La parroquia no será la misma. Foto: Cortesía
La historia católica del pueblo de Mina estará incompleta sin las dos campanas que fueron robadas de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, fundada a mediados del siglo XIX.
En la madrugada del 16 de abril, los ladrones violaron el cerrojo de la entrada principal y se llevaron dos de las tres campanas históricas que estaban en el suelo mientras eran reemplazadas. Posteriormente serían colocadas en el jardín para que las apreciara el público.
“Ha sido un hecho impactante para la comunidad, una gran pérdida”, subrayó el clérigo Adrián Villagrán Guerrero, uno de los titulares de este recinto religioso.
Una de las campanas tenía una altura de 50 centímetros y pesaba 100 kilos aproximadamente y, se presume, estaba desde que se erigió el templo; la otra, un poco más reciente, de los años 20, medía cerca de 70 centímetros y duplicaba el peso de la primera. Debido a la época en la que fueron construidas, es muy probable que estén conformadas por oro y plata, comentó Héctor Jaime Treviño, director del capítulo nuevoleonés del Instituto Nacional de Antropología e Historia. “Esto se acostumbraba por los sonidos que se producen con estos materiales”, añadió.
Este suceso señala un trasfondo mayor: el mercado negro del arte, pues el tráfico de piezas sacras es bastante común, señaló José Francisco Aguilar, jefe de resguardo del INAH.
Para tener una idea del valor de estas piezas, una campana como las robadas ha sido valuada en un millón de pesos, detalló.
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