NÚÑEZ PEÑAFLOR, Marlem - El simbolismo del toque de las campanas: los Sistemas Simbólicos

2. Segunda llamada: deliberación teórica

2.5 Los Sistemas Simbólicos

El mundo social es percibido, nombrado y construido de acuerdo a los diferentes principios de visión y de división. De lo anterior, Pierre Bourdieu desprende una preocupación y meta teórica a la vez: la posibilidad de conocer la representación hecha por los agentes del mundo social y, además, la contribución que ellos aportan a la construcción de ese mundo en su constante deseo de imponer su visión del mundo o la visión de su propia posición en ese mundo, de su identidad social. Lo esencial de la experiencia del mundo social (percepción) y del trabajo de construcción que requiere se opera en la práctica por debajo del nivel de la representación explícita y de la expresión verbal

Cuando las categorías de percepción del mundo social permiten la incorporación de las estructuras objetivas del espacio social, éstas inclinan a los agentes a aceptar evidentemente al mundo social en lugar de rebelarse contra él. Ante estas limitaciones, los agentes o actores se muestran conformes con su posición, pero también "aceptan el sentido de las distancias a marcar y a tener, a respetar o a hacer respetar" (Bourdieu, 1984: 34)

En nuestra vida diaria recurrimos al uso de distintos sistemas simbólicos (SS, segÚn Antonio Paoli) para estructurar y definir formas de percepción y pensamiento diversos, es decir, a través de ellos seleccionamos datos para estructurar interpretaciones; éstos al ser adoptados por la mente humana generan sentimientos, nos remiten a vivencias alterando así las condiciones psicosomáticas del receptor. Su aplicación permite la recreación del SS en función del contexto de enunciación

En palabras de Paoli, un SS se define como "un modelo, una convención formal mediante la cual interpretamos el sentido de la relación social y organizamos la expresión" (Paoli, 1994:23). Además, el sistema simbólico se constituye por reglas y valores, aspectos a través de los cuales los individuos y grupos de individuos construyen un imaginario espacio-temporal que determina su percepción y comportamiento

"La aplicación de un SS a una realidad determinada, desde un determinado ámbito de sentido y desde un medio específico, determinan un contexto de enunciación; por lo tanto, no basta con referir lo que se dice, ni siquiera basta con especificar desde qué SS se construyó lo dicho. Es importante clarificar el ámbito de sentido desde el que se emitió una determinada interpretación y el medio por el que fue transmitido. De esta manera se revitaliza y contextualiza el sentido". (Paoli, 1994: 28)

El ámbito de sentido se parece a un juego asociativo desde el cual se acepta proyectar una simbología, pero también desde el ámbito de sentido se emiten y reciben los mensajes organizados segÚn un determinado SS, y es la finalidad del SS la que tiende a darle coherencia, a definir el sentido. El sujeto adapta cada SS al ámbito específico de la psique o de la sociedad en el que decide expresarse; sin embargo, al moverse la expresión de un ámbito a otro trama una lógica para interpretar a la acción no sólo en función del SS, sino en el ámbito en el que éste opera. Todo individuo que tenga acceso a la práctica cultural abordada, la adapta a nivel "personal" y/o colectivo dependiendo del ámbito en el cual requiera expresarse y al mismo tiempo elaborar su percepción del sentido

La enunciación es definida por Paoli como el acto de emisión y recepción de un conjunto de mensajes que dejan alguna huella de sentido y cuyo proceso no siempre es captable en espacio y en un tiempo determinado. De esta manera, el proceso de enunciación orienta las acciones humanas y se puede interpretar mediante los SS; así las cosas, el SS es considerado como un código que ayuda a descifrar el sentido y comprender la enunciación. La emisión simbólica puede interpretarse de distintas formas dependiendo del lugar y el tiempo de la emisión

Es desde el ámbito de sentido donde se reciben y emiten los mensajes organizados conforme a un SS específico y, la finalidad de éste permite elaborar su coherencia, definir su sentido. Desde esta perspectiva, Paoli sostiene que no se puede hablar de coherencia ni de entendimiento si no se parte de dos elementos fundamentales: la finalidad y un cierto juego asociativo, pues dependiendo de la claridad que se tenga de ellos, los participantes de la acción comprenderán el sentido del discurso total y de cada fragmento

El emisor de símbolos necesita contexto para definir el sentido de lo que expresa. Ahora bien, la expresión se convierte en un enunciado cuya interpretación se realiza en función de ciertas pautas asociativas a partir de las cuales se define qué SS emplear y cómo modalizarlo

A partir de la aplicación de finalidad y el juego asociativo al proceso de enunciación general, Ducrot sostiene que el fragmento o frase se traduce como "objeto teórico no observable. Lo que puede observarse es el enunciado en tanto manifestación particular" (Paoli, 1994: 30)

Al emitir un enunciado se hacen presentes distintas formas simbólicas, como el tono, el gesto, el timbre, a partir de las cuales se construyen nuevos enunciados compuestos de nuevas "frases" y, por lo tanto remitiéndonos a nuevos significados que son captados simultáneamente al recibir el mensaje. Ducrot sostiene que una frase no puede desarticularse de su estructura aunque signifique algo, pues para comprenderse como objeto de comunicación posible, se requiere añadir su significado y el sentido aportado por los SS utilizados en ella. Ahora bien, para poder conocer el sentido que le da el receptor a un mensaje, Paoli sugiere reconstruir los esquemas desde los cuales define su pensamiento, su reacción y los procesos posibles de su acción. A lo anterior, cabe agregar el hecho de que, en la medida en que el receptor aplique tal SS, tenderá a definir de una manera determinada sus significados

Desde la perspectiva del receptor, éste "aplicará nuevas formas de captación y las interpretará desde uno, y a veces desde varios ámbitos de finitos sentido y desde varios contextos de legitimidad" (Paoli, 1994:29). Sin embargo, siempre hay un ámbito primordial a partir del cual se genera una lógica preponderante, a partir del contexto del ámbito de sentido (experiencia religiosa, por ejemplo) habrá que contemplar el contexto de legitimidad

Cuando el sujeto receptor capta una síntesis significante emisora (a través de un mensaje) recibe un estímulo, a partir del cual tiende a producir una síntesis significante receptora. La operación de los órganos de los sentidos, segÚn Paoli, es el vínculo entre la síntesis significante emisora y la síntesis significante receptora; con ésta Última, se realiza una alteración psicosomática segÚn los hábitos de cada sujeto. De acuerdo a Paoli, la definición de una síntesis significante receptora supone la evocación de un sentido social definido por un contexto de legitimidad, con base en el cual el receptor define un ámbito de sentido

La síntesis significante receptora es una forma de "lectura" e interpretación que, cuenta con una historia propia. Por esta razón, Paoli sostiene que el sujeto receptor tiene amplias posibilidades de transformar su captación; puede rehacer la síntesis significante que recibe y, reinterpretarla con un SS distinto al del emisor

Una frase, un discurso, es como un activador de una reacción determinada por una síntesis significante convertida en reflejo. Los sentidos, en tanto sistemas de lectura, operan como mecanismos reflejos elaborados a lo largo de la vida y, constituyen modelos de reacción dotados de sentido, es decir, de finalidad. "Nuestros reflejos significantes son relaciones que normalmente se remiten a la vida social y se adaptan por cada sujeto como formas propias que dirigen reacciones instantáneas de su sentir somático y a su sentido semántico" (Paoli, 1994: 58). Paoli sostiene que "es posible formular un conjunto de rasgos básicos que se asumen convencionalmente como definitorios de las síntesis significantes receptoras de un determinado auditorio. A este conjunto de rasgos básicos le llamamos SS" (Paoli, 1994: 60)

Pasando a otra dimensión del proceso de recepción, el paso de una síntesis significante emisora a una síntesis significante receptora, presente cada vez que recibimos un mensaje, es denominada por Paoli como síntesis significativa. Este autor sugiere a la síntesis significativa como un modo subjetivo de percibir, que a partir de una síntesis significante emisora genera su propia síntesis significante receptora, con la cual produce una reacción psicosomática refleja. Toda síntesis significativa se elabora a partir de una realidad vivencial y se orienta a propiciar el desarrollo de otras realidades vivenciales propias y ajenas

Cada sujeto elabora una síntesis significativa a partir de sus reflejos significantes, constituyéndose como el instrumento del sujeto para generar una cierta forma de relación social. La síntesis significativa es génesis de la acción y la relación social; los SS son modelos hipotéticos que tienden a comprenderla. Esto es, la síntesis significativa parte del nivel subjetivo y, el concepto de sistema simbólico (SS) parte del nivel social; con la primera definimos nuestro modo de ser, con la segunda formalizamos nuestras comunicaciones sociales

En otro orden de ideas, Paoli sugiere que para entender qué es y cómo funciona un SS, es necesario contar con métodos que nos permitan comprender hacia qué finalidades tiende una práctica social y cómo se representa. Por otra parte, para poder comprender una cultura, este mismo autor sugiere conocer algunos de sus SS básicos a través de sus génesis, sus fines, sus categorías claves, sus principios de articulación interna así como los modos en los que expresan sus relaciones socioculturales

La ubicación genética del SS nos permite explicar la razón de ser de dicho modelo; ahora, el SS -continuando con la perspectiva de Antonio Paoli-, puede funcionar porque los contingentes humanos los adoptan y ciertas organizaciones los impulsan desde determinados ámbitos de sentido

Hasta ahora comprendemos que el origen de este SS se remonta hacia tiempos anteriores al Cristianismo, en tanto práctica cultural, y al término de las persecuciones en tiempos del emperador Constantino, en tanto práctica de la religión católica. Su finalidad en esta doble perspectiva se traduce en señal o aviso de algo; y convocar a los fieles a los actos del culto divino, respectivamente

Acerca de sus categorías claves, éstas se definen en dos aspectos generales: el simbolismo del repique a nivel social, cultural, e incluso político y el simbolismo del repique de la campana en términos de la religión católica; respecto a esta Última la Iglesia ha desarrollado otras categorías como: Maitines, vísperas, doble, misa ordinaria, repique especial del Santo patrono, repique del Sábado de Gloria y repique del 15 de septiembre, en el caso de México. Para efecto de definir los principios de articulación interna y modos de expresión de las relaciones sociales, procedemos a hacer algunas consideraciones basadas en los trabajos de algunos autores.

2.5.1 La contextualización de las Formas Simbólicas

La vida social es "una cuestión de acciones y expresiones significativas, de enunciados, símbolos, textos y artefactos de diversos tipos, y de sujetos que se expresan por medio de tales artefactos y que buscan comprenderse a sí mismos y a los demás mediante la interpretación de las expresiones que producen y reciben" (Thompson, 1993: 135)

A partir de un panorámico recorrido sobre los usos históricos del concepto de cultura, Thompson sostiene que la concepción clásica surgió de las primeras discusiones en torno a este concepto sucedidas durante los siglos XVIII y XIX, en ellas, la cultura se refería a un proceso de desarrollo intelectual o espiritual. Posteriormente, a fines del siglo XIX aparece la antropología y con ella dos concepciones de la cultura: la concepción descriptiva y la concepción simbólica

La primera contempla al "conjunto de valores, creencias, costumbres, convenciones, hábitos y prácticas característicos de una sociedad particular o de un periodo histórico" (Thompson, 1993: 136). Por su parte, la concepción simbólica se centra en la definición de los fenómenos culturales como fenómenos simbólicos para, a partir de ellos, conducir el estudio de la cultura esencialmente a la interpretación de los símbolos y de la acción simbólica

Para este autor: "Los enunciados y las acciones cotidianas, así como los fenómenos más elaborados como los rituales, los festivales o las obras de arte, son producidos o actuados siempre en condiciones sociohistóricas particulares, por individuos específicos que aprovechan ciertos recursos y que poseen distintos niveles de poder o autoridad; una vez que se producen y representan estos fenómenos significativos, son difundidos, recibidos, percibidos e interpretados por otros individuos situados en circunstancias sociohistóricas particulares, que aprovechan ciertos recursos a fin de dar sentido a los fenómenos en cuestión. Vistos de esta manera, los fenómenos culturales pueden considerarse como si expresaran relaciones de poder, como si sirvieran en circunstancias específicas para mantenerlas o interrumpirlas, y como si estuvieran sujetos a mÚltiples interpretaciones divergentes y conflictivas por parte de los individuos que reciben y perciben dichos fenómenos en el curso de sus vidas diarias" (Thompson, 1993: 148-149)

Sobre esta segunda concepción, John B. Thompson elabora una crítica al considerar que, a pesar de que la concepción simbólica -en ella incluye los trabajos de C. Geertz- es un punto de partida adecuado para desarrollar un enfoque constructivo para el estudio de los fenómenos culturales, presenta una debilidad que la limita en el sentido de que su atención por las relaciones sociales estructuradas, dentro de las cuales se insertan siempre los símbolos y las acciones simbólicas, es pobre. A raíz de esta observación, el autor formula la concepción estructural de la cultura, de acuerdo a la cual "los fenómenos culturales pueden entenderse como formas simbólicas en contextos estructurados; y el análisis cultural puede interpretarse como el estudio de la constitución significativa y de la contextualización social de las formas simbólicas" (Thompson, 1993: 136)

De manera más directa, Thompson argumenta que el enfoque de Geertz recae en el significado más que en el poder, y en el significado más que en los significados conflictivos y divergentes que pueden tener los fenómenos culturales para los individuos situados en diferentes circunstancias y dotados de diferentes recursos y oportunidades

Para conocer más de cerca el planteamiento de Thompson hay que subrayar que su enfoque enfatiza tanto el carácter simbólico de los fenómenos culturales como la inserción de éstos en contextos sociales estructurados. Es así como los fenómenos culturales se constituyen por formas simbólicas, es decir, por acciones, objetos, y expresiones significativas de diversos tipos en contextos estructurados

Las formas simbólicas se insertan en contextos y procesos socio-históricos dentro de los cuales, y por medio de los cuales se producen, transmiten y reciben. Dichos contextos pueden presentarse en relaciones asimétricas de poder, en accesos diferenciales a los recursos y a las oportunidades, o bien, en mecanismos institucionalizados para la producción, transmisión y recepción de las formas simbólicas. Ante estas circunstancias, Thompson considera que el análisis de los fenómenos culturales implica elucidar estos contextos y procesos estructurados socialmente, así como interpretar las formas simbólicas por medio del análisis de contextos y procesos estructurados socialmente

Una vez hechas las consideraciones anteriores, Thompson distingue cinco características fundamentales de las formas simbólicas: intencional, convencional, estructural, referencial y contextual

El aspecto intencional de las formas simbólicas alude al hecho de que, son expresiones de un sujeto para otro sujeto(s)

Por medio de su caracterización convencional "la producción, la construcción o el empleo de las formas simbólicas, así como su interpretación por parte de los sujetos que las reciben, son procesos que implican típicamente la aplicación de reglas, códigos o convenciones de diversos tipos" (Thompson, 1993: 154)

En su dimensión estructural, las formas simbólicas son catalogadas como construcciones que presentan una estructura articulada, esto es, se componen de elementos interrelacionados entre sí

El significado de las formas simbólicas se construye generalmente a partir de rasgos estructurales y elementos sistémicos; sin embargo, este proceso analítico tiene sus limitaciones rebasadas sólo por una interpretación de la representación(es) de la forma simbólica. Aunque las formas simbólicas "simples" como una frase, además de instaurarse en un contexto, pueden llevar las huellas de las relaciones sociales características de tal contexto; "formas simbólicas más complejas, tales como los discursos presuponen en general una serie de instituciones específicas dentro de las cuales, y por medio de las cuales, se producen, transmiten y reciben estas formas. Lo que son estas formas simbólicas, la manera en que se construyen, difunden y reciben en el mundo social, así como el sentido y el valor que tienen para los que las reciben depende de alguna manera de los contextos y las instituciones que las generan, mediatizan y sostienen (Thompson, 1993: 160)

El aspecto contextual de las formas simbólicas implica poner atención al escenario y la ocasión del discurso, las relaciones entre el que habla y el pÚblico, el modo de transmisión del discurso y las maneras en que lo recibe el pÚblico. La contextualización es definida por J. Thompson como la quinta característica de las formas simbólicas, ya que "éstas se insertan siempre en contextos y procesos socio-históricos específicos dentro de los cuales y por medio de los cuales, se producen y reciben" (Thompson, 1993: 160)

Una característica importantísima de las formas simbólicas es que son objeto de procesos de valoración, es decir, son valoradas y evaluadas, aprobadas y refutadas constantemente por los individuos que las producen y reciben. "Además, como fenómenos sociales, las formas simbólicas también se intercambian entre individuos ubicados en contextos específicos, y este proceso de intercambio requiere ciertos medios de transmisión denominados como modalidades de la transmisión cultural" (Thompson, 1993: 161)

Thompson acentÚa el hecho de que la producción y recepción de las formas simbólicas son procesos que tienen lugar dentro de contextos sociales estructurados, y que estos Últimos son espacial y temporalmente específicos, pues implican escenarios espacio-temporales. Estos escenarios constituyen en parte la acción y la interacción que se da en ellos

La percepción, la interpretación y el peso asignado a las formas simbólicas, están condicionados por la ocasión, el escenario y el medio específico en que son transmitidas

Para este autor, el escenario y la ocasión del "discurso", las relaciones entre el emisor y el receptor (es), el modo de transmisión y las maneras en que lo recibe el pÚblico no son aspectos del discurso mismo, pero tales aspectos entendidos como rasgos estructurales internos de las formas simbólicas- pueden distinguirse y comprenderse a partir de la definición de los contextos sociales, las instituciones y los procesos dentro de los cuales se expresa, transmite y recibe el discurso, y analizando las relaciones de poder, las formas de autoridad, los tipos de recursos, de dichos contextos

Este mismo autor señala que las razones por las cuales las formas simbólicas se insertan en contextos sociales estructurados son las siguientes:

1. Las formas simbólicas (FS) son expresiones de un agente(s) social(es) situados dentro de un contexto sociohistórico específico, dotados de recursos y habilidades de diversos tipos

2. Las FS pueden portar huellas de las condiciones sociales de su producción

3. Además de ser expresiones dirigidas a un sujeto(s), las FS son normalmente recibidas e interpretadas por individuos que se sitÚan también dentro de contextos socio-históricos específicos y están en posesión de diversos tipos de recursos

4. Con frecuencia las FS son objeto de complejos procesos de valoración, evaluación y conflicto. Son objeto de "procesos de valoración", es decir, procesos en virtud y por medio de los cuales se asignan ciertos tipos de valor

5. En tanto fenómenos sociales, las FS también se intercambian entre individuos ubicados en contextos específicos, este proceso de intercambio requiere ciertos medios de transmisión,Recapitulando, los procesos de producción y recepción de las FS ocurren en contextos sociales estructurados, especificados espacial y temporalmente, "implican escenarios espacio-temporales que en parte constituyen la acción y la interacción dados en ellos" (Thompson, 1993:162)

Sin embargo, las características espacio-temporales del contexto de producción de una FS pueden coincidir o no con las características del contexto de recepción; esta situación regularmente se da cuando las FS son transmitidas por conducto de medios técnicos de algÚn tipo

De acuerdo a la teoría de los campos de interacción de Pierre Bourdieu, en cualquier campo los individuos aprovechan los diferentes tipos de recursos o capital a fin de alcanzar sus objetivos particulares a través de reglas o convenciones. Tales reglas y convenciones son conceptuadas por Thompson como conocimientos prácticos que inculcan poco a poco y se reproducen continuamente en la vida diaria. De esta manera, "los individuos no se basan tanto en estos esquemas flexibles, sino que los ponen en práctica de manera implícita. Son condiciones de acción e interacción inculcadas y diferenciadas socialmente, condiciones que se realizan y reproducen, en cierta medida, cada vez que un individuo actÚa" (Thompson, 1993: 164)

Para Thompson, afirmar que un campo de interacción o una institución social está "estructurado", es afirmar que se caracterizan por asimetrías y diferencias relativamente estables en términos de la distribución de los recursos de diversos tipos, el poder, las oportunidades y las posibilidades de vida, y el acceso a todo ello

De lo anterior, el autor define a las instituciones sociales como conjuntos específicos y relativamente estables de reglas y recursos, junto con las relaciones sociales que son establecidas por ellas y dentro de ellas; "Las instituciones sociales pueden considerarse como constelaciones de reglas, recursos y relaciones que se sitÚan dentro de campos de interacción y al mismo tiempo los crean" (Thompson, 1993: 165)

La producción d las formas simbólicas implica el uso de los recursos disponibles, y la puesta en práctica de reglas y esquemas de diversos tipos, por parte de individuos situados en determinada posición (es) dentro de un campo o institución. Así, la posición ocupada por un individuo en un campo o institución, y la recepción anticipada de una forma simbólica por parte de los individuos a quienes se dirige, son condiciones sociales de producción que moldean la forma simbólica producida

Al momento de que las formas simbólicas son recibidas por individuos situados en contextos socio-históricos, las características sociales de dichos contextos moldean las maneras en que son recibidas, comprendidas y valoradas. Desde la perspectiva de Thompson, el proceso de recepción es un proceso creativo de interpretación y valoración en el cual el significado de una forma simbólica se constituye y reconstituye activamente. "Al recibir o interpretar las formas simbólicas, los individuos participan en un proceso permanente de constitución y reconstitución del significado, y este proceso es típicamente parte de lo que puede llamarse la reproducción simbólica de los contextos sociales" (Thompson, 1993: 169). La reproducción simbólica de los contextos sociales es un tipo particular de reproducción social mediada por la comprensión cotidiana de las formas simbólicas

Es así como "el significado transmitido por las formas simbólicas y reconstituido en el curso de la recepción puede servir para mantener y reproducir los contextos de producción y recepción. Es decir, el significado de las formas simbólicas, tal como es recibido y comprendido, puede servir de diversas maneras para mantener las relaciones sociales estructuradas características de los contextos dentro de los cuales se producen, reciben, o ambas cosas, las formas simbólicas" (Thompson, 1993: 169)

Una consecuencia de la contextualización de las formas simbólicas es que frecuentemente están sujetas a procesos de valoración, evaluación y conflicto. Existen dos tipos de valoración: la económica y la simbólica, en esta Última el valor de los objetos se establece en virtud de las formas y en la medida en que son estimados por los individuos que los producen y reciben; es decir, elogiados o denunciados, apreciados o despreciados por tales individuos. Ambos tipos de valoración son acompañados generalmente por formas distintivas de conflicto, esto es, "los individuos que las producen y reciben pueden asignar diferentes grados d valor simbólico a las formas simbólicas, de tal manera que un objeto elogiado por unos, puede ser denunciado o despreciado por otros" (Thompson, 1993: 171)

Algunas evaluaciones tienen más peso que otras en función del individuo que las externa y la posición desde la cual lo hace; al estar en una mejor posición los individuos exteriorizan sus evaluaciones para, generalmente, imponerlas.

Sobre su construcciónÍndex generalPresencia e importancia de las campanas en América
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