BUSTAMANTE, D. - La campana más pequeña del santuario lleva el nombre del primer trinitario
La campana más pequeña del santuario lleva el nombre del primer trinitario
En la espadaña del santuario de la Bien Aparecida lucían ayer esbeltas las nuevas campanas. Sus badajos repicaron alegres contra el bronce que era la fiesta de su patrona, la madre de Dios. Esas tres nuevas campanas están bautizadas y tienen nombre. El obispo se lo contó a los niños para que no lo olviden. La mayor se llama 'Bien Aparecida', la mediana 'Santísima Trinidad' y la más pequeña, San Juan de Mata, que es el fundador de la orden trinitaria.
Una comunidad en la actualidad de siete frailes que ayer se vio arropada por compañeros de las comunidades de Salamanca, Alcorcón (Madrid) y Algorta (Vizcaya) y otros voluntarios seglares que les ayudaron a lo largo de la jornada a los oficios religiosos.
La Guardia Civil de Cantabria también montó un dispositivo especial en el santuario de la Bien Aparecida y sus accesos. Sumaron unos cien agentes entre la Compañía de Laredo, de la Unidad de Seguridad Ciudadana de Comandancia, componentes del Subsector de Tráfico y un helicóptero del cuerpo que apoyó desde el aire. Gracias a ellos la caravana incesante de todo tipo de vehículos pudo avanzar hasta alcanzar los aparcamientos montados en distintos prados. Tres euros costaba el precio por estacionar.
La anécdota desagradable de la jornada la protagonizaron los carteristas. Los cacos trabajaron de lo lindo en el mercadillo, como suele ocurrir en lugares donde se producen aglomeraciones. Y eso que los hombres de la Benemérita dieron la voz de alarma invitando al personal a cruzarse el bolso e ir atento.Hubo también despliegue de personal de Protección Civil y de Cruz Roja, presto a atender cualquier emergencia y ambulancias del 061. El domingo, en el santuario se celebró por la tarde la procesión con antorchas. La luna llena puso la magia a ese desfile de gente que, en las últimas veinticuatro horas fue incesante. Algunos llegaron andando desde Castro Urdiales y hasta de Santander. No importaron las ampollas ni los roces. Estaba la cita con la patrona de Cantabria y ahí estaban, algunos doblados, pero felices de haber cumplido el ritual.
