NÚÑEZ PEÑAFLOR, Marlem - El simbolismo de las campanas. Contextualización de las comunidades de estudio

3.4 Contextualización de las comunidades de estudio

Al hablar de la región central de México, generalmente resaltamos la importancia de la capital debido a su papel de residencia del poder pero, más allá de las fronteras del Distrito Federal la riqueza sociocultural es inagotable de ahí que, sin menospreciar la solidez sociohistórica de la ciudad de México -sobre la cual vastamente se ha escrito-, centramos nuestra atención en dos zonas cercanas a la primera pero con características específicas, de tal manera que nuestro trabajo permita ampliar (en la medida de lo posible) nuestro conocimiento y nuestro bagaje cultural.

Javier Romero (1974) se apoya en textos de Bernal Díaz del Castillo para consignar datos de la evangelización, en ellos encuentra que desde tiempos muy antiguos varios pueblos prehispánicos mesoamericanos practicaban diversos cultos a cielo abierto y los Teocallis, casas de los dioses, se hallaban en la cima de las estructuras piramidales. Sin embargo, al efectuarse el llamado Encuentro de Dos Mundos, "La Cruz fue la primera manifestación en el proceso de evangelización de los antiguos habitantes de Anáhuac. Más tarde aparece la capilla abierta como concepción de las Ordenes Religiosas llegadas en el siglo XVI a Anáhuac, su edificación tenía propiedad en los centros prehispánicos de mayor concentración humana y veneración" (Romero, 1974: 35).

Lo anterior queda perfectamente ilustrado en el siguiente fragmento de Bernal Díaz del Castillo:

"CAPITULO XCIII... y porque desde que entramos en aquella ciudad de México, cuando se decía misa hacíamos un altar sobre mesas y le tornaba a quitar, acórdose que demandásemos a los mayordomos del gran Montezuma albañiles para que en nuestro aposento hiciésemos una iglesia, y los mayordomos dijeron que se lo harían saber a Montezuma. Y nuestro capitán (refiriéndose a Cortés) envió a decírcelo con doña Marina y Aguilar y con Orteguilla su paje, que entendía ya algo la lengua, y luego dio licencia y mandó dar todo recaudo. Y en dos días teníamos nuestra iglesia hecha y la santa cruz puesta delante de los aposentos, y allí se decía misa hasta que se acabó el vino... y después que se acabó cada día estábamos en la iglesia rezando de rodillas delante del altar e imágenes; lo uno, por lo que éramos obligados a cristianos y buena costumbre, y lo otro porque Montezuma y todos sus capitanes lo viesen y se inclinasen a ello, y porque viesen el adorar y vernos de rodillas delante de la cruz, especial tañíamos el avemaría" (Díaz del Castillo, 1944: 204-206).

Una primera relación entre estos territorios queda establecida por el contacto étnico entre T0enochtitlan (Ciudad de México), Matalcingo (Ciudad de Toluca), y Almoloyan (Almoloya del Río) pues, tal como refiere Romero (1974), los tenochcas sojuzgaron a los otomianos matlatzincas quienes a su vez dominaban al pueblo de Almoloyan, lugar donde nacía el río de Toluca.

Sobre este punto, Víctor M. Martínez (1935) anota que entre las fundaciones hechas por los mexicanos en las vertientes occidentales de las serranías de Atlapulco y Las Cruces, en 1484 erigieron el pueblo de Jalatlaco. A ocho kilómetros de ahí erigieron Amomolucan -sobre este lugar no se tiene fecha exacta de fundación-, cuyos moradores abandonaron los terrenos para dirigirse a Nativitas del que aÚn quedan restos de sus primitivas construcciones, con intención de poblar nuevas comarcas. Poco tiempo estuvo habitado este poblado, pues a corta distancia del lugar se levantaba una pequeña colina de abundante arbolado al pie de la cual brotaban abundantes manantiales que ofrecían mejores condiciones de vida.

Y allí establecieron la población de Amomolucan (agua que hierve), que con el tiempo se transformó en Almoloya o Almoloyita (donde mana el agua algunas veces).

Con base en la Instrucción y Memoria de las Relaciones que se han de establecer, para la Descripción de las Indias por orden de Felipe II, Capítulo XX, Romero refiere que:

"Almoloyan estaba en el curso del ohtli o camino prehispánico de Tenochtitlan o México a Teutenanco, en virtud de la zona lacustre que formaban los manantiales de Almoloyan" (Romero, 1974: 18).

Otro punto comÚn consiste precisamente en que el Valle de Matlatzinco posteriormente conocido como Tolocan, estaba rodeado de montañas pobladas de coníferas, con manantiales y arroyos. Y era la

"zona lacustre formada por los manantiales de Almoloyan la que ocupaba gran parte del Valle, primero formando una gran laguna cerca a Almoloyan y después formando las ciénegas de Chicnahuapan y Chimaleapan" (Romero, 1974: 20).

Sobre los raudales de agua, Romero sostiene que el perímetro de la laguna Chicnahuapan abarcaba tramos de los barrios de Almoloyan: Tecalco (casa Sobre los raudales de agua, Romero sostiene que el perímetro de la laguna Chicnahuapan abarcaba tramos de los barrios de Almoloyan: Tecalco (casa de piedra) donde fluyen 27 manantiales, y Texocoapa (texucutl, tejocote) que cuenta con 18 surtidores.

Consumada la Conquista la nueva fundación creció y, aunque eran pocos los primeros habitantes de Almoloya su nueva fe los hizo erigir sus templos cristianos y, (de acuerdo a Víctor M. Martínez) de Nativitas llevaron una imagen a la que levantaron un sencillo adoratorio en la cumbre de aquella eminencia, en torno a la cual se extendió el poblado. Hacia 1668 quedó construida la actual iglesia parroquial, edificada bajo la advocación del arcángel San Miguel.

Una vez establecido el pueblo de Almoloya, las costumbres y fiestas no se dejaron esperar de tal manera que (de acuerdo a las referencias de 1935 proporcionadas por Víctor M. Martínez), el 6 de enero era la fiesta titular y se celebraba con el esplendor de varias danzas como los apaches -vestidos de colores de fuerte contraste, enagüillas, blusas de lentejuela y tocados con grandes penachos de pluma; las inditas que iban ataviadas con chincuete y huipil; los cuantepecos, luciendo huipil, pantalón corto de picos y máscara; las pastoras con sencillos vestidos, sombreros de palma y bastones; los lobos vestidos de colores brillantes formados de blusa y pantalón corto y el rostro cubierto con máscaras; los moros vistiendo blusas o petos, enagüilla bordada con lentejuelas, capa, machete y barbas postizas. Todo este abigarrado grupo se entrega a la danza acompañado de los instrumentos que a cada quien corresponde: los apaches tocan guitarras hechas con conchas de armadillo; inditas tocan tambora y violín; los cuantepecos hacen sus sones con violín y guitarras; las pastoras tocan violín y los lobos siguen a dos hombres que tocan un tamborcillo y un pito a manera de flauta. A estas danzas concurre mucha gente de los alrededores y la costumbre en este día es comer el sabroso mole.

En Carnaval, allá por el mes de febrero o marzo, la población celebra la festividad con danzas y mÚsica iguales a las del 6 de enero, pero con el atractivo de que en ella intervienen además, los locos que son individuos de extravagante aspecto que hacen reír con sus ocurrencias a las familias que al Calvario van a pasar el día comiendo frutas, echando cascarones y a divertirse con las danzas.

Durante la Cuaresma las festividades paganas se transforman en religiosas de tal manera que, celebran la Crucifixión, el Lavatorio, y el gusto de la mayoría es comer pescado, reboltijo, atole y frutas

El Jueves Santo nadie duerme pues, durante la noche varias orquestas tocan en la iglesia y se celebran prácticas religiosas que duran hasta el amanecer.

La fiesta del 28 de agosto, día de San Agustín, contempla además de las ceremonias religiosas un día de mercado, famoso en la región por la enorme cantidad de productos de diferentes poblados cercanos.

El día 29 de septiembre Almoloya se viste de gran fiesta porque celebra al Patrono del pueblo: San Miguel Arcángel, la gente participa en las danzas y por la noche "hace derroche de cohetes y vistosos fuegos artificiales que elaboran hábiles pirotécnicos de la región" (Martínez, 1935: 53).

Tanto el 6 de enero como el 29 de septiembre, sale el santo patrono en solemne procesión con danza, mÚsica y los vecinos van a comer a la casa del mayordomo. Actualmente dichas procesiones ya no se llevan a cabo, pero en su lugar se realiza el "paseo", que no es otra cosa que un desfile de carros alegóricos, flores, danzas y mÚsicos, encabezado por los mayordomos y sus compadres.

Paralela a la Conquista, la evangelización se inició por el año 1525 con la distribución de regiones de tal manera que México, Texcoco, Tlaxcala y Huexotzinco se constituyeron como cabeceras de las provincias religiosas. A México acudía todo el Valle de Toluca y fueron franciscanos y agustinos quienes principalmente fundaron conventos y casas de estudio, por su parte los agustinos fueron misioneros en la región fronteriza con los estados de Guerrero y Morelos.

Ante las dificultades del clero secular para nombrar al Obispo o Arzobispo de México, y la eminente diversidad de grupos y lenguas étnicos, los sacerdotes pusieron en práctica distintos métodos de evangelización, tal es el caso del cura de Xalatlaco, Juan de Segura en cuyo informe señala que: Los indios de Xalatlaco eran reunidos en el patio de la iglesia, dependiendo su lengua eran divididos en tres grupos que a cargo de tres indios instruidos en la doctrina eran evangelizados, cada uno aprendía en latín y en su lengua, diciendo y preguntando el que enseña y respondiendo los demás. Más adelante el informe narra

"estánse todos los indios en decir y de prender la doctrina una hora, y acabada de decir me subo al pÚlpito e predico a los mexicanos algunos domingos y fiestas de guardar, y todos los domingos de cuaresma. Acabado el sermón hago tañer a misa..." (Hernández, 1988: 76).

Sobre los orígenes de la evangelización en el Valle de Toluca, Rosaura Hernández anota que durante el reconocimiento de dicha región por parte del Marqués del Valle (Hernán Cortés), quedó establecida la posesión de las tierras de Matalcingo cuyos frutos serían recogidos en unas trojes cercanas al cerro de Toluca y a poca distancia "se fundó el monasterio de San Francisco donde se reunían los indios para doctrinarse, bautizarse, et. Nicolás de Aguilar (presunto testigo de los hechos) hace notar que desde la época del Marqués del Valle, se formaron barrios con sus iglesias y que el gobernador principal que era respetado por todos los caciques, era Mazacoyotzin" (Hernández, 1988: 72).

Lorenzo Camacho (1953), anota por su parte que, Fray Andrés de Castro cavilando sobre la manera de oponer prudentes métodos a los desastrosos resultados que pudieran acarrear las crueles injusticias, que incluso haría estéril todo sacrificio por la evangelización, se esforzó porque sus indios tuvieran sus capillas.

"Allá, sin que se molestaran, podría ir a decirles misa los domingos, a predicarles y a enseñarles la doctrina de Cristo. Ya estaban en obra algunas iglesitas. Mientras estaba aquí el dicho don Martín le pidió autorización para hacer tales construcciones pues, le indicó que así los indios quedarían apartados de los españoles y éstos vivirían cómodamente y gozosos" (Camacho, 1953: 37).

A pocas semanas se trazaron zonas de población en las propias tierras mercedadas y fueron levantadas humildes iglesitas y, en torno a ellas activos caseríos.

Para Camacho, fue así como nacieron los barrios toluqueños de San Miguelito, San Luis Obispo, Santa Cruz Atzcapotzaltongo, Santa Bárbara, Santiago Miltepec, Nuestra Señora de los Ángeles, Huitzila, Tlacopan, San Lorenzo Tepaltitlán, San Juan Bautista, San Diego San Sebastián, Santa Ana, Santa María de las Rosas, San Bernardino y San Mateo Oxtotitlán.

Afirma que los de Santa Clara, El Calvario, La Merced y el Carmen, surgieron después.

Hacia 1672 el licenciado Gustavo G. Velázquez, eximio historiador de la ciudad de Toluca, dicen Rivera Cambas y Aurelio Venegas que fue elevada al rango de Ciudad con el título de "Señor San José". El mismo historiador sostiene que

"cuantas tierras rodeaban la ciudad de San José de Toluca pertenecían unas al Duque de Terranova, descendiente del Marqués del Valle y otras a conventos de la ciudad de México. Muy pocas eran las propiedades de agricultores y menos aun en propiedad de los indios, simples vasallos del Marqués, que vivían casi de modo subrepticio en los cinco barrios de Toluca -San Sebastián, Santa Bárbara, San Luis Obispo y Tlacopa-" (Monografía de Toluca, 1973: 12).

En 1845, la ciudad con sus respectivos barrios, contaba ya con 8, 500 habitantes; sus pueblos inmediatos con 13, 500 vecinos; y sus haciendas y ranchos con 2, 800 habitantes, lo que da un total de 24, 000 habitantes para el Municipio. Los idiomas que se hablaban eran: mexicano, en los barrios de San Sebastián, Santa Bárbara, San Luis Obispo, Tlacopa, y los que hoy son también barrios y entonces eran pueblos: San Bernardino, San Juan Bautista y Huitzila; en los pueblos de Santiago Miltepec, Santa Cruz Tlaxomulco, San Mateo Oxtotitlán , San Marcos, San Antonio Buenavista, Capultitlán, Tlacotepec, Tilapa, Santa Ana, Santa María Yancuitlalpan, Calixtlahuaca, San Lorenzo, San Mateo Otzacatipan, San Pedro Totoltepec y Tecaxic; castellano en el barrio de San Miguel Pinahuisco, y otomí, en San Martín, San Pablo, San Cristóbal y Tlachaloya.

Tepexpan (o barrio de Santa Bárbara), es una palabra expresada por medio de los tetl, piedra, petatl, estera, juntos en línea horizontal, debajo del signo calli que significa "sobre los peñascos". Llámase el barrio, también Tepepa, y en este caso significa "sobre el cerro".De acuerdo al primer tomo de "El convento de la Purísima Concepción de los Carmelitas Descalzos en Toluca", apenas llegados a México los doce franciscanos que venían bajo la presencia de Fr. Martín de Valencia, comenzaron hacia 1525 la evangelización del Valle de Toluca. En este lugar y por esas fechas empezaron a adoctrinar a los matlatzincas y celebraban culto en capilla provisional; más tarde, en 1552, construyeron la famosa capilla abierta de la Santa Cruz de los Otomites, que puede considerarse el primer templo cristiano edificado en Toluca.

Junto a esta capilla, e integrándola al conjunto arquitectónico, los franciscanos edificaron un convento que sirvió como sede del colegio de artes y teología de la Provincia franciscana del santo Evangelio; la iglesia grande con sus varias capillas, el Tercer Orden, la santa Veracruz, etc.

De todas las construcciones levantadas durante la Colonia sólo quedan reliquias (afirma el texto), pues tanto el antiguo convento como la iglesia grande fueron destruidos a mediados y finales del siglo XlX.

Muchos años después de los franciscanos (fines del siglo XVII) llegó a Toluca la orden de San Juan de Dios, edificando iglesia y convento. La iglesia de San Juan de Dios fue convertida en parroquia con el título de santa María de Guadalupe. Actualmente, esta orden ya no se encuentra en la capital mexiquense, pero es recordada por la atención que dio a los enfermos en el hospital que fundó con el patrocinio del propietario de la hacienda de la Gavia, don Antonio de Sámano y Ledesma (El Convento..., 1979).

De un documento inédito titulado "Toluca, año de 1688", Rosaura Hernández sustrajo el siguiente fragmento: Por los años de 1565 llegaron los primeros religiosos para llevar a cabo su tarea evangelizadora en este Valle de Toluca... y que don Juan Cortés Coiosin les dio el terreno para edificar su casa. Parece que originalmente se llamó la Asunción de Nuestra Señora y después, al fundarse una parroquia, San José de Toluca.

La villa de Toluca fue encomendada al Marqués del Valle quien nombraba corregidor. En este escrito también queda señalado que se erigió en ciudad por el año de 1692 con el título de San José. (Hernández, 1988).

De la fecha de llegada a Toluca de la orden de la Merced no hay datos precisos aunque, alguno dice que se establecieron en 1676 pero de ser cierto el Cronista del Carmen que menciona a los franciscanos y a los juaninos hubiera dicho algo acerca de los mercedarios, ya que intentaba enumerar las órdenes religiosas que precedieron a los Carmelitas en Toluca. Es más probable que los Mercedarios fundaran en Toluca en 1731, edificando su iglesia y convento.

Los Carmelitas Descalzos llegaron a Toluca en 1690 y, la iglesia y convento que construyeron se conservan casi íntegros.

El convento e iglesia de la Purísima Concepción de Toluca es una de las 16 fundaciones levantadas por los Carmelitas Descalzos de la Provincia de San Alberto de México durante el Virreinato. Realizada en 1698, se hizo después de las de México, D.F. (1586), Puebla (1586), Atlixco (1589), Valladolid (1593), Celaya (1597), Desierto de San Fe o de Los Leones (1606), San Ángel D.F. (1613), Querétaro (1614), Salvatierra (1644), San Joaquín en Tacuba (1689), y antes de las de Oaxaca (1699), Orizaba (1735), San Luis Potosí (1738), Tehuacán (1745) y del traslado del Desierto a Tenancingo (1801).

En "El Convento de la Purísima Concepción de los Carmelitas Descalzos en Toluca" se afirma que el deseo de que los Carmelitas fundaran en Toluca, partió de algunos toluqueños que los conocían y les guardaban afecto. En 1794 cien de estos vecinos escribieron un memorial dirigido a las autoridades de la Orden y al Virrey, Don Gaspar de la Cerda y Sandoval Noroña y Silva, solicitando se promoviera la fundación carmelita de Toluca. El virrey envió, a su vez, una carta a España solicitando del rey y su Consejo el necesario real permiso. Para estas fechas el rey había decidido no dar su permiso para nuevas fundaciones; sin embargo, los solicitantes no desistieron y con cartas del Virrey, del Arzobispo de México, de los vecinos y del Definitorio Provincial, partió un procurador a España a conseguir el deseado permiso.

El procurador, Fr. José de JesÚs María, llegó a España por el mes de marzo de 1697 y unos meses después consiguió, el 26 de septiembre, la cédula real por la que Carlos II concedía el permiso de fundación solicitado. El Marqués del Valle y duque de Terranova, a cuyo marquesado pertenecía Toluca, también otorgó oportunamente su licencia.

Posteriormente, la real cédula, el permiso del marquesado y del Definitorio Provincial fueron presentados al nuevo Virrey, don José Sarmiento y Valladares conde de Moctezuma y Tula, quien el 28 de noviembre de 1698 mandó que se ejecutase la fundación. Ésta quedó bajo la advocación de la Purísima Concepción pues, el día 8 de diciembre (fecha en que se celebra dicha fiesta) comenzó formalmente la vida de la comunidad.

La decoración de la iglesia, capilla y convento fue evolucionando al ritmo de los gustos de la época: la primera debió de ser estilo colonial con tendencias barrocas. La iglesia y capilla se adornaron con retablos de madera dorada e imágenes estofadas, como lo pedía el gusto del siglo XVIII. Fue hasta 1857 cuando la Orden Tercera decidió cambiar el estilo barroco por el neoclásico en la decoración de su capilla.

La torre de 45 metros de alto que caracteriza al Carmen, comenzó a construirse en el trienio del padre prior Fr. Juan de San Elías (1810-1813). Hasta este tiempo la iglesia sólo contaba con la tradicional espadaña carmelita.

Ahora bien, al iniciar sus apuntes sobre la historia de la iglesia y convento del Carmen de Toluca, don Miguel Salinas escribió:

"El Carmen es, sin duda, una de las iglesias más queridas de los habitantes de Toluca. Situada en el fondo de angosta y quebrada callejuela, en el sitio donde empieza a elevarse la vertiente del cerro, se ofrece a la vista con apariencia rara y pintoresca. Su torre -la más alta de las que hay en la ciudad- se yergue airosa, descuella sobre el extenso caserío y es lo primero que columbran los caminantes que se acercan a Toluca por el Oriente y por el Sur. La voz de sus campanas, sea que vibre para un simple llamado, sea que produzca alegre clamoreo, o sea que finja melancólicos y desgarradores sollozos, recuerda a los ancianos tolucenses de las horas de entrar a la escuela y de salir de ella; las bulliciosas fiestas religiosas y cívicas; la triste plegaria de tarde; toque de silencio que ya no escucharon los hombres de mi generación, pero sí oyeron nuestros padres.Las masas populares, casi siempre abrumadas de trabajo y escasas de festejos, recuerdan con placer las verbenas de la fiesta del Carmen, efectuadas en las noches de novena y de la octava. La procesión del día 16 de julio sacaba de su hogar a toda la población tolucense; la grandiosa función celebrada en la mañana del expresado día, congregaba en la nave del hermoso templo a lo más granado y florido de la sociedad de Toluca..." (Salinas, 1927).

Como testigo de antiguas procesiones, don Miguel de Salinas agrega la siguiente descripción acerca de la del 16 de julio de 1865:

"Un repique a vuelo, vibrante y clamoroso, anunciaba a los tolucenses que la procesión de la Virgen del Carmen iba a salir. Por todas las calles y callejuelas de la urbe, veíanse grupos numerosos de personas de todas las clases sociales, que caminaban apresuradamente, a fin de tomar lugar en algÚn sitio desde el cual se viese cómodamente la procesión. Muchos de aquellos transeÚntes lucían trajes nuevos, pues era costumbre de la antigua Toluca que sus habitantes estrenasen ropa en aquella hermosa fiesta.

Al salir de la iglesia, la procesión torcía a la derecha y recorría la calle del Carmen (hoy Cura Merlín) hasta la esquina de la Esquipulas, de allí enderezaba hacia el sur, pasando frente a las casas consistoriales (hoy palacio de gobierno); continuaba por la calle en que está el portal del Risco, daba vuelta a la izquierda, hacia el Este y pasaba frente al portal Morelos, doblando la esquina, entraba a la antigua estrecha y quebrada callejuela en cuyo fondo se alza la iglesia del Carmen; recorrida esta callejuela, las imágenes hacían su entrada en el templo y terminaba la procesión.

Antes de terminar la procesión, la imagen de la Virgen se detenía frente a alguna de las casas del trayecto; en la azotea de esta casa estaba dispuesta una gran rueda, obra de pirotecnia, a la cual se le prendía fuego. Durante algunos instantes, la rueda tronaba en honor a la Virgen y giraba vertiginosamente. Mientras la procesión seguía su itinerario, las sonoras campanas del Carmen formaban estruendosa sinfonía".

Actualmente sus fiestas siguen siendo las más conocidas de Toluca y sus campanas, aunque ya no tan usadas, siguen clamorosas como antes.

3.5 La evangelización y sus modelos más recientes

Hoy día, la Iglesia ha implementado modelos distintos para poder cumplir con su papel socio-religioso, de esta manera podemos señalar al SINE (Sistema Integral de Evangelización) como un claro ejemplo de ello.

El SINE es un modelo pastoral implementado en parroquias y comunidades evangelizadoras que, principalmente es enfocado como la estructura pastoral fundamental y prioritaria al interior de la iglesia católica, con su dimensión territorial y con los compromisos de evangelización y pastoreo de la feligresía.

De este modo, el SINE se caracteriza por el establecimiento y cumplimiento de los puntos siguientes:

Ahora bien, para poner en práctica los tres Últimos puntos es necesario considerar que el SINE es para parroquias y cada una posee un marco territorial (para fines prácticos y administrativos), por consecuencia dicho territorio tiene límites precisos en el área geográfica ya sea urbana o rural que, en conjunto se encuentra bajo la responsabilidad pastoral del párroco, quien es el encargado de cuidar y atender las necesidades y problemas espirituales, sociales y materiales de ese territorio concreto. Por el lado del seglar, éste tiene una parroquia encargada de proveerle diversos servicios y tiene el derecho de ser ayudado y atendido por su pastor, del mismo modo puede encontrar en su parroquia mÚltiples aspectos elementalmente humanos y de la misión de la iglesia pero, en el caso de las ciudades, el seglar es libre de asistir o vincularse a la parroquia que quiera, perteneciendo y participando en la parroquia que él elija.

Para cuestiones de organización básica y eficiencia práctica, la parroquia evangelizadora es dividida en sectores con la finalidad de cumplir eficientemente los objetivos del Plan pastoral. Por esta razón el SINE practica la sectorización bajo dos modalidades:

De acuerdo a recomendaciones eclesiásticas, para las misiones evangelizadoras y para la implementación de diversos pasos del Plan pastoral y de los ministerios, se necesita la sectorización geográfica. En el caso del ministerio de comunidades y el sistema de discipulado, se necesita más bien una sectorización personal.

Con la sectorización se conoce y prepara el territorio para la misión evangelizadora así como para la futura atención pastoral. La sectorización además, permite un constante flujo comunicacional e informacional de la situación del sector y su relación con el Plan pastoral y los servicios parroquiales.

Además de los servicios sacerdotales, las parroquias requieren de un Ministerio Evangelizador compuesto a su vez, por equipos de seglares evangelizadores. De acuerdo al SINE, todo seglar debería dar algunas horas a la semana a un trabajo intraeclesial pero, hablando de los seglares el Papa afirma que"Su tarea primera e inmediata no es la institución y el desarrollo de la comunidad eclesial -esa es la función específica de los Pastores-, sino que consiste en poner en práctica todas las posibilidades cristianas y evangélicas, escondidas pero a su vez ya presentes y activas en el mundo".

A esto se llama en el Concilio "Animación Cristiana del orden temporal", y no es otra cosa que vida con valores cristianos en diferentes campos como la política, lo social, la economía, la cultura, la ciencia y las artes, la vida internacional, los medios de comunicación de masas, el amor, la familia, la educación, el trabajo.En estos campos el seglar no sólo debe ejecutarlos, sino que a él corresponde la iniciativa y la autoridad para llevarlos a cabo. Al sacerdote sólo corresponden ciertas tareas del campo religioso, tales como:

Es así como en término generales las parroquias poseen el siguiente esquema de organización:

ORGANIZACIÓN PARROQUIAL
DESTINATARIOS ESPECIALES
LOS RESPONSABLES DE REPRESENTANTES DE LA BASE
SECTORES Y DE MINISTERIOS
2 POR CADA SECTOR
REUNIÓN SEMANAL DE 3 HRS.
REUNIÓN TRIMESTRAL

Partiendo de este esquema es como se procederá a realizar el trabajo de campo consistente en hacer una recopilación de datos y recabación de información para este trabajo. Las actividades a realizar serán: grabación de los distintos toques de campanas, entrevistas a profundidad y observación participante.

Sobre su construcciónÍndex generalPresencia e importancia de las campanas en América
  • Iglesia del Carmen - TOLUCA DE LERDO: Campanas, campaneros y toques
  • TOLUCA DE LERDO: Campanas, campaneros y toques
  • Campanas (historia general y tópicos): Bibliografía
  • Campanas (historia general y tópicos): Bibliografía

     

  • Volver a la página anterior
  • Menu inicial CAMPANERS DE LA CATEDRAL DE VALÈNCIA
    Campaners de la Catedral de València
    © NÚÑEZ PEÑAFLOR, Marlem (1999)
    © Campaners de la Catedral de València (2024)
    campaners@hotmail.com
    Actualización: 28-03-2024
    Convertir a PDF

    Connectats: 65 Visitants: 65 Usuaris: 0