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© Diario de Cádiz (2011) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 25-04-2024 |
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La torre del reloj con sus 30 metros de altura y casi 250 años de historia, sigue siendo el edificio más alto de Chiclana. Se sustenta toda ella sobre un arco que permite el pasaje de carruajes y hasta la década 1940 formaba parte del trazado de la carretera Cádiz-Algeciras, en el que se hizo la primera circunvalación de Chiclana que hoy se conoce como avenida de los Reyes católicos y discurre junto al río Iro.
El campanario contiene en su parte superior tres campanas: una, la grande, en el centro del campanario; una mediana en la fachada que mira hacia la calle larga, a poniente; y la tercera, la más pequeña, mira hacia la Plaza Mayor, al sur.
El elegante edificio y sus campanas son hoy un elemento ornamental que forma parte de un conjunto arquitectónico de gran prestancia: la casa de Briones, la fachada de la Iglesia de San Juan Bautista y el campanario todo unido mediante la Plaza Mayor.
Pero hubo un tiempo donde su utilidad, el fin para el que fue construido, era muy necesario para el desenvolvimiento de la ciudad. Los toques de las campanas eran el único medio de comunicación para la vecindad, las campanas emitían mensajes e informaban a todos los vecinos de hechos importantes para todos ellos.
El conocimiento del oficio para el campanero era fundamental y su presencia en el campanario era necesaria constantemente, por lo que muchas veces era la esposa del titular la que ejercía de "campanera", para que así el hombre se pudiera dedicar a otras labores. La tarea de tocar las campanas era, al final, de toda la familia, pues se precisaban varias personas a la hora de "voltearlas".
Hoy en día que la sociedad está organizada de otra manera a como lo hacía en los siglos XVIII y XIX, las campanas han perdido sus funciones de informar, coordinar y hasta acompañar a los actos de los vecinos Además los pueblos han crecido de tal manera que los sonidos de las campanas ya no alcanzan a todos los lados. Es evidente que su uso ya no es necesario e incluso en muchos casos empieza a ser ilegal, pues al no cumplir la ordenanza de ruidos van siendo innumerables las denuncias que ponen vecinos que viven cerca de los campanarios de muchos pueblos y ciudades por el toque de campanas para ir a misa, que es lo único para lo que se usa en la actualidad. Los defensores argumentan que no es ruido lo producido por las campanas, sino sonido y que normalmente la campana por su antigüedad estaba antes que la vivienda.
A lo largo de la historia, según las necesidades del momento, hubo muchos y diferentes toques de campana. En ellos lo religioso y lo civil se mezclaban como era normal en una época en la que el componente religioso adquiría carácter fundamental en la vida cotidiana. No solo se tocaba a misa, se hacía el "toque de difuntos" para anunciar la muerte de algún vecino y se acompañaba con el toque durante el entierro. Si el fallecido era un niño o niña, el toque era diferente, "toque a Gloria". El "toque de arrebato o fuego" convocaba a los vecinos para que acudieran a sofocar un fuego, lo mismo que el "toque a perdidos", cuando se buscaba a alguien que se había extraviado en el campo y no llegaba al pueblo. Se convocaba a los vecinos para resolver algún problema mediante el "toque del concejo". Durante la guerra civil se tocaban las campanas cada vez que se anunciaba una victoria del bando amigo, "toque de albricias". Popularmente se creía que las ondas sonoras movían el aire e impedían que el agua se transformara en hielo y por ello se hacían sonar las campanas con el "toque de nublado" para impedir granizadas.
No obstante, hoy en día el campanario puede tener un importante uso, realmente es un gran mirador. Desde esa altura las vistas de Chiclana son impresionantes. Si se acondicionara para recibir a gente interesada en conocer la ciudad y se organizaran visitas guiadas podría ser un complemento importante al museo de la ciudad que se encuentra situado enfrente.
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