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© El Comercio (2014) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 25-04-2024 |
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No hace tantos años, y en ese patio que mira al tránsito de Santa Bárbara, donde hace menos de dos décadas se descubrieron restos que algunos arqueólogos ubican como prerrománicos, vivía el último campanero que tuvo la Catedral antes de que aquello de tañer las campanas pasara a depender de una máquina. «Muchas veces, el campanero, el señor Cartón, dormía en la sala de pesas porque había muchos toques que dar», explica el sacerdote José María Hevia. Descansaba en una pequeña habitación habilitada para ello y desde la Sacristía le advertían con una pequeña campana que se conserva en la antesala de la Cámara Santa y cuyo yugo aún puede verse sobre el tejado de la nave central de la Catedral. «Luego tocaba las campanas con dos manos y dos pues en los pedales», relata Hevia. El campanero vivía allí con su mujer y sus hijas que de niñas portaban la hidria de las bodas de Canán, una de las reliquias que se custodian en la Catedral, con el agua bendita el día de San Mateo, tradición que aún hoy siguen cumpliendo.
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