La Semana Santa se cierra como se abre, con los niños de protagonistas. El Domingo de Ramos lo son llevando las palmas y el de Resurrección con las campanillas de los Facundillos. Durante la mañana, todo el entorno de la Catedral, centro y el Realejo suena a campanillas de barro, que en la mayoría de los casos no sobreviven a la jornada. Tiempo ahora de hacer balance final. Y este año será bueno.
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