El agua de Sau pierde calidad por el cambio climático - Autor: PELAYO, Andrea / EL MUNDO
Cada año vemos una mayor parte del campanario de Sant Romà, en el pantano de Sau, por culpa del cambio climático y de los efectos de El Niño. Eso es lo que apunta el último estudio presentado por el Instituto Catalán de Investigación del Agua (Icra), donde se señala que el embalse, que abastece de agua a la capital catalana, recibe hoy en día un 44% menos de agua que en 1964 como consecuencia de la tendencia climática de los últimos años.
El informe destaca que, mientras en los años 60 –cuando se registraron los primeros datos en este pantano– el agua que entraba en Sau permitía llenar el embalse cuatro veces al año, actualmente el río Ter sólo puede llenarlo 2,2 veces en el mismo periodo de tiempo, lo que constituye una reducción de casi la mitad equivalente al volumen de agua potable urbana consumida en Cataluña durante 4 meses.
El estudio tampoco es optimista en cuanto a la calidad del agua del embalse barcelonés. Según revelan los expertos del Icra y del grupo de investigación de dinámica fluvial Flumen, que dirigen conjuntamente el análisis, la menor cantidad de agua que entra al embalse repercute negativamente en su calidad, como demuestra el déficit de oxígeno registrado en el agua del pantano. A menos agua, menos oxígeno y, por lo tanto, menos riqueza. Así, los periodos más secos y el aumento de temperaturas provocados por el cambio climático, especialmente notables a partir de los años 80, tienen un efecto directo sobre la cantidad y la calidad del agua.
Publicada por la revista Global Change Biology, esta investigación es pionera en el estudio a escala internacional de los efectos de El Niño, una anomalía climática cíclica que se produce en el Pacífico y que afecta entre 8 y 13 meses después a Sau en forma de disminución del cabal del río Ter que lleva el agua al embalse, como han revelado los expertos científicos de los dos centros que han impulsado el informe.
Además, el director del estudio e investigador del Icra, Rafael Marcé, advirtió en la presentación de los resultados de que las obras emprendidas para recuperar agua y depurarla dentro del Pla General de Sanejament de la conca del Ter, en los años 80 y 90, fueron el primer caso en la Penísula Ibérica de reducción de la falta de oxígeno disuelto en agua en un 30%. Sin embargo, Marcé se apresuró a afirmar que, de no haber existido el cambio climático, la mejora del agua hubiera alcanzado un 48%.
Todos estos resultados sugieren que si las predicciones climáticas en nuestra región se cumplen, implicarán, a medio plazo, una reducción importante de la calidad del agua de nuestros embalses que sólo podría ser contrarrestada con la afinación de los procesos de depuración de las aguas residuales.
De ahí que Marcé destacase que "los datos obtenidos son claves para descifrar el futuro de los recursos fluviales en Cataluña". Los expertos insistieron en que el estudio es un claro aviso para los gestores de agua de todo el mundo del riesgo en lo referente a la calidad y la cantidad de agua, así como de los costes elevados que tendrá su tratamiento mediante desalinizadoras. Sau, indican, es un buen ejemplo de las consecuencias de El Niño y del cambio climático ya que es el ecosistema del Mediterráneo que cuenta con datos históricos más antiguos, ininterrumpidos desde que se llenó por primera vez en 1964.
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