JOTAVÉ - Si doblan campanas ni pensar en Satanás

Si doblan campanas ni pensar en Satanás

Si hay un oficio que Satán no ha podido (o no ha querido) ejercer, es el de campanero. Al menos, no consta en el libro siempre abierto del satanismo.

Lo que queda por averiguar es si tiene el mismo rechazo por los mecanismos electrónicos que reemplazan ahora a campanas y campaneros. O si, como se ha sospechado desde antiguo, que los investigadores, los científicos y los técnicos sean criaturas satánicas, en cuyo caso estaría equivocado el cura de mi barrio. Supuso que la objeción al nivel de sonido de sus campanas musicales era expresión de satánicos y puede ser, en cambio, que Satán haya estado turbando el sueño de esos vecinos desde la música campanil.

No se ha declarado en Santa Rosa la creación de una iglesia satánica que siga la línea de Szandor LaVey (San Francisco, noche de walpurgis 1968). La biblia satánica pudo haber sido leída aquí en la traducción de Esther Valverdi (2008). Sin embargo, dado que tratamos acerca de seres y nociones que se apartan de lo corriente, nada impide que el propio Lucifer se haya ocupado de transmitir las consignas. Sabido es (al menos, por quienes lo saben) que Lucifer fue el nombre de Satanás cuando moraba en el Cielo, cuando era un ángel luminoso, resplandeciente. Los libros dicen que fue ángel caído porque "mostró la hilacha", pero si la hilacha estaba en él, redarguyen los satánicos, entonces ¿era o no era una criatura perfecta, confiable, transparente? La hilacha (la verdadera naturaleza de cada uno) denuncia, al hacerse visible, por lo menos un error de diseño o de control de ejecución. Por menos que eso aquí se nos caen los gimnasios de pueblo, se paraliza el megaestadio de Santa Rosa y gorgotea el palacio de Justicia.

Hablemos

Al parecer, Satán se vale de su inicial pertenencia celestial para disponer de esa sabiduría, ya propia de su naturaleza, ya infusa, que hace pensar a sus seguidores que algunas de sus decisiones son inescrutables. No es posible decir si las campanas electrónicas son o pueden ser satánicas ni, en el supuesto que lo sean, por qué a Satán justamente se le ocurrió intervenir en éstas. Como no sea su viejo quehacer de confundir al rebaño, que los satánicos presentan como lo contrario: avisarnos de patrañas seculares.

Todo permite creer que este ser es también inescrutable para nosotros los mortales, Incluso parece jugar con nosotros, pues los contrarios a la religión dominante que han querido acudir a él se han encontrado con un ente que quiere desbaratar lo dado o vigente, pero cuando organiza su contrapropuesta, como la de LaVey, propone ceremonias y cultos que no parecen renovar sino solamente reemplazar lo establecido. "Más de lo mismo", se le ha oído farfullar a uno de ellos, luego de peregrinar hasta San Francisco. Meterse con las campanas de la iglesia del barrio generó aquí un cuasi conflicto, que fue salvado por una intervención municipal, con desempeño de inspectores y controladores y hasta una sanción del tribunal de faltas. La consecuencia es que hoy la música de campanas suena tenue. No solamente no interrumpe sueños matutinos o vésperos de vecinos celosos de la privacidad sino que es posible que ayude a conciliar o retomar nataciones plácidas en el mar onírico.

Walpurgis

Ya que se ha escrito walpurgis al comenzar esta nota, recordemos que se dice generalmente "noche de walpurgis" y, a veces, "noche de brujas". Los argentinos hemos admitido, hace poco, un equivalente (Halloween) a fines de octubre, inducidos por el cine de Hollywood. Como walpurgis, tiene brujas y difuntos.

Los nórdicos, desde antes del cristianismo, solían encerrarse el 30 de abril para no ver las caravanas de brujas que volaban hacia el lugar de encuentro en la noche que llevaba al primero de mayo y hacia la primavera de esa parte del globo. En Fausto, Goethe hace que Mefistófeles lleve a Fausto a presenciar completa una de esas noches.

Algunas fuentes remontan la fiesta a la época de los vikingos y suponen que era uno de los cultos de fertilidad que tanta importancia asumieron tan pronto el hombre empezó a desarrollar la agricultura, abandonando el nomadismo, aunque no el gusto por la caza y la pesca que lo nutrieran por milenios.

En algunos lugares del norte de Europa, walpurgis era una noche de fiesta en que se reunían muertos y vivos y danzaban orgiásticamente (dionisíacamente) en torno a grandes fuegos.

Nada de esto ha sucedido en Santa Rosa. Ni probablemente sucederá merced a la intervención laica del municipio, que resolvió el caso con un decibelímetro y multó a quien halló culpable de desobediencia por insistir en su idea de que el diablo andaba por ahí, tal vez en los vastos patios del centro cívico, si no adentro.

JOTAVÉ
A la alrena (02-12-2011)
  • Iglesia de la Virgen de Fátima - SANTA ROSA (LA PAMPA): Campanas, campaneros y toques
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