PASTOR, Concha - Murla tendrá campanario tras 20 años

Murla tendrá campanario tras 20 años

La torre de la iglesia se derrumbó en mayo de 1990 y sepultó a dos hermanas de 81 y 84 años que residían en una vivienda contigua

ANTIGUO. El campanario que se desmoronó sobre la casa.
ANTIGUO. El campanario que se desmoronó sobre la casa.

Dos décadas han tenido que pasar para que Murla, una pequeña localidad de la comarca de 600 habitantes, recupere el campanario de la iglesia que se derrumbó en 1990 y se llevó consigo la vida de dos ancianas residentes en una de las viviendas contiguas al templo.

Veinte años marcados por infinidad de problemas, trabas administrativas, procesos judiciales y quiebras de empresas que, por fin, han sido desbloqueados y permitirán la construcción de un nuevo campanario y la mejora de todo el entorno donde se encuentra la que fuera la fortaleza de la Vall del Pop.

Un lugar que hoy, pese a que ha sido acondicionado, aún recuerda aquella hora, las 9.30 horas, de aquel fatídico día, el 1 de mayo de 1990. Una fecha que marcó el antes y el después de la historia de Murla.

Ese día, el campanario de la iglesia de San Miguel Arcángel, afectado por numerosas grietas y en avanzado estado de deterioro, no pudo soportar la fuerza de la lluvia torrencial que se registró la noche anterior sobre el municipio, y se derrumbó.

DESASTRE. Trabajos de desescombro del campanario en 1990
DESASTRE. Trabajos de desescombro del campanario en 1990

Las piedras que daban forma a los 30 metros de altura esta estructura del siglo XIX -construida sobre la base de una torre del siglo XIII de piedra y argamasa- cayeron de forma despiadada sobre dos viviendas contiguas a la iglesia.

En una de ellas vivían dos hermanas solteras, Rosa y Consolación Sala Giner, de 81 y 84 años, que murieron en el acto tras el primero de los dos derrumbes de la fortificación. En la otra casa, residía una mujer, que logró salvar su vida al oír el estruendo y salir a la calle para ver qué es lo que había pasado. Minutos después, su hogar también desaparecía bajo las ya ruinas del campanario.

Un sobrino de las hermanas fallecidas, ayudado de otros vecinos, intentó entrar en la casa para tratar de salvar a sus tías, pero no pudo. La amenaza de un segundo derrumbe se hizo realidad y se llevó por delante las dos casas ante la mirada atónita de la gente del pueblo.

Un vecino recordaba estos días que años antes de que se desplomase el campanario se había hecho alguna actuación para reforzar la base. Pero los trabajos de poco sirvieron porque la estructura estaba en muy mal estado y la torre cada vez tenía una mayor inclinación, sobre todo, debido a las lluvias y al paso del tiempo.

En 1989, el aparejador municipal elaboró un informe sobre el mal estado de la torre y otro arquitecto de Diputación incidía, en otro documento, en la necesidad de llevar una actuación ante la peligrosidad de la construcción.

FUTURO. Maqueta de volúmenes del entorno de la iglesia fortaleza de Murla, donde se ha proyectado el nuevo campanario de 36 metros de alto, en una nueva plaza entre la casa abadía y el templo
FUTURO. Maqueta de volúmenes del entorno de la iglesia fortaleza de Murla, donde se ha proyectado el
nuevo campanario de 36 metros de alto, en una nueva plaza entre la casa abadía y el templo

Los técnicos del Arzobispado elaboraron otro escrito, donde según explicó el entonces obispo auxiliar, José Vilaplana, no reflejaban una situación tan grave ni que hubiera que tomar medidas preventivas.

Pero, en Murla, todo el mundo era consciente del peligro que existía pues cada año que pasaba la torre se inclinaba más y más.
Los vecinos llegaron a donar a la iglesia 1,2 millones de pesetas mediante aportaciones mensuales para restaurar el campanario. Pero ni los informes, ni la ayuda de los vecinos fueron realmente tenidas en cuenta por las administraciones. Al final, pese a todas las advertencias, el campanario cedió y segó dos vidas.

Desde entonces, una de las cuatro campanas que había en el campanario, la San Miguel Arcángel, repica en el suelo del conocido como L'Hortet de la Casa Abadía. Una señora del municipio se encarga de hacer que repique cuando la ocasión lo requiere.

Ahora, tras muchas promesas incumplidas y cuando aún está presente la huella de aquel suceso que conmocionó a los vecinos de Murla, la Conselleria de Infraestructuras parece dispuesta a llevar a cabo las obras con una inversión de un millón de euros.
Las trabajos está previsto que comiencen este mismo mes de noviembre y finalizarán en un plazo de 10 meses.

ENTORNO. El campanario se levantará en la nueva plaza que rodeará la fortificación.
ENTORNO. El campanario se levantará en la nueva plaza que rodeará la fortificación.

La alcaldesa de este municipio de 600 habitantes, Josefa Roca, aseguró esta semana que ya ha recibido la confirmación por parte de los responsables de la Conselleria y «seguramente en noviembre se pondrá la primera piedra de lo que será el nuevo campanario y la mejora del entorno de nuestra iglesia».

Roca reconoció que desde la Administración autonómica se ha trabajado mucho en este asunto pero ha habido imprevistos que han ido retrasando la ejecución de los trabajos.

«La obra ya fue adjudicada hace tiempo a una empresa, pero ésta quebró y hubo que volver a iniciar los trámites para una nueva licitación. Ahora ya está todo ultimado y será una constructora valenciana la que llevará a cabo las obras», dijo la jefa del ejecutivo de Murla.

Los arquitectos que ganaron el concurso de ideas promovido por la Conselleria de Infraestructuras en 2004, proponen recuperar la imagen original del edificio. Para ello, se tendrá que rehacer el torreón derruido y construir una nueva escalera interior que facilite el acceso a la cámara que existe entre la cubierta y la nave.

Además se repararán todas las cubiertas y se impermeabilizarán, y se rehabilitará la cámara para poder destinarla a exposiciones y se redescubrirán los huecos para que aporten la luz necesaria en los espacios recuperados.

ACTUAL. La alcaldesa, Josefa Roca, junto a la fortaleza.
ACTUAL. La alcaldesa, Josefa Roca, junto a la fortaleza.

Los trabajos también supondrán una ordenación y mejora del entorno del templo, mediante la ampliación de la zona peatonal y la creación de una plaza para los vecinos.

La alcaldesa mostró su satisfacción porque ahora, tras múltiples problemas y polémicas, ya se va a reconstruir la torre.
Un vecino desconfiaba de la nueva promesa de la Administración autonómica. «Han sido muchas las veces que han dicho que van a hacer un nuevo campanario y ya han pasado 20 años y Murla sigue sin la torre. No sé si creermélo o no. Si es verdad, pues adelante», manifestó.

Otro residente en este municipio todavía recordaba la tragedia que ocurrió el 1 de mayo de 1990, dos muertes, dijo, «que a lo mejor se hubieran podido evitar».

PASTOR, Concha
Las Provincias (01-11-2009)
  • Parròquia de Sant Miquel - MURLA: Campanas, campaneros y toques
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