Campanas al vuelo tras 24 años en Murla - Autor: A. P. F.
Suben los cuatro bronces restaurados de Sant Miquel Arcàngel a la torre que sustituye a la que se vino abajo
Las campanas de Murla nunca habían estado tan cerca del cielo. Los cuatro bronces de la antigua torre, que se desmoronó en 1990 (el derrumbe acabó con la vida de dos ancianas), ya se han subido al nuevo campanario, de 30 metros de altura. La última campana, la Sant Miquel (pesa con el yugo 830 kilos y se fundió en 1904), se colocó el pasado 25 de septiembre. Las dos más pequeñas, la Tiple (es de 1942) y la Divina Aurora (también de 1904), ya voltearon el 5 de agosto, día de la patrona de Murla, la Divina Aurora. Después de 24 años, las campanas de la iglesia de Sant Miquel Arcàngel sonaban desde todo lo alto.
La alcaldesa de Murla, Fina Roca, precisó ayer que ahora hay que ajustar la campana más grande y antigua, la Santíssim Sacrament i Puríssima. Pesa 1.204 kilos y data de 1867, aunque ahora se ha fundido de nuevo. No acababa de voltear bien.
La munícipe se mostró satisfecha de que ya se vislumbre el final de las obras del nuevo campanario y de la plaza situada donde en 1990 se hallaba la casa que se hundió al venirse abajo el campanario.
Roca se mostró confiada en que para diciembre todos los trabajos, que se iniciaron hace tres años largos (debían acabarse en 10 meses, pero la primera empresa entró en concurso de acreedores), estén terminados.
Mientras, los vecinos se van acostumbrando al nuevo campanario.
De cuerpo exento y estilizado, su moderno diseño contrasta con el de la petrea y robusta iglesia-fortaleza del siglo XVI.
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