Sólo una persona, Tirso Jesús Asensio, de 26 años, se arriesgó ayer, en el pueblo valenciano de Castielfabib, a cabalgar una campana en las celebraciones de la Resurrección.
En la fiesta de Pascua de este pueblo de la comarca del Rincón de Ademuz, las campanas se voltean "cabalgándolas" en un campanario que está a unos 30 metros sobre un precipicio.
Los "jinetes" dan vueltas junto con las campanas en una tradición que se remonta a decenas de años y que hasta ahora sólo ha provocado un accidente.
En Castielfabib, pueblo de 300 personas, sólo quedan seis que se atrevan a "cabalgar" la campana "Guillermina". Este año Únicamente Tirso JesÚs Asensio, mozo de 26 años, se decidió a las nueve de la mañana a voltear, cabalgando la campana, para llamar a misa de Resurrección.
La campana "Guillermina" es de bronce, pesa varios cientos de kilos y se encuentra en lo alto de la espadaña de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles, cuya cimentación es del siglo II y fue reconstruida en 1835.
Desde su fundación perteneció a la diócesis de Segorbe, pasando en 1960 a la de Valencia. El templo separa la parte antigua de la villa de la nueva, pues para ir de una a otra hay que atravesar un tÚnel o pasadizo que cruza por debajo de la iglesia.
Castielfabib es un municipio situado en el extremo nororiental del Rincón de Ademuz y dista de Valencia 136 kilómetros. La población fue conquistada a los árabes por Jaime I, quien la cedió a la Orden del Temple.
Es Castielfabib el Único lugar de España donde existe la costumbre de "cabalgar" la campana mientras es volteada. Tradicionalmente suele voltearse el Domingo de Resurrección, pero también se hace en las despedidas de soltero.
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