BELATEGUI, Q. - «Tengo muchas razones para vivir, no solo el cine»

«Tengo muchas razones para vivir, no solo el cine»

La primera cineasta que recibe el Premio Donostia sigue rodando a sus 89 años con la misma libertad que al inicio de su carrera

Agnès Varda recibirá el Oscar de Honor el próximo 11 de noviembre. «Es como una broma», desmitifica. «Los Oscar se los dan a personas muy conocidas que han hecho ganar mucho dinero. Directores que son como los bancos. Y mis películas nunca han recaudado nada», confiesa. Varda incluso pensó en no recogerlo, pero su hija le preguntó si estaba loca. «Soy una pobre artista francesa que recibe un Oscar, eso me hace reír, pero no puedo negarme. En América gusto mucho a los cinéfilos, a una pequeña y marginal parte de la población».

A este «dinosaurio» de la Nouvelle Vague, como se autorretrata, parece hacerle más ilusión el Premio Donostia, que ayer, por primera vez en su historia, recayó en una directora. «Significa que hay gente a la que le sigue gustando lo que hago y me anima a continuar». A sus 89 años, Varda sufre degeneración macular, una enfermedad que hace que vea borroso. Pese a ello, sigue rodando películas tan libres, rompedoras y emocionantes como 'Caras y lugares', el filme que presenta en San Sebastián y que se estrenará en las salas españolas el año que viene.

Varda se empeñó en ser directora cuando las mujeres detrás de la cámara se contaban con los dedos de una mano. Casi todos los inventos atribuidos a cineastas modernos son formas de mirar la vida que ella ya utilizaba hace medio siglo. En 'Cleo de 5 a 7' (1961), su película más popular, seguía en tiempo real a una mujer que espera el resultado de unas pruebas médicas. Su propia vida es la materia de su cine, como en 'Caras y lugares', donde recorre Francia junto al artista y fotógrafo callejero J. R.

«Filmo mis manos con sus venas y arrugas y se las enseño a mis cinco nietos. Ellos dicen que su abuela tiene paisajes en las manos», cuenta la viuda de Jacques Demy, el inolvidable autor de 'Los paraguas de Cherburgo'. La muerte a esta mujer menuda de inconfundible melena corta bicolor no le asusta. «Tengo muchas razones para vivir, no solo el cine. Mi cuerpo se estropea, pero todavía puedo trabajar con mucho placer. Gracias a mi hija, que se ha encargado de la producción, he podido hacer esta película poco a poco. Estoy rodeada de gente que me ama y me protege».

Atrevimiento

'Caras y lugares' demuestra que se puede ser casi nonagenaria y tener más atrevimiento que un veinteañero. Varda y J. R. viajan en la furgoneta-fotomatón del artista en busca de rostros: un agricultor que cosecha él solo con su tractor 800 hectáreas de tierra, las mujeres de los estibadores de El Havre, el campanero de un pueblo... El filme rebosa humanismo, fraternidad con Francia y su gente y amor al cine. Una celebración de la vida teñida de melancolía en el recuerdo del orgullo obrero, de su amado Jacques Demy o del otro 'dinosaurio' vivo de la Nouvelle Vague, Jean-Luc Godard, a quien van a visitar aunque este les da plantón.

BELATEGUI, Q.

La Verdad (25-09-2017)

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