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Unos vecinos del pueblo me indican que las campanas de la iglesia suenan a cualquier hora del día con fórmulas parecidas a las de difuntos que no tienen nada que ver con los toques habituales.
Les contesto que ya había oído algo, y que podría tratarse de algo ocasional. Esa misma noche, hacia las 3:30´h de la madrugada, con el sueño ligero, oí el repicar de las campanas con fórmulas impensables y lentos ciclos repetitivos de al menos tres campanas.
Ya sabía que por la noche entre las 00:00´h. y las 8:00´h. de la mañana las cuatro campanas de la iglesia están programadas para que no suenen.
Parecía algo mágico, los sonidos eran largos y profundos, las combinaciones entre campanas eran perfectas. Con la posibilidad de que fuera un loco el que estuviera repicando, implique a un familiar a que viniera conmigo a esas horas de la noche.
Una vez en la iglesia, situado en el hueco de escalera donde está el programador de toques, le di a la tecla STOP de cada una de las campanas, pero las campanas seguían sonando.
El siguiente paso fue quitar los diferenciales que hay en el hueco de escalera y en la sacristía, aquí sí que cesaron los sonidos.
Al día siguiente doy aviso a los curas de lo ocurrido. Por la mañana tienen que accionar el diferencial para poder celebrar misa. Entonces vuelve a ocurrir el mismo repiqueteo a discreción de los bronces.
Los sacerdotes deciden avisar al experto en el tema, Alfredo Pallás, presentándose al momento.
Pallás pronto ve el problema.
Nos pregunta: -- ¿Qué hace el sistema electrostático contra aves “S.E.A.” junto al programador de toques?
Uno de los sacerdotes, con problemas de movilidad, le contesta: -- Lo bajamos por comodidad y así podemos controlar mejor que el sistema electrostático contra aves este funcionando.
Pues esa es la causa, nos dijo Pallás, el “S.E.A.” hay que cambiarlo de lugar.
A los pocos días los técnicos de ASERSA S.L. modificaron la instalación del sistema anti-aves.
Ahora el novedoso sistema para la protección de edificios contra las plagas de aves, aunque sigue estando abajo, se encuentra a una distancia considerable para no interferir al programador de toques “ECAT SIRIO 12”.
La intensa humedad que había en los meses de mayo y junio, había días que no paró de llover, y el “S.E.A.” tan cerca del programador de toques, provocaban que las campanas repicaran sin control a cualquier hora del día.
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