Siendo todavía joven seminarista, escribí y me publicaron unos versos. Casi me da apuro leerlos ahora, pero son como un desahogo del corazón para vosotros y me pueden servir como felicitación para todas las familias. Aceptarlos como mi regalo de Navidad, no tengo otra cosa. Unid a ellos la promesa de mi oración para que seáis felices y el deseo de que vivamos muy unidos en torno al pesebre del Niño Jesús.
Peregrino en la vida,
Soy como vosotras campanas,
Que en vuestro doblar voláis
Y a la torre estáis atadas.
Peregrino,
Caminando sin bordón y sin sandalias,
Con las manos abiertas,
Sin nada, sin nada.
Campanas, lo quiero todo
Y todo me parece nada,
Pues lo que tengo me ata,
Como vosotras, campanas,
Atadas a vuestra torre…
¡Que sin ella no sois nada!
Caminar para nacer,
Nacer, nacer de nuevo;
Ser el mismo siendo en otro
Con las manos abiertas,
Sin nada, sin nada…
Como un cántaro vacio,
Como vosotras, campanas,
Para que venga el sonido
Y el agua.
No me llaméis peregrino
Que soy, campanas, la nada
Para que venga el sonido
A mi cántaro de agua.
El que viene
Es nacer nuevo,
Pan y Vino,
Soporte de campana…
Silencio.
Esta noche, en el Niño,
Viene el Todo a la nada.
Carlos Parra Aceveda, párroco.