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© nuevecuatrouno.com (2023) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 28-04-2024 |
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Por quien doblan las campanas en Villoslada
Eran el whatsapp de antaño. Todo lo que se debía saber en un pueblo se hacía a través de ellas. Toques diarios que marcaban la rutina de los municipios y toques extraordinarios que avisaban de que algo especial estaba ocurriendo. Las campanas, tan presentes en el día a día de antaño, este sábado se convierten de nuevo en protagonistas en el I Encuentro de Campaneros que se celebra en Villoslada de Cameros.
“Todo comenzó con la afición un chavalito de Montenegro que tenía mucha ilusión por tocar las campanas”, cuenta Alfonso, el párroco de Villoslada. “De ahí empezamos a conocer a gente que tenía una gran afición por las campañas y la costumbre que hay, sobretodo en Navarra, de hacer encuentros de campaneros”.
En ese momento apareció José María García, de Ezcaray, otro amante de los toques de las campanas. “El objetivo prioritario que tenemos es que las campanas suenen y que la gente entienda lo que dicen”, asegura de este primer encuentro que va a contar con dieciocho campaneros de diferentes puntos de la geografía española.
Cuenta cómo sonaban las campanas antaño. “Hace décadas era un oficio como otro cualquiera que empezó a desaparecer con la incorporación de la figura de los aguaciles que con el tambor anunciaban los bandos de los ayuntamientos”. Antes todo se informaba gracias a las campanas.
“Hay gente que distingue entre los toques eclesiásticos y los civiles, pero yo prefiero entre los ordinarios y los extraordinarios”. Así cuenta los que había cada día: maitines, en Ángelus y a vísperas. “Servía para avisar a la gente del campo cuándo había que empezar las labores, cuándo era la hora de comer y cuándo había que recoger los bártulos porque iba a empezar a anochecer”, explica.
Además había toque a fuego cuando había incendio o a concejo. “Se tocaba una vez para avisar que había venido el carnicero o el pescadero a vender productos al pueblo”, recuerda. “Si tocaba dos veces era que se requería a un miembro de la familia porque había algo importante que anunciar, y si se tocaba tres veces tenían que acudir todos los vecinos bajo pena de multa si no se hacía”.
También existía el toque a vereda (“era para realizar labores conjuntas como arreglar un camino o una calle”), o toques a difunto (“que distinguía entre la muerte de niños, de mujeres, de hombres o incluso del cura o del obispo”).
Cada pueblo tenía sus normas y sus toques. “En Valgañón, por ejemplo los toques eran distintos que en Ezcaray”, explica Jose Mari, que es una de las almas de este primer encuentro que se celebrará este sábado en Villoslada.
“Por la mañana vamos a hacer una gimkana con los niños para que entre otras cosas del municipio también conozcan los toques de las campanas, sus nombres…”, señala Alfonso que ya tiene todo preparado para después hacer una comida con todos los asistentes y a eso de la una del mediodía un recital de toques de campanas para volver a conocer por quién doblan en los municipios riojanos.
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