El Párroco de San Pedro Apóstol, José Luis Llopis, explicó que el proceso de restauración ha consistido en la sustitución de diversos elementos de las cinco campanas, como los yugos, los herrajes y las truchas (que eran de hierro) por otras piezas de madera.
“Aparte de que se encontraban en muy mal estado, al ser metálicas, estas piezas producían unas vibraciones tan fuertes que estaban abriendo grietas en la torre del campanario, mientras que la madera amortigua mucho más las vibraciones”, según Llopis, que explicó que además con las nuevas piezas de madera “recuperaremos el sonido genuino de las campanas”.
Todas las campanas son del año 1941, salvo la quinta, que se instaló en 1961. La mayor de todas, la campana de San Vicente, pesa 1.750 kilos y es la que más tradición tiene entre las paterneras y los paterneros.
Llopis comentó que esta restauración ha sido vivida por los vecinos “como un gran acontecimiento, porque es uno de estos hechos que se presencian muy pocas veces en la vida, como el paso de un cometa”. El Párroco señala que ha hablado con algunas personas de edad avanzada que “aún se acuerdan de la instalación de las campanas en 1941”.
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