San Isidro era un pequeño caserío en medio de la Huerta. Nunca llegó a constituir un municipio, pero si que formaba una comunidad, un conjunto de gente con una idea de pertenecer a un mismo grupo. La población aglomerada quedó totalmente aislada de las alquerías pues el río nuevo cortaba en dos los campos, mientras que la nueva vía de tren separaba las casas hacia el lado de València. El pueblo iba languideciendo, al desaparecer la mayor parte de su territorio, las fiestas y las costumbres colectivas y la población, que tuvo que emigrar. Ahora, sin embargo, las fiestas han sido recuperadas, y de manera especial las del Santísimo Cristo de la Fe y las de Santa Rita. Y pensaron que las campanas de la torre tenían que volver a tocar. Ya habían cambiado hacía unos años los yugos antiguos por otros, preparados para el toque automático, pero no se atrevieron a electrificar las campanas pues temían que los motores fueran repetitivos y monótonos. Y tenían las campanas calladas.
El año pasado, sin embargo, el GREMI DE CAMPANERS VALENCIANS recibió el encargo de hacer los toques para la fiesta de Santa Rita, y este año ya tocamos para las dos festividades. Pusimos, también, un sistema de tirantes de acero que permiten el toque manual de misas, pequeñas festividades y entierros, con lo cual se recupera la voz diaria de las campanas.
La torre es pequeña, un cuadrado de unos 170 cm de lado, pero muy limpio y aseado, no solamente en el cuarto de las campanas sino en toda la escalera. En el campanario, ocupado casi en la mitad por la escalera de acceso, hay cuatro campanas.
La pequeña es una campana muy interesante, quizás el objeto más interesante de la parroquia. Procede de la alquería de Burguet, antes cercana pero ahora separada por el río. Allí se veneraba antiguamente al Santísimo Cristo, y aÚn queda la espadaña vacía donde sonaba esta campana, que tiene 26 cm de diámetro y pesa 9 kilos. Lleva, como Única inscripción " # ANO + 1767 # " . En la otra cara ostenta los signos de la Pasión: una escalera, la lanza, el martillo, el látigo, el palo con la esponja. Fueron realizados con una técnica muy antigua, mediante pequeños trozos de cera pegados al molde de la campana y esculpidos. El yugo, de madera, necesita ser restaurado para que siga manteniendo su interés original. Como la mayor parte de las campanitas de su estilo no volteaba sino que iba a medio vuelo. Ahora no se emplea pero habría que darle un uso específico: quizás para llamar a los niños al catecismo o incluso para llamar a las misas diarias, dejando las otras para las oraciones o los toques de los domingos y festivos.
Las tres campanas restantes, con yugo de hierro, se emplean para los volteos. La menor mide casi 46 cm de diámetro y dice " # # SAN JOSE # # DEDICADA A LA YGLESIA # DE SAN ISIDRO A EXPENSAS # DEL DR D. JOSE ARBELLA CURA # DE CORBERA AÑO 1905 # # " . Las letras están muy decoradas y las asas tienen sendas cabezas de león. Las dos mayores corresponden a un modelo experimental, que no prosperó, pero que tiene mucho interés: son campanas sin asas, taladradas desde el origen en su cabeza, con lo cual se abaratan los costos, sin reducir, si están bien instaladas, su sonoridad. Fueron hechas en " 29 DE JUNIO DE 1955 " por los Hermanos Roses de Silla, y están dedicadas a " INMACULADA CONCEPCION " , la mediana, con 63 cm de diámetro y unos 144 kilos, y a " SAN ISIDRO " la mayor, con 80 cm de boca y unos 296 kilos.
El volteo de estas campanas, muy agradable por su sonoridad, supone la recuperación definitiva de otro juego que estuvo demasiado tiempo callado.
Francesc LLOP i BAYO
(Publicado en "Iglesia en Valencia" - València - 1991)
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