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© Diario de León (2010) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 26-04-2024 |
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Querido hermano: La perdiste; por no venir el Viernes Santo te perdiste una excelente limonada casera, de las de antes. Con Nolete -"en este retiro forzoso que asemejaba la cuarentena-" nos cargamos tres o cuatro judíos y tan panchos. Como los de la capi sois tan de vuestra Semana Santa, o creéis que las demás no existen. Pues mira tú, hasta una Alteza Real, la infanta Elena, presenció la Carrera de San Juanín; que lo anote la junta pro fomento, que puede servir para el expediente de la declaración de interés nacional.
Desde este retiro forzoso perdí -"por primera vez después de cincuenta años-" las celebraciones de la Semana Santa, la de Astorga; los escritos de Maite, de Quique, de María, de Laura; las voces de Cristina, de Ricardo, de Matías, me sirvieron de guías para situarme en cada calle, en cada plaza, en cada rincón de la ciudad en fechas tan señaladas como estas, siempre nuevas por repetidas.
No sólo estas celebraciones he seguido desde este retiro forzoso, hermano. Han sido otros muchos acontecimientos de los que entresacaré dos. He tenido tiempo de rumiar, digerir, analizar, contrastar y hacerme la composición de lugar sobre el contencioso que se libra al piedemonte de Foncebadón, en Rabanal, pueblo emblemático del camino jacobeo. Contencioso que en el fondo parece que solamente existe el manejo de unos caudales. Y así visto desde la distancia se percibe, como primer síntoma, un acto de omisión por parte de la Junta de Castilla y León. Pues, querido, si la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es un elemento declarado BIC, a la Junta y sólo a la Junta corresponde adoptar las medidas pertinentes, manejar los dineros, encargar las restauraciones y pagar a quien corresponda. Por supuesto que la Junta tiene potestad para derivar esos dineros y responsabilidades a otras instituciones, en este caso el obispado, propietario del edificio BIC, y que se encargue de administrarlo según el criterio que disponga la Junta. Que puede ser, o no, el mejor sistema. Hasta aquí hermano, todo claro. Lo que veo oscuro, como si lo enfocara con el izquierdo, es la injerencia de la entidad menor, la junta vecinal; que quizás tenga derecho consuetudinario al repique de campanas para la vecera, fuegos y concejos por aquel dicho ancestral de «las campanas y el pendón del pueblo son». No más hermano, que el edificio parroquial es de la Iglesia y ella es la última y única responsable; y si es BIC como en este caso ni eso, porque es la Junta. Espero que se apacigüen los ánimos y que estos meses de pasión que ha venido sufriendo Juan Antonio y sus monjes se los lleve el viento del Teleno.
También desde este retiro forzoso seguí ese brindis al sol que con carácter universal e inútil se tradujo en el apagón, por una hora, de la iluminación de edificios emblemáticos en todo el mundo mundial. Necia idea del ahorro energético pues constatado quedó que se había disparado el gasto en esa dichosa hora. Y me pregunto, como se preguntarán muchos: ¿por qué los Estados no obligan a tener esos edificios sin iluminar y encender sus luminarias un solo día, o dos, en los fines de semana? Eso sería ahorro. ¿Por qué no reducir al 50% (o más) el alumbrado público en todas las poblaciones a partir de cierta hora? Eso sería ahorro. Sí, seguí el espectáculo lumínico, que eso fue un espectáculo, con el televisor encendido y la lámpara sobre un libro que estaba leyendo de nuestro Ricardo Gullón. Después rebajé la intensidad de la lámpara -"para ahorrar-" y mientras seguía el ronroneo de noticias di una cabezadita. Un placer, hermano.
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