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© Benissoda (2015) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 19-04-2024 |
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La fiesta de San Antonio en Benissoda, hasta el año 1972, se venía celebrando el 17 de Enero, día que el Santo tiene asignado en el calendario y nada se oponía al cumplimiento del sencillo programa de festejos casi perpetuo: día 16, acarreo de leña y a la Foguera, día 17, actos religiosos en honor al Santo y el día 19, la Fesolá.
Poco a poco, sin apenas darse cuenta, fueron cambiando las circunstancias y cosas que antes resultaban fáciles ahora se presentaban irrealizables. Se había iniciado la mecanización del campo y el cambio de cultivos, sobre todo en las huertas; cada día había menos caballerías, desaparecía el recrío de animales estabulados, los arados se pudrían debajo de los algarrobos y la industria esparto – alpargatera, que en otros tiempos había prestado buenos servicios al pueblo, ahora olía a rancio y estos y otros cambios colocaban a la Fiesta ante el dilema de tener que cambiar el orden de los festejos o morir.
Se iniciaron las gestiones para realizar el cambio que se creía que podía salvar la Fiesta y tanto los festeros como el Sr. Cura, el Sr. Alcalde y cuantos fueron consultados, todos dieron su conformidad y ofrecieron su colaboración para salvar la Fiesta de San Antonio, nuestra Fiesta. Nuestra porque es la más hondamente sentida por los benissodenses que tienen una gran Fe en Sant Antoni y están seguros de que a cualquier hora del día y de la noche encontrarán al Santo amigo, que nunca hace tarde cuando se trata de acompañar, ayudar, aconsejar y guardar o defender a quien le invoca.
“Pare Sant Antoni lliura-nos d’una mala llengua i d’un fals testimoni i guarda-nos de tot mal”Año 1974, día de la Foguera de Sant Antoni en Benissoda. En la plaza rebosante de leña, unos hombres hacha en mano trocean pinos y árboles que van reduciendo a porciones pequeñas, que otros hombres van colocando en la “pira” que al toque del Ave María será encendida para que sus llamas purificadoras conviertan en cenizas las pequeñas rencillas, envidias y rencores que puedan existir entre devotos de un mismo santo, amantes de una misma fiesta y todos conservadores de la más bella tradición de Benissoda.
Desde el retablo de la Plaza, la bondadosa imagen de Sant Antoni del Porquet parece bendecir a los festeros de este año y a los hombres, mujeres y niños que con la mayor ilusión están confeccionando la gran Foguera que al anochecer arderá en su honor.
Suena el toque del Ave María seguido de repique y volteo de campanas. Hacen acto de presencia los dos hombres de mayor edad del pueblo, a los que este año corresponde el honor de prender fuego a la Foguera, uno de ellos es alto, de aspecto bonachón, mirada un poco triste al que están venciendo los años, es D. Bautista Lluch Soler (Batiste Payá), y el segundo es no muy alto, erguido, vivo y decidido, es el Canónigo D. Juan Revert Porta, y ambos visiblemente emocionados, apoyándose mutuamente, prenden fuego a la Foguera entre los aplausos y vivas de los concurrentes que vitorean y cantan al Santo. Las llamas se engrandecen devorando la leña: los chicos, con los puños cerrados como quien guarda perlas, siguen a las chicas para “enfarinarles”; los niños corren de un lado para el otro buscando el sitio de mayor peligro, sin dejar de pelearse por adueñarse de la cuerda de la “campaneta”, que no obstante la gran animación de la Plaza sobresale por su agudo y alegre din din. La Fiesta se encuentra en su mayor esplendor más de pronto calla el din – din de la “campaneta” y una fuerte exclamación recorre la Plaza y todas las miradas convergen en el retablo de San Antonio como preguntando qué ha ocurrido… La campaneta, saliéndose los ejes de los cojinetes, ha caído en medio de los niños que la estaban volteando sin que ninguno de ellos haya sufrido el menor rasguño.
Aquellos niños, hoy hombres del círculo de los 30, darán fe de la veracidad de lo relatado. No damos sus nombres por haberlos extraviado, pero el Festero D. Joaquín Tormo Espí, que retiró la campaneta, puede hacerlo.
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