Un campanero aprieta los tornillos que sujetan la campana al yugo de madera - Autor: FERRER, Marga
El campanario de la torre del Micalet pasa su mantenimiento cada diez de agosto, día de San Lorenzo. En una tradición que se remonta a la Edad Media, el repret de campanes, se ajustan los tornillos de las 11 campanas de la Catedral de Valencia. De esta forma, se preparan para la festividad de la Mare de Déu de l’Assumpció, que se celebra hoy, a cuya advocación está dedicado el templo.
Los miembros de la Associació de Campaners de la Catedral de València, que desde 1988 se encarga de los toques tradicionales de campanas, participaron ayer de la costumbre un año más. Ante la mirad curiosa de los turistas, que subían y bajaban en un tráfico constante por las escaleras del Micalet, atornillaron los hierros que fijan las campanas a sus truges o yugos de madera.
El repret de campanes tiene lugar durante el día de San Lorenzo, la jornada considerada popularmente como la más calurosa del verano —en honor al santo que, según se cree, murió tras ser martirizado en una parrilla—. Se elige esta fecha para aprovechar que, por las altas temperaturas, los yugos están dilatados al máximo y los tornillos se pueden apretar un poco más.
«La gente piensa que es un toque religioso, pero en realidad no lo es. Más que nada es una preparación para los días 14 y 15, la víspera y el día de la Mare de Déu», explicó el campanero Paco Minguet.
Algunas campanas de la catedral, de entre los siglos XIV y XVIII, necesitan esta operación. La «Manuel», de 1621, es una de ellas: la madera disminuye un par de milímetros anualmente, de manera que se puede apretar todos los años. En cambio, en otras como la «Maria» (que data de 1544), «esta tarea es imposible, porque la truja es del siglo XVI y seguro que la madera ya está bien seca y asentada», destacó el presidente de la asociación antiguamente conocida como Gremi de Campaners Valencians, Francesc Llop. El campanero Minguet afirmó que esta actividad «se hace sobre todo por tradición, porque las campanas ya se revisaron a fondo antes del Corpus Christi».
Los campaneros voltearon las campanas hasta dejar el yugo de madera hacia abajo, accesible para que se apretaran los tornillos mientras lo aguantaban. A continuación liberaban la campana y la dejaban sonar al ritmo pausado de su oscilación. El sonido, atronador en un principio, se iba difuminando poco a poco hasta que se apagaba, al tiempo que el movimiento pendular perdía amplitud. Entonces llegaba el momento de pasar a la siguiente campana. La primera fue la «Caterina», después la «Úrsula», acto seguido la «Violant», pasaron «Arcís», «Bàrbera», «Pau», «Vicent», «Andreu», «Manuel», «Jaume». Finalmente, la «Maria» anunció que el campanario del Micalet ya estaba a punto para la Mare de Déu de l’Assumpció.
El repret de campanes tenía este año, además del acto en sí, otro atractivo. Fue el primer toque manual que se realizaba desde la declaración, el viernes 2, de Bien de Interés Cultural Inmaterial (BIC) del volteo de las campanas de la catedral, así como del de la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de Albaida, el del Campanar de la Vila de Castelló de la Plana y el de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Santa María de la Asunción de Segorbe. Para celebrar el nombramiento como BIC, el día de la Mare de Déu se ha organizado una visita guiada al campanario.
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