Juanjo Varea se encargó de las dedicatorias de cada repiquete.
Como el eco de siglos pasados, los repiquetes de Santa Águeda serpentearon en la noche del lunes por las calles catonas. La Cofradía del Santísimo Sacramento, de Autol, revivió un año más esta tradición heredada de aquellos monaguillos que subían al campanario para ganarse unas pesetas dedicando coplillas a los vecinos acompañadas del baile del badajo contra el hierro.
Cumpliendo tres lustros la recuperación de esta tradición, los cofrades hicieron disfrutar y reír a sus vecinos desde los altavoces a pie del campanario y también a través de las ondas de Radio Autol. Unas ochenta coplas llegaron dedicadas a vecinos, familiares y amigos, empezando, como es tradición, por Santa Águeda y San Blas y las honras a las autoridades civiles, eclesiásticas y militares. Cariños de abuelos a nietos, felicitaciones a la consecución del carné de conducir, advertencias a hijos sobre los resultados en los estudios... todos, por supuesto, con esa mezcla de guasa y guiños cariñosos.
Junto a Ricardo Gómez creando los repiquetes, esta edición tuvo la novedad de contar con Juanjo Varea para recitar los versos escritos por Ignacio Hernández, en lugar de Víctor Ruiz. «Este repiquete, para Víctor, 'el Peseta', que por no subir a la torre me ha hecho una gran puñeta», dedicó a su antecesor Varea, que pagó la novatada con un micro demasiado travieso. Todo ello acompañado de buen humor, caldito y bufandas para mantener la tradición.
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