Ángel Rufino de Haro pidió por la Asociación Española Contra el Cáncer, Proyecto Hombre y el Banco de Alimentos antes de soltar tres palomas por la paz mundial
El folclorista Ángel Rufino de Haro, «El Mariquelo», cumplió con la tradición, en su caso por trigésimo año, y desde el balcón de la campana María de la O de la Torre de las Campanas de la Catedral de Salamanca, dedicó sus peticiones y acción de gracias a la Asociación Española Contra el Cáncer, Proyecto Hombre y al Banco de Alimentos.
Antes de comenzar con la ascensión, que por segundo año consecutivo se vio limitada por el Cabildo de la Catedral de Salamanca a la campana María de la O, en vez de al cupulín y veleta que corona el conjunto catedralicio salmantino, «El Mariquelo» agradeció el apoyo que a la tradición dan «la gente, los medios y las instituciones», entre las que citó al Ayuntamiento de la ciudad, a la Diputación provincial y a la Universidad de Salamanca.
También esperó «que la acción de gracias se cumpla», así como el sello de la Junta de Castilla y León para que la tradición se vea convertida en Fiesta de Interés Regional. «Ya está todo ultimado y solo queda su visto bueno», afirmó. Por último, y en referencia a la posibilidad de buscar un sucesor, «El Mariquelo» respondió socarronamente: «Estoy en plenitud. Hasta dentro de 30 o 40 años más me considero con poderío», informa Ical.
Tras ello, y mientras se desarrollaba una actuación de folclore charro en la plaza de Anaya, en la que se congregaron decenas de salmantinos y turistas para seguir la tradición, «El Mariquelo» inició la ascensión por las escaleras del «Ieronimus» de la Catedral de Salamanca con paradas en la terraza del conjunto catedralicio; el reloj de la Torre de las Campana; y en la balconada de la campana María de la O. Allí, exactamente a las 12.00 horas, repicó 18 veces la campana para acompañar a las 12 campanadas horarias con las que hacer un nuevo guiño a su aniversario.
La tradición de la subida a la Torre de las Campanas de la Catedral de Salamanca procede del 31 de octubre de 1755, cuando el seísmo registrado en las costas de Lisboa, catalogado con un 9 en la escala de Richter, provocó un temblor que se extendió por toda la comunidad castellano y leonesa. Como consecuencia de ello, los salmantinos acudieron a refugiarse en la Catedral Nueva, finalizada apenas 22 años antes, salvándose de las posibles consecuencias del seísmo.
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