El maestro musical Víctor Sanz Gómez, el pasado viernes, junto a la iglesia de Santo Tomás, en la capital segoviana - Autor: KAMARERO
Gracias a una beca de la Diputación, el musicólogo Víctor Sanz trabaja en un proyecto inédito para documentar la historia y uso de las campanas de 17 pueblos de la provincia
Instrumento a veces tan desconocido como olvidado, su presencia es tan natural en los pueblos que ni aun cuando suena, los lugareños miran hacia donde proviene el sonido. La campana, en torres y espadañas, forma parte del paisaje sonoro rural.
“Aunque te convido al templo, siempre me quedo en la torre”. El profesor José Ignacio Palacios Sanz encontró esta inscripción en una campana de la localidad Soriana de Nomparedes. Gracias a este estudio, en el que catalogó alrededor de 1.700 campanas conservadas en la provincia de Soria, el musicólogo, dulzainero, percusionista y maestro de música segoviano, Víctor Sanz Gómez, comenzó a interesarse por este instrumento. Sanz coincidió con Palacios cuando el segoviano realizaba un máster en Música Hispana en la Universidad de Valladolid (Uva) y fue tras conocer aquel estudio cuando quedó ‘fascinado’ por el instrumento y se lanzó a realizar un proyecto ‘inédito’ en Segovia. Con independencia de artículos o estudios ‘esporádicos’, como el de José Luis Alonso Ponga, que analizó las campanas de la Catedral de Segovia, en un trabajo más amplio de análisis de los bronces de las seos de Castilla y León, hasta ahora nadie había realizado un estudio sistemático, con criterios científicos, sobre la presencia de campanas en la provincia de Segovia.
La Diputación Provincial, a través del Instituto de la Cultura Tradicional Segovia “Manuel González Herrero”, premió a Sanz con una beca y, desde hace algo menos de un año, el joven segoviano trabaja en investigar la historia y función que tuvieron y tienen las campanas de los pueblos. El músico, natural de Caballar, aunque muy vinculado a Cantalejo, decidió ceñir su proyecto de investigación en los bronces de uso religioso que se conservan en la comarca del río Pirón-Turégano, que integra un total de 17 pueblos y 18 iglesias, correspondientes a la extinta Vicaría o Arciprestazgo de Turégano.
Tras obtener el oportuno permiso de la Delegación de Patrimonio del Obispado, Sanz ha completado la primera fase de su estudio, con la visita a los campanarios de las 18 iglesias, para inventariar y catalogar las campanas religiosas y tomar nota de detalles como medidas, epigrafía y decoración grabada, donde en ocasiones puede conocerse quien fue el maestro fundidor encargado de construirlas. “No todas tienen fecha aunque en la gran mayoría consta el año y por quien fueron encargadas”, explica el investigador, que precisa cómo la gran mayoría de las campanas de las parroquias visitadas están datadas en los siglos XVIII y XIX. Solo con esta primera fase, la investigación ha dado ya resultados ‘sorprendentes’ que el investigador elude, por el momento, desvelar, porque “forman parte del secreto del sumario”, bromea.
La segunda fase de la investigación pasa por acudir a los libros de fábrica y de cuentas de los archivos parroquiales y civiles para contrastar los datos inscritos en el instrumento y obtener nueva información, referida, por ejemplo, al coste del instrumento de bronce.
Asimismo, en una tercera fase, la investigación pasa por realizar múltiples entrevistar a antiguos campaneros, sacerdotes y a los habitantes de las 17 localidades, especialmente de la gente mayor, para conocer cómo ha cambiado el uso y función de las campanas y sus distintos tipos de toques. A juicio del investigador, entre la despoblación del medio rural y la ‘mecanización’ de los campanarios, apenas se conservan los toques de campana.
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