Ayer se iniciaron las obras de restauración de las campanas. Foto Antonio PRADAS
La restauración del conjunto de campanas de El Fadrí de, Castellón se inició ayer martes con el traslado de dos de ellas, la "María" y la "Victoria", con el fin de sustituir su actual yugo de hierro por uno de madera. Este hecho posibilitará el volteo de las campanas de forma manual y tradicional, al tiempo que permitirá una mayor acústica y sonoridad.
Técnicos especialistas en la materia procederán además a variar la ubicación de las campanas, "Joaquina" y "Victoria", que tras la guerra civil española fueron cambiadas de su lugar originario, según explicó a Mediterráneo Salvador Manclús, responsable de la empresa que realiza los trabajos. Además, se instalará una matraca en la sala de campanas, que aumentará el sonido primitivo de estos instrumentos.
Estas obras forman parte de la primera fase de la rehabilitación de las ocho campanas que integran la torre de El Fadrí y presupuestada en 5 millones de pesetas. Su remodelación fue aprobada por el pleno del Ayuntamiento el pasado 25 de octubre. Por su parte, la dirección general de Patrimonio de la Generalitat Valenciana inició la elaboración de un informe sobre el conjunto, que fue entregado el pasado 2 de febrero, permitiendo los trabajos.
La segunda fase de las obras de se restauración se centrará en las tres campanas del reloj que anuncia el paso del tiempo desde El Fadrí: la "Lledó", la "Anna" y la "Tafol".
Estas obras no están exentas, además de cierta dosis de sentimentalismo si se tienen en cuenta que afectan a unas de las campanas más significativas en las fiestas de Castellón. De hecho, la "María" se encarga cada año de anunciar la romería de La Magdalena, aunque su lamentable estado impedía un toque "limpio". Incluso algunos años se ha optado por el uso de otras campanas para evitar el deterioro de "María". Con sus 881 kilos de peso, se convierte en la tercera más pesada de El Fadrí, sólo superada por la "Jaume" y la "Ángel", con 1302 y 1915 kilos de peso respectivamente.
Los fundidores tradicionales construían los yugos siempre de madera, porque sabían que este material aísla mejor los sonidos y defiende más la torre de las violentas vibraciones producidas por los movimientos del badajo y de campana. Así los explicó a este rotativo Francesc Llop secretario del Gremio de Campaneros de la Comunidad Valenciana. En los últimos treinta años no se hacen yugos de madera con la creencia de que los antiguos los construían así porque no tenían medios y eran ignorantes. Recientes estudios demuestran lo contrario: las campanas con yugo metálico se rompen más a menudo, parten los badajos, suenan menos y dañan los muros.
Es cierto que los yugos de madera cuestan más caros y precisan de un mayor mantenimiento en los primeros años, pero a la larga son mucho más eficaces y pueden llegar a durar doscientos años, mientras que los metálicos no tienen más de veinticinco años de vida.
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