Diario de Cuyo - Goce porteño en el show de campanas
Goce porteño en el show de campanas
Con una convocatoria multitudinaria, el compositor español Llorenc Barber eclipsó a los vecinos con una original propuesta
Multitudinario. Los porteños disfrutaron a pleno de la singular experiencia propuesta por Llorenc Barber.
Miles de vecinos disfrutaron anoche del Concierto de Campanas, dirigido por el compositor español Llorenc Barber y que se realizó en un circuito delimitado del centro porteño. En el show, que comenzó a las 20.30 y duró unos 50 minutos, participaron 9 campanarios que, juntos, sumaron 53 campanas.
Para que la gente pudiera apreciar el espectáculo sonoro, entre las 18 y las 22 de ayer se interrumpió el tránsito vehicular en un radio de 56 manzanas del Microcentro y el Casco Histórico. Así, sólo el sonido de las campañas copó el aire, en una puesta que año a año se repite también en otras ciudades del mundo de la mano del compositor español Llorenc Barber.
Los vecinos recorrieron a pie las distancias que separan un campanario de otro, o simplemente se quedaron cerca de alguno de ellos para poder escuchar los sonidos de las 53 campanas que fueron ejecutadas a mano por músicos campaneros o tañedores, que leyeron una partitura especialmente escrita por Barber.
El músico, quien recorrió con sus conciertos las ciudades de Roma, Londres, Madrid, Berlín, Lisboa, entre otras, recomendó a los paseantes nocturnos que no se situaran muy cerca de un campanario sino en un lugar equidistante entre varios puntos sonoros.
La obra está considerada dentro de la vanguardia musical que no apela a melodías sino que busca "colores" y "espacialidad" en la música, para una platea móvil que camina en silencio por las calles de su ciudad, según las instrucciones para quienes participen de esta singular experiencia.
Su creador afirmó que "no es un concierto pasivo sino que cada cual debe construir su itinerario sonoro en busca de ecos, retumbos y repiques, surgidos del combate entre la partitura escrita y la complicada orografía de la ciudad".
Las campanas que sonaron fueron las de San Ignacio de Loyola, la parroquia más antigua de la ciudad; las cinco españolas del convento San Francisco y las del pequeño Carrillón de la Casa de la Cultura.
También la vieja campana del Cabildo y las del convento de San Juan Bautista, traídas desde Francia y colocadas en 1806.
Además se incluyó el Carrillón más grande de América latina, ubicado en la terraza de la Legislatura porteña, con sus 30 campanas alemanas ejecutadas por Barber desde un teclado.
El cierre de la fiesta se hizo en la Casa de la Cultura, con fuegos artificiales.
