Un sistema de cables y redes impide que las aves continúen degradando el interior del campanario
Imagen contrapicada de las obras de colocación de las redes en la Torre Rubí
En 1887 se iniciaban las obras de la iglesia neogótica de Nostra Senyora dels Dolors de Manacor sobre lo que fuera la parroquia de Santa Maria, del siglo XVII. La obra decimonónica contenía un campanario de 75 metros como elemento más espectacular y que todavía hoy define la imagen panorámica de la ciudad, el mismo que desde hace unos años viene padeciendo un nuevo enemigo silencioso: las palomas.
Hace medio año, un grupo de técnicos y arquitectos del Obispado de Mallorca estudiaron los efectos de las aves en el interior del campanario y cómo afectaba su presencia al marés, principal materia de la estructura. "Las conclusiones fueron claras, debíamos hacer algo para que no degradara más la piedra y no tan sólo por los picotazos sino también por sus excrementos, altamente corrosivos", señala el rector, Andreu Genovart, alertado por la problemática que la suciedad y la obstrucción de cañerías provocaba desde el año 2000.
Es por ello que desde hace un mes un grupo de operarios de la empresa local Artigues Truyols S.L. está instalando redes de nailon entre los alargados ventanales (de más de veinte metros cada uno) repartidos entre las cuatro caras de la Torre Rubí, como también se denomina a la obra. Una estudiada disposición de anillas y cables de acero inoxidable permite tensar los hilos para mejorar el efecto práctico y visual: "Se ha pintado el conjunto de un color marrón oscuro precisamente para que no provoque un mal efecto estético", recuerda Genovart.
Las obras se realizan a través de un laborioso sistema de andamios interiores que deben ser desmontados y alzados de nuevo para cada ventanal. También se cubre la zona superior del reloj y los huecos del piso donde se hallan las campanas. Está previsto que los trabajos concluyan dentro de unas semanas y eviten el anidado de palomas, muy frecuente cuando llegan los meses de mayo y junio, los más propicios para la cría.
Por lo que respecta al coste, el rector de Els Dolors se muestra cauto: "Hemos pagado un primer plazo de 4.775 euros, pero no podemos saber el coste final, ya que se trata de un proyecto novedoso en un campanario", añade. Efectivamente, el ´experimento´ antipalomas ha sido probado hasta ahora en el Mirador de la mar de la Seu de Palma y en la iglesia de Santa Margalida, pero nunca en una torre con unos ventanales tan vastos.
