La basílica de Santa María pide al Ayuntamiento más promoción para su campanario, que recibe a unos 11.000 visitantes al año
La subida a la torre campanario permite contemplar de cerca las campanas
Tiene unos 30 metros menos que el futuro mirador del Palmeral, pero lo cierto es que desde lo alto de la torre campanario de la Basílica de Santa María de Elche, a 40 metros de altura, se divisan todos los huertos de palmeras y hasta las localidades limítrofes de Santa Pola y Crevillent. Durante el año pasado unas 11.000 personas se atrevieron a subir los 170 peldaños de la torre de Santa María, una aventura por la que cada año se decantan más personas extranjeras que españolas.
Sobre la posible sombra que le hará, en un futuro, el mirador del Palmeral, el sacristán de la basílica de Santa María, Manuel Fernández, dijo que "es un buen proyecto, aunque quizás hubiera quedado mejor en la zona del puente del Bimil·lenari para no ensombrecer a la basílica". Fernández destacó que "Santa María es el monumento más importante de Elche".
Desde Santa María indicaron la necesidad de promocionar más la subida a la torre. De hecho, van a solicitar al Ayuntamiento que la incluya en los folletos donde se promocionan los dos patrimonios de la humanidad, el Misteri y el Palmeral, ya que desde la torre se ve perfectamente la cúpula de la basílica y las palmeras de la ciudad.
El 21 de marzo de 2003 se abrió al público la torre campanario de la basílica y desde entonces, según explicó el sacristán, Manuel Fernández, "cada año pasan por la torre entre 11.000 y 15.000 personas". Concretamente, durante el año pasado el efecto de la crisis en el sector turístico se notó bastante en cuanto al número de visitas, según indicó el sacristán de la basílica, mientras que "el año de la Dama hubo 15.000 visitas".
Manuel Fernández aseguró que "la aceptación de la torre es muy buena porque no sólo se trata de subir, ya que la gente se encuentra con varias estancias donde hay paneles y fotografías explicativas". El sacristán apuntó que "todo el que sube se queda allí un buen rato disfrutando de las vistas que ofrece, con los dos visores, ya que cuando el día está despejado se ve perfectamente hasta Santa Pola y Crevillent". Además, Fernández destacó que "también es muy agradable ver las campanas y la cúpula de cerca".
Las épocas con más visitas son la primavera y el verano, y la mayoría de visitantes son extranjeros. El sacristán de la basílica indicó que "por lo general a las personas extranjeras les gusta mucho subir a la torre, mientras que a los españoles, cuando se les dice cuántos escalones tiene, se echan más para atrás". Manuel Fernández se mostró partidario de dotar a la torre de un ascensor, "yo siempre lo he dicho que en el hueco que antiguamente usaban las cuerdas de las campanas se podría instalar un ascensor".
