos donde está dispuestos los rodamientos de las campanas han sido rebajados, sin enlucir. Estos huecos deben permanecer, para trabajos de mantenimiento, pero enlucidos. También es conveniente disponer, en cada uno de los cuatro arcos de la sala un a modo de mechinal o taladro central, que llegue hasta la terraza, para permitir el paso de un cable de acero del cual colgar el polipasto para el futuro mantenimiento de cada una de las campanas, así como para permitir su desplazamiento.
El reloj mecánico
En una sala inferior se encuentra un reloj, de finales del XIX, que hasta hace poco seguía funcionando gracias a una cuerda manual diaria. Esta maquinaria industrial, mal conservada, movía una singular esfera que marca horas, días de semana y del mes, pero que por su construcción artesana debe ser corregida manualmente (meses de 31 días). Así ayer día 2 de mayo marcaba el día 1. Sin embargo el reloj está actualmente parado, y el mecanismo de la esfera está gestionado por un gran y antiguo ordenador, instalado en la propia sala de campanas. Esta actuación, que destruye el elemento patrimonial más singular de la torre (reloj y campanas horarias) no ha sido autorizada, ni siquiera conocida por la Direcció General de Patrimoni Artístic, a pesar de tratarse de un BIC. Aunque han instalado un mecanismo automático para la gestión de las saetas, los martillos de las campanas horarias siguen sonando a través de una larga transmisión (cable de acero) que atraviesa varios niveles hasta llegar a la terraza superior. Esta transmisión era innecesaria, porque se podían haber instalado los mecanismos de tiro en la propia terraza, eliminando cables y problemas de ajuste.
El reloj parado carece de interés patrimonial, y no se justifica la rotura de las salas inferiores para el paso de unas pesas que ya no funcionan. Sin embargo la ubicación de la maquinaria en la sala garantiza, al menos, su conservación física como mecanismo de interés histórico.
Resumen
Las actuaciones propuestas, que debieran ser incluidas en el proyecto de restauración, pretenden conservar y aumentar las características peculiares del campanario, es decir la acústica, la conservación de sus elementos y de sus instalaciones, así como la recuperación del aspecto visual original.