Campaners, durante el toque de la matraca.
La Semana Santa saguntina con el título de Fiesta de Interés Turístico Nacional recupera cada año las tradiciones más antiguas de la ciudad reviviendo durante estos días seculares todos los lenguajes litúrgicos que ha marcado la historia.
Entre los más tradicionales se encuentra la comunicación a través de las campanas y concretamente, desde hace dos años el de la Matraca. Se trata de la campana más alta ubicada en la Iglesia de Santa María. Es según los registros, una de las más grandes de la Comunitat, así como también su antigüedad, fechada en 1850, que la señalan como una de las más antiguas.
El aviso de esta campana indica la salida y entrada de la Vera Creu en la ermita de la Sangre. Al tiempo acompaña la procesión a su paso por la plaza Mayor, el ayuntamiento y el momento de entrada y salida en la arciprestral de Santa María.
Este sistema de comunicación litúrgico es especialmente atractivo para los turistas ya que en muchos casos se encuentran ante un sonido innovador y novedoso que guía los pasos de las jornadas seculares.
Cabe destacar la especial relación que la Semana Santa saguntina mantiene con la Matraca. Fue precisamente la Mayoralía de 2007 quien se impuso la labor de restaurar su estructura para recuperar su son.
Escasos ejemplares
Dicho instrumento sólo se conserva en las parroquias más históricas de la Comunitat. Su especial sonido empieza a escucharse el Jueves Santo en la Misa de la cena y es la herramienta que sustituirá a las campanas en todos los toques excepto el de las horas, que con motivo del duelo por la muerte de Jesús, se silencian. El toque de las campanas no volverá a recuperarse hasta el Domingo de Resurrección.
Este rito comunicativo lo llevan a cabo los Campaners de Morvedre quienes han recuperado, entre otros toques, los que tradicionalmente se hacían en Sagunto en Semana Santa. Su trabajo empieza el Domingo de Ramos. El Jueves Santo, tras los toques de Misa tradicionales, sonará la matraca en diversos momentos. Durante el Viernes suena por la mañana y no volverá a sonar hasta que el sepulcro salga de Santa María camino de la Sang. Durante la procesión se toca en Santa María en los momentos más importantes que tienen que ver con la Vera Creu y en el Salvador, cuando la Vera Creu se acerca, entra, sale y se aleja del templo.
Esta tradición del toque de matracas se ha recuperado por lo tanto no sólo en Santa María, también en la iglesia del Salvador, además de en otras localidades del Camp de Morvedre en las que antiguamente también sonaba: Estivella y Petrés.
Con todo esto los Campaners de Morvedre ayudan a recuperar tradiciones y sonidos con historia.
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