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© El Correo Gallego (2021) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 20-04-2024 |
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Tras la impresionante restauración del templo ubicado en la Catedral, monseñor Julián Barrio preside mañana una misa con la que se reanuda el culto en la parroquia
Después de la rigurosa restauración que se llevó a cabo en los últimos meses en la iglesia de la Corticela, la parroquia recuperará mañana el culto en el marco de una solemne ceremonia litúrgica que estará presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, a partir de las 11.00 horas. Todavía cerrada al público, EL CORREO ha podido conocer en exclusiva de la mano de su párroco, monseñor Salvador Domato, canónigo de la Catedral compostelana y director del Archivo Histórico Diocesano, el resultado de las actuaciones que se realizaron en el templo.
“Se han sustituido las cubiertas, que estaban muy dañadas, y también se limpiaron los muros interiores y exteriores. Además, se ejecutó la renovación de la instalación eléctrica, iluminación interior, vidrieras y bancos”, explica el sacerdote, antes de añadir que una de las novedades que ofrece la ambiciosa intervención es la electrificación de las campanas, que “hasta ahora no se habían tocado”, comenta el también protonotario apostólico. Al respecto, detalla que, “en realidad, la iglesia parroquial de la Corticela no tuvo campanario hasta los años cincuenta, cuando se colocó uno que procedía de otro templo”. Sin embargo, las dos pequeñas campanas “no se tocaron nunca”. Así, confiesa que ahora le hace “mucha ilusión” que, tras su automatización, repiquen por primera vez mañana. “A partir de ahora anunciarán cada celebración litúrgica”, apunta con satisfacción monseñor Domato.
En su interior, la pequeña iglesia ofrece una imagen completamente renovada. Las paredes de piedra, que antes de la intervención estaban muy oscuras por la humedad y las filtraciones, han recobrado sus tonos originales. Además, se han restaurado todas las vigas de madera del techo y también se realizó una reestructuración del presbiterio, donde se instaló una tarima nueva y se movieron algunos elementos para conseguir una armonía en este espacio de especial importancia.
Asimismo, se ha tratado de recuperar puntos clave del templo, como una antigua puerta cegada que, hasta esta última rehabilitación, estaba semioculta por una imagen que cambió de localización para dejar visible este acceso. Indica el párroco que se han restaurado muchos elementos interiores del oratorio, como el Via Crucis o también los tres sepulcros de capitulares que se remontan a los siglos V y XVI, así como la zona del baptisterio. Por otro lado, destaca la restauración del pórtico de la entrada, donde todavía quedan pendientes algunos pequeños trabajos; y también de la imagen del Cristo de la Oración en el Huerto, que “tiene mucha devoción en la parroquia”, y del que los restauradores retiraron numerosas capas de pintura para alcanzar la original. Parecía que tenía ted morena, pero en realidad ese no es su color. Es blanco, pero se habría ennegrecido “por la humedad y también por el humo de las velas”, intuye el sacerdote.
Satisfecho por el resultado de las diferentes intervenciones, que fueron financiadas por el Consorcio de Santiago y la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural, monseñor Domato no puede evitar manifestar su preocupación por el problema de la humedad. “La iglesia está 1,6 metros por debajo del nivel de la calle y parece que solucionar el problema de la humedad va a ser difícil, lo que supondría que los muros se pusiesen de nuevo oscuros”, detalla el canónigo, al tiempo que avanza que los técnicos ya le propusieron como posible solución un drenaje perimetral, “que ya he comentado al alcalde”, aunque para hacerlo habrá que conseguir los fondos necesarios.
El templo quedó muy hermoso y su párroco espera y desea que le guste a quienes lo visiten. En este sentido, recuerda que Santa María la Antigua de la Corticela es una parroquia personal. Es decir, que no tiene territorio, y que está al servicio de peregrinos y visitantes de la ciudad. Asimismo, el cura que se encarga de su atención, en este caso monseñor Salvador Domato, tiene jurisdicción canónica para administrar los sacramentos sin necesidad de solicitar un permiso al titular de la Mitra.
La Corticela es una parroquia muy querida por muchos compostelanos, pero sobre todo por los peregrinos. Y desde que el Cabildo decidió suspender las bodas en la Capilla Mayor de la seo, el pequeño templo se ha convertido en la alternativa. Detalla el cura párroco que este año están previstos unos quince enlaces matrimoniales, “la mayoría de parejas de fuera de la ciudad”, y también otros tantos bautimos. Lo harán en una iglesia emblemática y que, además, reluce como nunca.
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