José Prieto y Vega Ruiz, en el campanario de la torre mudéjar del Salvador de la capital turolense. Foto Javier ESCRICHE
"Una de las cosas que más nos sorprendió cuando llegamos a Teruel fue el canto de un gallo. No te esperas encontrarlo en una ciudad". Vega Ruiz y José Prieto, dos profesores de la Facultad de Bellas Artes del campus universitario turolense, han realizado durante un año un trabajo de investigación sobre los sonidos de Teruel -"un paisaje-pasaje sonoro", lo llaman ellos- y no solo quedaron impresionados por el gallo, que captaron en la zona de las Cuevas del Siete, sino por el agua y el volteo de campanas. A su juicio, estos dos elementos son los más identificativos de la ciudad.
"Es curioso, pero el rumor de las fuentes se escucha desde lejos, como también el tañido de las campanas", asegura Vega. Los armoniosos escenarios de la fuente del Deán, de la de José Torán o del estanque de la Escalinata son inolvidables para los profesores. "En otras ciudades -explicaba José Prieto-, existen estos sonidos, desde luego, pero la contaminación acústica impide que los podamos escuchar".
Vega y José llegaron una mañana a Teruel en tren y cerca del campus se tropezaron con el canto de un ruiseñor. Varios días después, lo buscaron en la misma zona y seguía allí; sus trinos lo delataron. El ruiseñor se convertiría más adelante en uno de los protagonistas del CD que junto con un libro, "Fragmentos para ver y oír Teruel", han publicado recientemente los profesores. "La grabación -dice José Prieto- comienza con el ruiseñor y termina con el ruido que hace un AVE cuando entra en una estación. Este es un guiño a las reivindicaciones de los ciudadanos de esta tierra".
Los sonidos de Teruel recuerdan a Vega y José a la naturaleza, y, aunque no pudieron registrar el murmullo de las ardillas, sus andanzas por las calles de la ciudad, sin temor a las personas, forman parte de una estampa que quedó grabada en su retina para siempre.
Aseguran que si hay sonidos identificativos de esta ciudad no lo es menos la luz y el cielo, "tan azul y luminoso que recuerda a las pinturas del Greco", explica Vega Ruiz.
Pero para ellos, Teruel también suena a tambores y bombos de Semana Santa, a carretas conducidas por bueyes o a cruces de espadas, imagen esta habitual de la recién creada fiesta de las Bodas de Isabel de Segura.
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