Claudio, campanero de Arabayona: “Voy ya camino de los 90 años y sigo subiendo a diario a tocar las campanas”

La caída del nido de la cigüeña y el arreglo del campanario le han dado ahora un “permiso” temporal pero se muestra dispuesto a retomar una labor que corre peligro de desaparecer

Claudio Martín de Dios tocando una de las campanas con la inscripción “lloro por los muertos”.

Claudio Martín de Dios, a sus 89 años casi recién cumplidos, mantiene vivo en Arabayona de Mógica el toque manual de campanas en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Zarza. Ahora, el Ministerio de Cultura y Deporte ha presentado la candidatura para que el toque manual de campanas se inscriba en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Si la petición prospera, la labor anónima de Claudio y de los pocos campaneros que resisten a día de hoy tendrá un reconocimiento a nivel mundial.

–¿Sigue subiendo a diario al campanario?

–Claro que sí, voy camino ya de los 90 años y lo sigo haciendo aunque en invierno se cayó el nido de la cigüeña y se preparó una buena en el campanario y hasta que no arreglaran todo estaba complicado subir hasta ahí arriba. De todas formas, estoy dispuesto a seguir tocando en cuanto se pueda.

–¿Qué le parece la petición para que el toque manual de las campanas sea reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad?

–Me parece bien que nuestra labor y todo lo que lleva detrás de tradición tenga un reconocimiento pero lo verdaderamente preocupante es que todo esto se pierda y bien perdido está ya. No tenemos relevo, nadie quiere aprender y en esto hay que empezar por ir a la iglesia y cada vez somos menos los que vamos. Es una pena porque nadie tiene interés por aprender, antes subía alguno pero ahora ya nada y lo que es peor venimos a misa ya sólo cuatro viejos.

–¿Echa de menos el campanario por el “permiso” temporal que le ha dado la cigüeña?

–Sí se echa de menos porque hay días que subo hasta tres veces los casi 50 escalones que hay hasta el campanario, tocar y otra vez bajarlos y aún me siento ágil para seguir.

–Sacristán y campanero son tareas casi en peligro de extinción, ¿cómo llegó usted a ellas?

–De muchacho fui monaguillo como tantos otros y unos íbamos a tocar las campanas y otros ayudaban a misa, cuando había misa a diario. Después de casado, como a los ocho o diez años, lo retomé y empecé a encargarme de que todo estuviera preparado para la misa, de hecho el cura mira el libro y yo me la sé entera de memoria.

–Sus campanas tienen, además, curiosas inscripciones en el caso de las dos más grandes.

–Sí, de todas las campanas que hay en el campanario, sólo se tocan las dos grandes y hace unos años puse en una “llamo a los vivos” y en otra “lloro por los muertos” porque los toques de cada una son distintos y el sonido también.

–¿Nos puede contar algunos de los toques de campana que usted hace?

–Se puede tocar a Gloria repicando con las dos por ejemplo para misa o para las bodas, luego se toca a Manifiesto en los días grandes del pueblo como las fiestas, a Fuego repicando sólo la campana de “llamo a los vivos” y Doblar a muerto que son tres clamores con las dos campanas si el fallecido es un hombre y dos clamores, también con las dos campanas, si se trata de una mujer.

–Lleva ya cinco décadas, o lo que es lo mismo medio siglo, dedicándose a estos menesteres de sacristán y campanero, ¿se plantea ya retirarse?

–Como ya he comentado en otras ocasiones, me preguntan muchas veces en el pueblo que cuándo lo voy a dejar y ya les digo que trabajo para el gran jefe y hasta que él no me mande arriba, aquí seguiré. Ahora tengo que estar muy pendiente de mi mujer por sus problemas de salud que ya con nuestras edades nos van saliendo pero espero volver a tocar en el campanario.

–¿Cree que las campanas de Arabayona terminarán con un sistema automático como ya tienen otros pueblos?

–Desde el primer día las campanas del pueblo han tocado justo a su hora, ni un minuto arriba ni un minuto abajo sobre la hora que me da el cura. Ahora hay un cable para dar algunos toques desde abajo pero no es igual que cuando las toco yo arriba y es una pena que se pierdan estas tradiciones.

Precisamente el sistema automático suple ahora la ausencia del campanero aunque los vecinos de Arabayona echan de menos a Claudio y confían en su próximo regreso.

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© La Gaceta de Salamanca (2021) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 20-04-2024

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