Tengo que escoger entre varios temas que van desde la macroeconomía y el desplome de las bolsas hasta la sacralización del 23 de mayo, día en el que el Palleter le declaró la guerra a Bonaparte. Me parecen muy importantes esos dos temas, y que, lógicamente, nos producen una gran preocupación, máxime cuando hace 200 años que los valencianos nos plantamos ante el emperador francés. Otro asunto muy importante es la marcha del Valencia SAD, que de la mano económica de D. Juan Soler y de la técnica de Koeman, va de derrota en derrota, supongo que hasta la victoria final, que espero que no tarde demasiado.
Como esos temas están en cualquier periódico y al alcance de los que quieran informarse, les quiero comentar una noticia que, para mí, tiene mucho relieve, por su simbolismo. En Sagra tres jóvenes han recuperado en la fiesta de Sant Antoni el tradicional toque de campanas de modo manual. Incluso han creado una asociación de campaneros, la Colla de Campaners de Sagra. Los tres jóvenes se llaman Vicent Femenía, Felipe Ferragut y Josep Camps. Han conseguido devolver a sus campanas ese sonido, que ningún artilugio electrónico o eléctrico ha podido sustituir ese que se produce desde el cariño por lo propio, por lo próximo.
Me han devuelto la época de la infancia y de la juventud, en la que nuestros mayores me enseñaban el significado de los toques. Alguna vez, vi como los campaneros volteaban las campanas, a la xiqueta, con aquella alegría y aquella viveza que la hacía cantar con una voz infantil, a la major, con más pausa, para que la potente voz de su badajo rubricase las alegrías de sus otras dos acompañantes y la frescura de la xiqueta.
Termino con una felicitación a los jóvenes componentes de la Colla de Campaners de Sagra por su iniciativa, porque pienso que esa si que es una manera de recobrar nuestras costumbres y recuperarnos como pueblo.
