80 sacerdotes extranjeros aportan su grano de arena a la Iglesia valenciana

Los presbíteros llegan a la diócesis desde distintos países para estudiar y ayudar a las comunidades, tanto urbanas como rurales, que no tienen párroco
Los clérigos celebran esta semana las jornadas para analizar y reflexionar sobre su función pastoral

Leonardo Gonzalbes en la ermita de Santa Lucía. Foto MARSILLA, I.
Leonardo Gonzalbes en la ermita de Santa Lucía. Foto MARSILLA, I.

Son 80 los sacerdotes de origen extranjero que suman sus esfuerzos al trabajo de la Iglesia valenciana allí donde falta párroco o se requiere apoyo pastoral. Ahora van a participar en las jornadas dedicadas a sacerdotes extranjeros que comenzarán el próximo miércoles y se extenderán hasta el viernes, según confirmó el arzobispado. En ese encuentro, organizado por la delegación episcopal para el clero, surgirán muchos de los temas que acompañan el día a día de los presbíteros de otros países que se encuentran en tierras valencianas. Los asistentes reflexionarán sobre aquellas cuestiones que son propias a su labor.

José Máximo Lledó, delegado episcopal para el clero, destaca la «gran ayuda» que estos sacerdotes aportan. «En algunos pueblos apoyan al párroco y donde no lo hay son administradores parroquiales». Enumera los destinos que cuentan con su colaboración. Habla de pequeños núcleos rurales como Ademuz, La Yesa o Chelva. Pero también de municipios grandes como Dénia, Xàbia, Torrent o Valencia.

El encuentro de los días 23 al 26 servirá para reflexionar sobre distintas cuestiones a partir de las conferencias 'La mirada al mundo y a nosotros con los ojos de Cristo', 'En la intimidad con Cristo', 'La fraternidad sacerdotal', o 'La misión del ministro ordenado'.

Uno de los asistentes será Leonardo Gonzalbes, que llegó desde Argentina para estudiar un doctorado en Sagradas Escrituras. Además de acudir a sus clases, atiende las necesidades de la ermita de Santa Lucía en Valencia.

Esta experiencia en la diócesis la comparten curas llegados de Argentina, Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Ruanda, El Congo y Guinea, entre otros países. Todos siguen una hoja de ruta similar a la de Gonzalbes, quien al relatar su experiencia destaca que se siente «muy contento» de poder participar en el trabajo pastoral desde la ermita de Santa Lucía y también por «compartir la experiencia con compañeros de otras nacionalidades».

Gonzalbes, que conoció al hoy papa Francisco «en el santuario de Nuestra Señora de Luján en Argentina, por donde él iba mucho», explica que la «gran mayoría de los curas extranjeros que han venido a Valencia se encuentran en zonas donde no hay párroco».

Llama la atención sobre el hecho de que ahora la media de edad de los presbíteros de la diócesis de Valencia se «sitúa entre los 68 y 70 años. Faltan sacerdotes jóvenes». En estos momentos la diócesis cuenta con 720 curas, según datos del arzobispado. El número de seminaristas lleva varios años manteniéndose constante en torno a los 70.

Salen de sus respectivas diócesis con el permiso del obispo y «con un compromiso por tres años». La mayoría proceden de países americanos, circunstancia que a juicio de Gonzalbes aporta «una fe más cálida, más joven. América es joven, allí la fe ha tenido sus crisis, pero es distinta a la europea».

Su estancia en Valencia ha permitido a este sacerdote argentino poner en práctica la aproximación a las personas. Cada día, después de la misa demuestra su estilo pastoral: «Salgo hasta la entrada y saludo a la gente. Además, procuramos tener abierta la puerta. Tratamos de dar vida a la parroquia».

Prácticas pastorales


Fijar la mirada en la presencia de curas extranjeros en territorio valenciano permite encontrarse con el joven finlandés Oskari Yuurikala, sacerdote del Opus Dei recién ordenado que se encuentra en Valencia para realizar prácticas pastorales en la iglesia de San Juan del Hospital. Allí, como él mismo explica, su misión comporta la «predicación de meditaciones, confesiones y labores de dirección espiritual».

Lleva varios meses en estas tierras y la experiencia adquirida le ha permitido descubrir que hay «mucho por hacer», afirmación que para este joven de 35 años llegado de un país con escasa presencia católica, supone «un reto». En sus declaraciones Oskari constata «cierto desánimo» respecto a la aproximación de los jóvenes; tiene la impresión de que entre los católicos se ha asentado «la sensación de que estamos perdiendo».

El octavo cura católico de Finlandia en cuatro siglos

Esta circunstancia no le asusta. Viene de una tierra donde «hay ocho parroquias en todo el país. Los luteranos representan el 80% de la población». Sin embargo en Oskari, que siendo ateo conoció al primer católico cuando tenía 20 años, venció la vocación de la Iglesia. Se convirtió, conoció el Opus Dei y el pasado verano recibió la ordenación en Roma. Ahora aprende y ayuda en San Juan del Hospital al tiempo que agradece las prácticas porque en Finlandia «habría sido difícil coger experiencia»
GARCÉS, Laura
Las Provincias (21-11-2016)

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Última modificació: 20-04-2024