Hace más un año que en estas páginas denuncié la desaparición de una vieja campana que poseía Villalonga (“Difícil salvamento”, Diari, 12 septiembre 1999). Insistí en el hecho en un artículo titulado “El patrimonio que se pierde” (Diari, 18 diciembre 1999) y poco después le dediqué una página entera “Las campanas de Villalonga” (Diari, 9 enero 2000), y en escrito reafirmé lo ocurrido, que califiqué de secuestro histórico-artístico con el agravante de atemorizar a los vecinos que pudieran dar alguna noticia sobre el paradero de la campana. Esto es terrorismo cultural, disfrazado de irracional y primitivo amor a la patria chiquitita. Llegué incluso a pensar que la desaparición podía ser debida a que algún historiador local estuviera preparando algún trabajo para la revista local El Codony, y que quisiera asegurarse de ser él el primero que diera a conocer la campana, pero el hecho es que el destino de la campana no sale a la luz.
Así se llega a la conclusión de que hay que dar por perdida la campana de más valor histórico-artístico que poseía la villa, y por lo tanto los datos provisionales y parciales que yo recogí en su día adquieren ahora la categoría de documento único y esto me obliga a completarlos.
A la izquierda la campana de 1802 de Vilallonga del Camp desaparecida y en la imagen superior detalle del asa y de la decoración.
La campana tenía 60 centímetros de diámetro y 65 centímetros de altura, incluidas las asas; seis asas formando un haz, decoradas. Dedicada a Santa María, en la corona o cabeza de la campana se leía: TOTA PULCRA EST MARIA ET MACVLA NON EST IN TE.
En el cuerpo o panza de la campana había una estampa que representaba la Virgen Dolorosa sosteniendo a Cristo sobre su falda, todo dentro de un marco pentagonal, decorado con rombos y una cruz en el vértice superior.
Por debajo, una inscripción: RAMON-POMEROL-DE-REVS-NOS-FEV-EN-LO-ANY-1802.
En el lado opuesto del cuerpo de la campana había una cruz muy decorada sobre un pedestal escalonado.
En la falda de la campana y alrededor, dentro de unos cordones, estaba la leyendas SE FEREN ESTAS DOS CAMPANES ES(E)N RECTOR LO REVEREN DOCTOR PAY SVGRANYES I ERMIT(A) AVGVSTI. TARRACX
Dada la forma en que tuve que hacer la lectura es posible que haya cometido algún error al transcribir el texto.
La campana conservaba el año en que se fundió, el nombre del fundidor y lugar en donde estaba el taller, nombre del párroco y del ermitaño. En la operación se hicieron dos campanas y como quiera que en 1868 se hicieron a la vez dos campanas también, y una de ellas era para la ermita de Ntra. Sra. del Roser, cabe pensar que en esta ocasión había ocurrido lo mismo.
Los detalles expuestos formaban una nota provisional. Era necesario tomar más medidas: altura de las letras, tipo de letra, dimensiones del medallón, de la cruz decorada, y buscar en los archivos la identificación del párroco y del ermitaño. Hay quien está trabajando su tesis doctoral sobre los Pomerol de Reus, fundidores de campanas, y no hay duda que la campana de Vilallonga le sería útil.
De momento nada de esto se podrá hacer.
El comportamiento seguido en Vilallonga es inexplicable. Parece que debería haber alguien, joven o viejo, hombre o mujer, letrado o analfabeto, religioso o civil, oficial o privado, que diera noticia de lo acaecido. El silencio sepulcral que rodea el destino de la vieja y quebrada campana da lugar a que se piense que lo realizado con ella es inconfesable.
¿Hay un prestigio o beneficio personal por encima del buen nombre de la villa? la cuestión es seria y obliga a una explicación.
José SÁNCHEZ REAL
Sección "Tribuna" "Diario de Tarragona" (27-11-2000)
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