SOLARTE, Adelfo - Suenan las campanas

Suenan las campanas

Salud y saludos a todos

Hoy lunes 26 de marzo de 2012 se cumplirán exactamente 200 años de los terremotos del año 1812. Digo los terremotos porque en la literatura vinculada a este acontecimiento existen evidencias de que aquel 26 de marzo no hubo un "gran terremoto de Caracas" -como se llamó al evento sísmico por varias décadas-, sino hasta tres terremotos con efectos devastadores en la capital del país y La Guaria, sobre el eje Barquisimeto-San Felipe y en el estado Mérida.

En nuestra ciudad, que para entonces no pasaba de ser un minúsculo punto de casas arropadas por la neblina, el terremoto tuvo trágicos resultados sobre la vida de los ciudadanos, sobre todo si unimos una serie de factores sociales, políticos, militares y religiosos que constituyeron un particular cóctel que disparó en el tiempo las referencias sobre el sismo.

Recordemos que para entonces, Venezuela transitaba el tumultuoso camino hacia su independencia. En 1810 y 1811 fueron protagonizados varios episodios que buscaban encausar al país por caminos no regidos por la corona.

La precariedad económica de una nación azotada por guerras internas, se reflejaba en una pobre infraestructura y en un rudimentario comercio. La pobreza de la población, el analfabetismo y otras lacras aportaban elementos de vulnerabilidad ante cualquier evento natural.

Cuando el terremoto sobrevino eran las 5:00 de la tarde del Jueves Santo. Es de imaginarse que para la cultura merideña de entonces, un importante momento de religiosidad truncado por la destrucción, la muerte y la desolación, tuvo que tener una connotación anímica extrema. Las alusiones al castigo sobrenatural y otras recriminaciones vinculadas a los designios divinos eran la norma.

Las implicaciones del terremoto fueron duras y le recordaron a los merideños, no solo de la incipiente ciudad, sino de todo el estado, que la naturaleza tiene por estos lares manifestaciones telúricas de cuidado.

Hoy, 200 años después, la iglesia merideña se sumará al recordatorio del terremoto de 1812 con un acto sonoro: un doblar de campanas pautado entre 4:00 y 5:00 de la tarde, y que servirá no solo para que hagamos memoria por el pasado, sino también para que revisemos nuestra actual situación sobre el mismo suelo que, tarde o temprano, se moverá con fuerza.

Por eso, hoy lunes 26 de marzo, cuando en la tarde escuche el doblar intenso de las campanas de todos los templos, piense: ¿Tengo conciencia de lo que significa vivir en una ciudad que puede ser sacudida por un terremoto? ¿Pongo en práctica alguna acción para mitigar los efectos de un sismo de gran magnitud? ¿Qué puedo hacer para exigirle a las instituciones información y acción sobre el tema sísmico? Son preguntas que deben sonar como campanadas en nuestra vida cotidiana.

SOLARTE, Adelfo

Diario de los Andes (26-03-2012)

  • SANTIAGO DE LEÓN DE CARACAS: Campanas, campaneros y toques
  • Toques manuales de campanas: Bibliografía

     

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