Campanas de siempre |
Recuerdos de todos |
Valencia (2003) |
Es el día de Corpus Christi. Son las once de la mañana. La “escuraeta”, tan típica en nuestras fiestas se extiende frente a la Catedral, en la plaza de la Reina, y entre sus cerámicas no pueden faltar numerosas pequeñas campanas con sus diminutos badajos.
Me encuentro en la plaza, frente a la puerta de los hierros de nuestra Catedral y mi pensamiento está confuso, pues se amontonan los actos a los que querría acudir. No quisiera perderme ninguno de ellos, pero esto va a ser imposible. A las doce en punto, ya que hace unos años cambiaron el horario, comenzará la magnífica Misa de Pontifical oficiada por el Arzobispo, en la Catedral y cantada por la Coral Catedralicia. Por sí sola, todo un espectáculo. A la misma hora, en la plaza de la Virgen comenzará el “pregón” con la Cabalgata del Convite y a esa misma hora desde el Miguelete se tocara el Vuelo del Mediodía.
Desde el día anterior esta plaza brilla como pocas veces lo hace a lo largo del año. El tapiz floral de motivo eucarístico y una gran custodia, realizada toda ella de flores, aunque alguna vez ha sido de dulces, costeada por el gremio de sucrers, presiden la plaza. Las rocas, esos carros triunfales sobre los que se representaban “els misteris” a lo largo de la procesión, y cuyo origen podemos fecharlo en 1413, sabiéndose que en 1,417 ya había varias y que en 1,512 eran doce, se encuentran colocadas delante de la fachada principal de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, a uno y otro lado de su puerta principal, dejando espacio en la plaza a los demás elementos del Corpus.
Once son las Rocas que en la actualidad se exponen, encontrándose guardadas el resto del año en la Casa de las Rocas, construida para ese fin en 1435, verdadero museo corpusiano. Allí, en la plaza, podemos apreciar de cerca su belleza, su antigüedad y su magnificencia. La más antigua de las actuales, pues muchas fueron las que desaparecieron, fundieron o se volvieron a crear, es la Roca “Diablera”, “de Plutón” o de “L’infern”, llamada así por la cantidad de diablos que en ella se representan. Data de 1512, siendo reformada en 1542 y construyéndosele de nuevo la figura de Plutón en madera maciza en 1815. Se cree que viene a representar la dominación árabe, antes de la Conquista. Le sigue en antigüedad la “San Miguel”, construida sobre una anterior llamada del “Juicio Final” que sería dedicada al arcángel San Miguel en 1542, siendo en parte renovada en 1817. Se cree que representa la extirpación de la secta mahometana.
“La Fe”, llamada antiguamente del “Paraíso Terrenal”, se construía en 1542 siendo renovada en 1702, haciéndosele una nueva figura de la Fe en 1814 y se ha querido ver en ella el establecimiento y triunfo de la religión católica en nuestro Reino.
Otra antiquísima Roca es la de “San Vicente Ferrer”, construida en 1512 de dos rocas más antiguas y originariamente dedicada a San Vicente Mártir. La imagen del Santo con alas y espada flamígera recuerda la tradición de su aparición de esta forma sobre la puerta de San Vicente, en actitud de defender la Ciudad de la peste que se extendía desde Játiva y data de 1853, pues un año antes tras una caída había quedado destrozada.
“La Purísima” tiene también su origen en una roca anterior, la “María del Te Deum” de 1542, aÚn cuando la actual data de 1665, siendo restaurada y haciéndose nueva la imagen de la Inmaculada y de Judit en 1815, año en que como hemos visto se restauraron muchas de ellas. No podía faltar en la procesión del Corpus de Valencia una roca dedicada a la Inmaculada Concepción de la que Valencia fue ferviente defensora. “La Santísima Trinidad” se construía en 1674 y sobre ella se representaba el “Misteri de Adam i Eva”, presentes estos en la Roca en el momento de su expulsión del Paraíso. Es la Roca que más restauraciones ha necesitado. En la de 1702 se hicieron nuevas las figuras de Adán y Eva por Vergara el Viejo, rehaciéndose de nuevo en 1816. Representa la creencia del pueblo en el Misterio de la Trinidad.
La Roca “Valencia” se construía en 1855 con motivo del IV Centenario de la Canonización de San Vicente Ferrer y se hacía con restos artísticos de la antigua Casa de la Ciudad (Ayuntamiento), mientras que “La Fama” se realizaba en 1899 para la Cabalgata de la Feria de Julio por “Lo Rat Penat” y “El Círculo de Bellas Artes de Valencia”, regalándola al Ayuntamiento que la incorporaba posteriormente a la Procesión del Corpus.
“El Patriarca” es de 1961 realizada con motivo de la Canonización del Patriarca San Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia y devotísimo de la Eucaristía como lo demuestra el hecho de que a in de mayor recogimiento establecía en el Colegio del Patriarca, por él fundado la singular Octava de Corpus que continÚa celebrándose en Valencia, cuya procesión viene representada en la Roca. “La Mare de Déu dels Desamparats” construida en 1995 para la conmemoración del V Centenario de ésta advocación dada a la Virgen del Hospital dels Folls por Fernando el Católico era patrocinada por el Excelentísimo Ayuntamiento de valencia y la sociedad Agricultores de la Vega, inspirándose la imagen de la Virgen en la que se conserva en el Capitulet.
La más moderna de las rocas, “El Santo Cáliz”, procesionaba por primera vez, después de haber sido bendecida en Roca por Juan Pablo II, en el año 2001, es pues una roca del siglo XXI, realizada gracias a la iniciativa de “Amics del Corpus”, tal vez por echar de menos una roca destinada al Santo Cáliz de la Cena, la reliquia más preciada de nuestra Catedral y que tanto tiene que ver con la institución de la Eucaristía, de la que el Corpus es su fiesta suprema. El Santo Cáliz, es fiel reproducción del original. A través de los 33 socarrats que la circundan vemos representados los distintos momentos de la Procesión General. Estos carros procesionales son elementos genuinos de nuestro Corpus, una más de nuestras facetas de demostrar nuestra religiosidad.
La antevíspera de la Fiesta, al caer la tarde, se van sacando “a mano”, las rocas de su Casa, para colocarlas en la próxima plaza de los fueros y de aquí ya tiradas por caballos, a excepción de la “Diablera”, que será llevada a mano por “Els Amics del Corpus” se trasladaran a la plaza de la Virgen donde quedaran expuestas hasta el día de Corpus por la tarde en que procesionarán en primer lugar.
La víspera de la fiesta, las rocas no están solas en la plaza, pues a ella se han trasladado también otros elementos del Corpus, los Gigantes y las alegorías. Los “gigantes” al día siguiente, junto con los cabezudos y tras la procesión de las rocas, y la “enramada” que cubre de murta el itinerario de la procesión, abrirán el desfile de las danzas que precede a la procesión propiamente dicha. Serán colocados junto a los balconcitos del Cabildo de la Catedral. Ocho son las parejas que estarán expuestas y que procesionarán: las cuatro más antiguas que representan cada una de las cuatro partes del mundo conocido en la época en la que ellos se incorporaban a la procesión, en 1589: Europa, Asia, África y América. En aquel año se sumaban a ellos una pareja de “nanos”o cabezudos, a la que posteriormente se añadieron otras dos. En estos “gigantes” vemos la adhesión de todos los continentes a la Eucaristía y en su conjunción con los “nanos”, que todos, altos y bajos, adoran al Señor. Con motivo del 750 aniversario de la Conquista se realizaron tres parejas de Gigantes formadas por el Rey D. Jaime y su esposa Doña Violante, una pareja de moros y otra de judíos, recuerdo de la tolerancia y convivencia en nuestra tierra de las tres culturas tras la Conquista, que pronto se incorporaban a la procesión del Corpus.
En el año 2002, en la víspera del Corpus se bautizaban en la Plaza del Carmen, en las puertas de la iglesia, una nueva pareja de gigantes, financiada por la Falla Na Jordana y regalada al Ayuntamiento para su incorporación al Corpus. Esta Última pareja de "gigantes”, formada por típicos representantes del pueblo valenciano, recibían el nombre de “Carmeleta” y “Vicentico”, demostración de que el pueblo valenciano se postra ante la Eucaristía.
Mas allá, en la plaza, se encuentran las “alegorías” de nuestro Corpus, que el resto del año, junto con las rocas, los gigantes y otros elementos se guardan en la “Casa de las Rocas”. Allí podemos ver las “Águilas de San Juan”, con flores en su corona, las dos pequeñas parecen significar la unión de la iglesia de Roma y España, de ahí las iniciales R y E que llevan, la grande al evangelista San Juan, conocido por “El Águila de Patmos”, ya que la paloma que lleva en su pico porta una cinta con las primeras palabras de su evangelio. Aunque su origen se remonta a 1404, las que vemos en la actualidad datan de la segunda mitad del siglo XX. Junto a ellas El Dragón de San Jorge, representado por un dragón alado, la Tarasca de Santa Marta, dragón de grandes fauces y la Cuca Fea de Santa Margalida, gran tortuga que representa al diablo dominado por la Santa. A las siete y media de la tarde, en este día de la víspera del Corpus, en la propia plaza se representará uno de los “misterios”. Este año será el de “Adán y Eva”, que ya se representaba en el siglo XVI sobre la Roca de la Trinidad, otros años se ha representado el misterio del “Rey Herodes o Degolla”, y aÚn un tercer misterio el de “Sant Cristòfol”, ya conocido en 1449, ha llegado hasta nosotros.
Esta víspera de la fiesta ha estado marcada por el repetido sonido de las campanas de nuestras Catedral, anunciándonos repetidamente que ya se acerca la gran fiesta de Valencia. A las 12 de la mañana el “Vuelo de Mediodía”, que incluye un villancico, ha lanzado al viento a “La María”, “La Ursula”, “La Violant” y a la anciana “La Caterina”, que reserva su canto para la Sagrada Eucaristía. A las cuatro de la tarde hemos vuelto a oír las campanas tocando a “Coro Obispal de Dos Paradas” con el repique de las campanas, el vuelo de “La Caterina” y luego el de “La María” para anunciarnos que van a celebrarse las primeras Vísperas solemnes y por Último a las ocho de la tarde nos acompañará el “Vuelo del Ave María”, vuelo de las campanas grandes anunciando la fiesta que incluye también un villancico. Antes de este toque se ha realizado una “Señal de aviso” en las parroquias tocando “La Caterina” y repicando “El Pablo”, para coordinar el vuelo de todos los campanarios de la Ciudad. No oiremos esta noche el toque de “cierre de la muralla”, pues las campanas deben quedar preparadas para el día siguiente.
La afluencia de la gente a la plaza de la Virgen ha sido continua durante todo el sábado, pero sobre todo a la caída de la tarde y por la noche, ya que a las 23 horas, en ella se celebrará el tradicional concierto de nuestra Banda Municipal. Mientras espera el comienzo del concierto o una vez finalizado este la gente se acercará a las calles de Caballeros, Bolsería y Avellanas a admirar el adorno de sus balcones, pues es tradicional que sea en estos puntos de la procesión donde con más esmero se engalanen las fachadas, en honor de la Custodia. El elemento floral y eucarístico es la nota predominante en ellos.
Pero volvamos a al día de la fiesta del Corpus. Desde hace unos años la celebración popular se ha trasladado al domingo siguiente al jueves de Corpus, ese jueves que representa el traslado del Jueves Santo, día de la institución de la Eucaristía, pero que por caer dentro de la semana de Pasión no permitía una celebración esplendorosa de tan importante misterio. De nuevo la plaza de la Virgen bulle de nuevo con la gente que se va acercando a ella para ver el “desfile del pregón”, también conocido como “Degolla”que comenzará a las 12 en punto. La policía montada y “les banderoles” (el estandarte y los dos guiones de la Ciudad) abrirán la comitiva. Tras ellos las distintas danzas o bailes del Corpus, todas ellas antiquísimas y con su significado espiritual. La primera de todas será la de “Chagants y nanos”, cuyo significado hemos comentado, que bailaran al una antigua danza al son del Tabalet y la Dulzaina, pero esa mañana solo la bailaran las tres parejas de cabezudos, ante los Gigantes apostados en la Catedral, a su paso por esta plaza, cuyo origen se remonta a 1589. A ellas seguirán otras más: “Cavallets y morets”, de 1615, que parece inspirada en las evoluciones ecuestres realizadas en la Edad media en las conmemoraciones y homenajes y que viene representada por ocho niños, vestidos de moritos, que portan un caballo de cartón y que viene a significar que hasta los infieles hacen testimonio de su adoración al Santísimo Sacramento, “La Magrana”, baile de cintas que representa a los judíos rindiendo acatamiento a la Eucaristía, “Els Arquets”, también conocida como “danza de las Polonesas”, de 1846 interpretada por un grupo de niños con arcos florales y cuyo significado debemos buscarlo en la alegría por la participación de los labradores en la Festividad del Corpus, “Els Pastorets” cuya presencia parece unida al Misteri del “Rey Herodes” y sus danzantes y la danza de “La Moma y los momos”, la más genuina de las danzas del Corpus.
En este baile, la virtud, la Moma, interpretada siempre por un varón, con blanco traje de mujer , coronada de flores y con la cara cubierta por un pañuelo, vence a los pecados capitales que la tientan, los momos, vestidos de amarillo y negro, cubiertos con pintoresco gorro que semeja a dragón. Posiblemente es el baile más antiguo y de mayor contenido didáctico- religioso de la festividad del Corpus. Las figuras bíblicas, las de los misteris y los soldados de Herodes “la Degolla” cerraran la “cabalgata del convite o Pregón, en el que la figura central será “El Capellà de les Roques”, antiguamente representado por el Capellán de la Casa de la Ciudad, que montado sobre su caballo, engalanado a la antigua usanza, con gualdrapa de terciopelo negro, con los escudos de la Ciudad bordados en plata, invita al pueblo valenciano a la Procesión. AÚn cuando el primer pregón del Corpus se realizara en 1355, parece ser que esta “cabalgata” se iniciaba mucho tiempo después, en 1516. Y a pesar de los siglos que lleva realizándose siempre resulta nueva y colorista esta cabalgata del Pregón.
Y a las 12 en punto de la mañana también comenzaran, de nuevo a tocar las campanas del Miguelete. En este día de la Fiesta han tocado ya a las siete y media, el “Vuelo del Alba”, vuelo de las campanas anunciando la inminencia de la Fiesta, a las nueve y cuarto se las ha vuelto a escuchar con el “Coro Obispal de Dos Paradas”, con el repique de las campanas y el vuelo de “La Caterina” y luego de “La María” para anunciar la Misa Obispal y de diez y media a once y media han interpretado los “Toques de la Misa Obispal” en sus diversos momentos: principio y Alzamiento a Dios y final, ya que la Misa Pontifical se realizaba, hasta hace muy pocos años, a las diez y media de la mañana, en lugar de a las doce. A esta hora las campanas de nuevo serán lanzadas al viento en el “VUELO de MEDIODÍA”, el Único Volteo General que se realiza desde el Miguelete, el más completo de todos y el Único momento en el que tocan todas las campanas históricas de la Sala de Campanas de la torre campanario de la Catedral, incluyendo de nuevo el volteo de “La Caterina”. A pesar de la musicalidad de este toque, mayor o menor, lo que más sorprende en él es su espectacularidad. Parece que se estableció como costumbre en el siglo XIX y va seguido de un villancico. Esta forma de tocar, junto al nÚmero de toques de este día, nos indica que nos encontramos ante la fiesta litÚrgica más importante de Valencia.
Tres actos a la vez y una sola persona para disfrutar con ellos. Me tenía que decidir, y este año lo hice por el espectáculo de las campanas, así es, que me dispuse a subir los interminables escalones de la escalera de caracol del Miguelete. Me lo tomé con calma y descansé a mitad recorrido. Antes de llegar a la sala grande que las alberga me sorprendió el espacio que guarda la campana “Eloy”, procedente del cercano campanario de Santa Catalina, y que fuera casa del campanero. Mientras subía oí como uno de los muchos jóvenes que delante llevaba, leyendo el nombre de las campanas, que venía impreso en la entrada, le comentaba a su vecino. “A mí me parece que les han puesto el nombre que les ha dado la gana”, no pude evitarlo y dije en voz alta: “si, pero tras bautizarlas”. Me dic pena pensar que no serían capaces de imaginar el antiguo y solemne ritual de la bendición de las campanas, que no podían llegar a entender la gran participación ciudadana que llegó a alcanzar tanto él como la propia fundición de una campana importante. No serían capaces de comprender lo que aquellas campanas y fundamentalmente las más antiguas, supusieron para los ciudadanos de Valencia, y mucho menos entender como llegaron a regir sus vidas.
Por fin llegaba al amplio espacio que constituye la Sala de Campanas y me sorprendió la cantidad de gente, agolpada, que allí se encontraba. Pensé por un momento lo difícil que iba a ser acceder a su interior, y eso que aÚn no eran las doce del mediodía, pero lo conseguí. Allí estaban la televisión y los campaneros de la Catedral de Valencia, pidiéndonos, estos Últimos, un mínimo de margen de seguridad antes de que comenzara el toque manual de las campanas de la sala. A las doce en punto comenzó el espectáculo. Era el toque del mediodía, el Único día en el que realizaban un volteo general de aquellas campanas. Primero fue un trío de las cuatro campanas menores volteando a la vez ( “El Pau”, “L’Ursula” y “La Violant”, y a ellas se fueron sumando progresivamente las demás (“L’Andreu”, “El Vicent”, “La María”, “El Manuel”, La Bàrbera”, “La Catalina” y “El Jaume”, hasta voltear todas a la vez. Su sonido llega a ser armónico, todas volteando menos “L'Arcis”. Era difícil seguirlas con la mirada. La cÚpula, gótica, de lo más acogedora, nos remontaba a tiempos ya lejanos y allí, en aquel espacio todo se llenaba con el sonido de aquellas campanas tiradas al viento. Era estremecedor, a la vez que algo ensordecedor. Las campanas seguían volteando una y otra vez, casi durante una hora, anunciando a toda Valencia que estábamos de fiesta, de una fiesta mayor, de la fiesta más grande de Valencia, que era la Fiesta del Corpus. Terminado el volteo general se fue despejando la sala, a él siguió el toque del villancico de “El Jaume” y aÚn me parece recordar algÚn otro toque menor. Me quedé en la sala todavía un rato. A ella había llegado Armando Serra y me presentó a los campaneros. Entre ellos se encontraba el alma de todos ellos, el patriarca de la saga de los Llop, un hombre ya entrado en años, enjuto y enamorado de las campanas, orgulloso de su título de campanero Mayor vitalicio de la Catedral, dado por su propia Majestad. Allí estaba él, con las postales de sus campanas, con los folletos, para el que quisiera cogerlos de nuestras campanas de la Catedral y de sus toques a lo largo del año. Me contaba como a diario subía a la sala de campanas, muchos días en más de una ocasión, y me sorprendió que a su edad, aquello no supusiera un esfuerzo, pues a mí, me había costado llegar a ella, y eso que soy mucho, mucho más joven. Ellos hicieron que me interesara por las campanas de nuestra Catedral, me contaron la electrificación de las de la Catedral de Tarragona y me dijeron la importancia de nuestro juego a pesar de ganarnos, con sus cinco campanas góticas, del siglo XIV, la Catedral de Mallorca, pero como ellos mismos decían, ninguna de ellas tan antigua como nuestra “Caterina”. Ellos mantienen visitable nuestra sala de campanas y con su labor contribuyen a mantener la atención en nuestras viejas compañeras.
No era la Única vez que volteaban y repicaban nuestras campanas en ese día. La habían hecho, como hemos visto, el día anterior y aquella misma mañana y lo repetirían por la tarde, a las cuatro, de nuevo con el “Coro Obispal de Dos Paradas”, esta vez para anunciarnos las Vísperas Solemnes, a las seis y media para dar la “Señal de Procesión General” con el vuelo de “El Manuel” para anunciárnosla, a las siete con el repique de campanas a la salida de la Cruz y comienzo de la Procesión, propiamente dicha, y de ocho a nueve y media, con los “Vuelos de la Procesión, vuelo de las campanas a la salida de la Custodia de la Catedral, cuando pasa por la Plaza de la Reina y cuando vuelve a la Santa Iglesia Catedral. A estos vuelos del Miguelete, se unirán los vuelos de las campanas de las parroquias por las que pasa la Procesión: San Nicolás, Santos Juanes y San Martín. Solo de nuestras antiguas parroquias queda muda Santa Catalina, al no tener campanas en su campanario.
Durante años, había oído el “Vuelo de Mediodía”, siempre sobrecogedor, mientras esperaba que comenzara la “Cabalgata del Pregón” o “Degolla”, pero nunca lo había vivido en su espacio natural y ¡Válgame Dios!, era algo asombroso, difícil de olvidar. Cierro los ojos y veo voltear a nuestras campanas, su sonido llega a molestar al oído por la resonancia que adquiere en aquella sal, siguen en él aÚn cuando ya han quedado mudas. Pienso que es lo más grandioso de este magnífico y singular Corpus de Valencia.
Por la tarde, cuando iba hacia la Catedral, para unirme a la Procesión General, solo podía pensar en la maravillosa experiencia de ese medio día y esperaba con ansia volver a oír la encantadora voz de nuestras campanas acompañándonos y marcándonos los pasos de la Procesión.
La procesión del Corpus de Valencia, es también singular, aÚn cuando ha perdido mucho del esplendor que llegó a tener en siglos pasados, siendo el gran acontecimiento de la tarde del Corpus. Ya no vemos en ella, a caballo a los timbales y clarines de la Ciudad, a los Reyes Magos, a los Maceros, Escribanos y Señores Regidores de la Comisión de fiestas, ni a los Alguaciles precediendo a la Carroza de honor, ni en su burrito a la “Mare de Déu de la burreta”, todos ellos iniciando la procesión con la Degolla y siguiendo a esta las rocas y la enramà, como en la propia Procesión echamos de menos las pequeñas andas llevadas al hombro, de los santos patronales de nuestros gremios, así como los de los santos titulares de nuestros conventos e iglesias parroquiales, estas Últimas precedidas, cada una de ellas, por su respectiva Cruz Alzada. Sin embargo, como antaño, podemos ver en ella, pero a pie, a muchos de aquellos personajes, las banderas de nuestros gremios y otras instituciones están presentes en la procesión, que hoy viene abierta por el cuerpo de la Policía Local montada, con su uniforme de gala y en ella podemos distinguir varios momentos que nos recuerdan aquellas procesiones de varios kilómetros que recorrían las calles de nuestra Ciudad, cuyo itinerario ha variado poco desde entonces y que en la actualidad irá recorriendo desde su salida de la Catedral por la Puerta de los Apóstoles, sucesivamente la Plaza de la Virgen, calle Caballeros hasta el Tossal, Bolsería, Plaza del Mercado calle de Mª Cristina, San Vicente, Plaza de la Reina, calle del Mar, Avellanas, Palau y Plaza de la Almoina, introduciéndose en la Catedral por la Puerta del Palau.
A las cuatro y media de la tarde, terminado de tocar el “Coro Obispal de Dos Paradas” comenzará la Procesión General. La gente, a pesar de lo temprana de la hora va agolpándose a lo largo de todo el itinerario. Abrirá el cortejo la Guardia Montada Municipal, a la que seguirá el desfile procesional de las Rocas por el itinerario de la Procesión, que una vez terminado, desde la Plaza de la Almoina se retiraran a la Casa de las Rocas. Es en este desfile tradicional acudir a ver la subida del Palau de estos carros procesionales y muy especialmente el de la Roca Diablera. Al llegar a este punto, se desenganchan los caballos que de ellas tiran dejando tan solo uno. Todavía podemos ver como se realizan apuestas, sobre todo con la “Diablera”, para ver si el animal es capaz o no, de salvar sin dificultad, es decir, sin caerse, el pequeño desnivel que existe en este punto. Tras las Rocas veremos los Carros de la Enramada esparciendo la “murta” por todo el recorrido que realizará la Custodia. A las cinco y media o seis, comenzará el Desfile de las Danzas, precedido de la “Senyera” flanqueada por los “Estandartes de la Ciudad” o “les banderoles”, portados por tres reyes de armas con cotas de seda, gorguera blanca, cabeza coronada con corona dorada y blancas barbas, seguidos de todo el cortejo que forman los Gigantes, los cabezudos y las danzas del corpus, que irán representando los distintos bailes a lo largo de la Procesión. Mientras a las seis y media, el vuelo de “El Manuel” nos da la “Señal de Procesión General” anunciándonos que media hora después dará comienzo ésta. A las siete en punto el repique de campanas del Miguelete nos indica que se está dando comienzo a la Procesión, que la Cruz Alzada de nuestra Catedral, flanqueada por los Candeleros, ya sale por la Puerta de los Apóstoles, seguida de todo el cortejo procesional.
Durante casi media hora estarán repicando las campanas acompañando a la salida de este cortejo, en el que podremos ver desfilar las figuras bíblicas del Antiguo y el Nuevo Testamento, con sus atributos que las identifican, hubo tiempo en que desfilaron más de 100, el Arca de Noe, el Candelabro de los Siete Brazos, las uvas de los exploradores de la Tierra Prometida, la Escalera que llegaba al cielo, los personajes de “Els Misteris” ( el de “Adán y Eva”, “San Cristóbal y los peregrinos” y el del “Rey Herodes”), los santos Eucarísticos y las alegorías, es decir, las tres Águilas, el Dragón de San Jorge, la Cuca Fera y la Tarasca. Todo ello entre las distintas parroquias, gremios, órdenes religiosas, y otras instituciones de índole religiosa o cívico-religiosa, todos ellos con sus estandartes. También veremos desfilar la personificación del Ángel Custodio de la Ciudad, los ocho heraldos representados por “vegueros” con cota y tunicela roja y amarilla, cada uno de ellos con un escudo en su brazo izquierdo con las armas de la Ciudad y uno de sus protocolarios títulos: Ilustre, Egregia, Fiel, Magnífica, Coronada, Insigne y dos veces Leal, y una vara en su mano derecha, cuya parte posterior lleva el escudo de la Ciudad y que antaño servía para señalar o descubrir la cabeza de los espectadores que no lo hacían al paso de la Custodia, y “Els Cirialots”. Estos Últimos desfilaron ya en 1382 en nÚmero de 12, doblando el nÚmero en 1395. Recuerdan los 24 ancianos que segÚn el Apocalipsis participan en la Liturgia Celestial adorando al Cordero de Dios y que también representan a la Ciudad, cuyo escudo ostentan. El Tintinábulo y Umbela, El Ministro Pertiguero de la Seo, el Perrero de la Seo, los Incensarios y la Escolanía preceden a la Custodia. La Custodia es el centro y corazón de la procesión. A su paso por las calles de Caballeros, Bolsería y Avellanas, los pétalos de rosa que le tiran desde las ventanas, le llueven, cubriéndola por completo, en un acto de adoración y respeto del pueblo valenciano. No es la magnífica custodia gótica que Joan de Castellnou realizara en 1456, de plata oro y piedras preciosas que fuera fundida en 1809, durante la invasión francesa, para hacer moneda, sino la realizada y sufragada por suscripción pÚblica en 1952, en la que se trabajó durante trece años y que representa una de las obras de orfebrería más importantes del siglo XX. La Escolanía, situada en puntos claves del recorrido, acompaña con sus cánticos el paso de la Custodia. La Senyera, los dos cabildos, catedralicio y municipal, buen nÚmero de autoridades tanto religiosas como civiles y militares, la Banda Municipal y un Cuerpo del Ejército, que le rinde honores, cierran esta procesión del Corpus de Valencia, en la que el Ayuntamiento, como en ningÚn otro lugar, tiene una activa e intensa participación.
De él son las Rocas, las alegorías y muchos de sus elementos, es él, el que contrata las danzas y a través de las muchas figuras que le simbolizan (La Senyera y les banderoles, el Ángel Custodio de la Ciudad, los heraldos con sus títulos y los propios Cirialots) en ella participa, sin olvidar el lugar preferente nuestra Senyera y nuestras autoridades municipales, así como la participación en ella de nuestra Policía Montada y nuestra Banda Municipal. Como es fundamental la participación del pueblo valenciano, a través de “els Amics del Corpus”, en la permanencia de los personajes que en él se representan.
Todo en este día es mágico en Valencia, y a ello contribuye sin duda el sonido de nuestras campanas lanzadas al viento. Alguna de ellas, “La Caterina”, es anterior a aquel año de 1355 en el que la Procesión del Corpus salía de las iglesias en nuestra tierra, podría contarnos toda su historia, desde sus comienzos hasta nuestros días, pues es más anciana que ella. Conoció su época de esplendor, los Reyes que ex profeso vinieron a verla, sus épocas de decadencia y su nuevo resurgir.
Ya ha pasado tiempo desde entonces y continua impactado en mi cerebro el recuerdo del “Vuelo de Mediodía” desde la Sala de Campanas del Miguelete, veo a los campaneros tirando de las cuerdas de sus campanas, obligándolas a voltear, veo sus badajos chocar contra sus copas. Todo es humano en aquel extraordinario movimiento de las campanas de nuestra Catedral, por ello pienso que vale la pena que los valencianos, que nuestros visitantes, puedan disfrutar de este espectáculo, hoy puede decirse que Único en España y periódico, siempre en nuestro Corpus, y ruego a Dios para que siga manteniéndose durante muchos siglos más, pues ellas, nuestras campanas forman parte integrante de las tradiciones de nuestra tierra.
Cincuenta y nueve son los días que el grupo de campaneros de la Catedral de Valencia, pertenecientes al Gremio de Campaneros de la Comunidad Valenciana, hacen sonar manualmente las campanas históricas de la torre campanario de nuestra Catedral, y lo hacen interpretando los toques de la Consueta Nova, actualizados por la Consueta de Herrera de 1705. Un día, el de Viernes Santo hacen sonar tan solo la matraca, pues este día, en señal de luto, no suenan las campanas. Son pues sesenta los días que ellos suben a la Sala de Campanas del Miguelete para hacer sonar sus campanas o su matraca.
Dentro de los toques que interpretan los campaneros de nuestra Catedral se encuentran:
Muchos son los días en los que el Ayuntamiento de Valencia patrocina los toques manuales de las campanas de la Sala de Campanas del Miguelete, tal y como viene haciéndolo históricamente, pues es él, el que se hace cargo de los toques de las más importantes fiestas litÚrgicas de la Ciudad, contribuyendo de esta forma a mantener y potenciar los toques históricos manuales de nuestra Catedral, y la pervivencia del tan antiguo gremio de campaneros, muy especialmente de los campaneros de nuestra Catedral, a la vez que permite que los valencianos y los que a nuestra Ciudad se acercan en esas fechas, puedan oír, con toda su pureza el esplendido sonido de nuestras viejas campanas.
Es el Ayuntamiento el que patrocina los toques de:
© GONZÁLEZ GUDINO, María Ángeles (2003) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 28-03-2024 |