Los fundadores de Michelena junto al padre José Armando Pérez, trajeron desde los restos de la iglesia de Lobatera las imágenes religiosas y la campana del campanario.
Quienes decidieron quedarse en el pueblo destruido con el paso de los años solicitaron que las figuras fueran devueltas una vez que lograron levantar una nueva capilla.
Hubo entre ambos grupos discusiones muy fuertes. Al final los fieles de Lobatera lograron su cometido y recuperaron las figuras, no así la campana que permaneció en Michelena hasta 1860 cuando el obispo de Mérida, Juan Hilario Bosset, emite decreto que obliga a devolverla y así lo hizo el presbítero José Armando Pérez.
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