PRÓLOGO
Una consueta es un
conjunto de reglas fundadas en la costumbre, con las cuales se rige un
cabildo o capítulo eclesiástico. Bajo esta definición también se suele
denominar al conjunto de reglas que rigen el toque de campanas de un
templo. Sus redactores han sido generalmente meros transmisores, no
creadores, aunque en algunos casos tratan de organizar, o reorganizar,
ciertos desajustes observados, o bien innovaciones propias de los
tiempos.
Estos documentos
demuestran la importancia que antiguamente tenían los toques de campana.
Su sonido marcaba el inicio y fin de las actividades diarias,
religiosas o no; o mejor dicho, solo religiosas, porque cualquier
actividad estaba orientada a santificar el tiempo a través del trabajo y
la oración. Es por eso que los principales toques de Oración, el
Ángelus del alba, mediodía y anochecer, marcasen también el inicio y el
final de la jornada de trabajo y el momento de descansar.
Desde la perspectiva del
hombre actual no llegamos a comprender bien la función y la
trascendencia de los toques de campana: nos pueden parecer semejantes al
toque de las horas del reloj, pero no es así. Las campanas del reloj
solo marcan una división horaria del tiempo, carente de significado,
mientras que los toques tradicionales señalan el tiempo sagrado, que no
es homogéneo sino jerárquico. Esta jerarquización configura esquemas que
se repiten, bien de forma diaria a través de los toques que rigen la
jornada (la oración del alba, diferentes misas y oficios matinales
-especialmente la Misa Mayor o Conventual-, la Elevación en la
Consagración, el Ángelus, las Vísperas, el Rosario, la oración de la
tarde y la oración de Ánimas), o bien a través del ciclo anual
(domingos, fiestas y solemnidades, y los diferentes tiempos
litúrgicos).
Las campanas hoy en día
tienen un papel marginal en comparación al protagonismo que tuvieron
hasta no hace muchos años. Hoy son un sonido más entre el murmullo de la
actividad diaria, que a algunos puede parecer pintoresco y romántico,
mientras que a otros resulta anacrónico e incluso molesto. Legalmente
reciben, en la mayoría de los municipios, el mismo tratamiento que el
ruido de un camión de basura; no obstante, algunos ayuntamientos han
empezado a elaborar ordenanzas donde se protege el sonido de las
campanas.
La recuperación de
toques tradicionales y del toque manual es un fenómeno que en España
comenzó a producirse hace unos treinta años y es consecuencia de
considerar los toques de campana como un bien patrimonial. Los nuevos
campaneros se aproximan a las campanas por pura afición, sin retribución
económica alguna, no de forma profesional como los antiguos campaneros y
sacristanes. Esta labor beneficia tanto a la Iglesia como a la
sociedad, en cuanto enriquece el patrimonio cultural de la misma.
La vertiginosa
industrialización que tuvo lugar a partir de los años sesenta acabó con
las formas tradicionales de cohesión social. Desde entonces, el
desarraigo se fue convirtiendo, paradójicamente, en elemento importante
de identidad social. Los toques de campanas, tradicionalmente, unían en
un solo corazón a la comunidad a la que, al mismo tiempo, representaban.
Los vecinos sabían interpretar perfectamente cada uno de los toques y
conocían cada campana por su nombre o apodo cariñoso. De forma más o
menos inconsciente, las personas anhelan un sentimiento de pertenencia a
la comunidad que se ha ido perdiendo, y a esta necesidad responde el
movimiento de recuperación de los toques de campana, entre otras
manifestaciones de la cultura tradicional.
En este sentido,
merece especial mención la labor realizada por Francesc Llop i Bayo,
prestigioso campanólogo a nivel internacional y actual presidente de la
Asociación de Campaneros encargados del toque manual de la torre del Micalet
de Valencia. No solo han recuperado los toques manuales en Valencia,
sino que realizan una labor muy importante de concienciación a nivel
nacional.
Este pequeño trabajo
propone una consueta para el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón
basada en los toques tradicionales de la ciudad de Gerona. Esta
recuperación no debe basarse en criterios arqueologicistas y
desvinculados de la finalidad real y actual de las campanas como un mero
hecho cultural, sino que ha de plantearse de forma acorde con las
necesidades litúrgicas del templo. Por ejemplo, hoy ya no se lleva el
Viático a un moribundo en una improvisada procesión anunciada y
acompañada con campanas, por tanto es innecesario recuperar este toque.
El toque manual (que parcialmente ya se ha recuperado con el toque
diario a Misa) reforzaría la finalidad religiosa del templo expiatorio,
enriqueciendo su repertorio de forma que anunciase y acompañase la
actividad litúrgica.
1. INTRODUCCIÓN
Aunque el origen de las
campanas es pagano (ya aparecen en la antigua Roma), es en la Edad
Media cuando se convierten en un elemento propio de las cultura
cristiana. Fue entonces cuando se difundió la famosa frase que recoge
las seis cualidades de las campanas: “Laudo Deum vero, plebem voco,
convoco clerum, defunctos ploro, pestem fugo, festa decoro” (Alabo al
Dios verdadero, llamo al pueblo, convoco al clero, lloro a los difuntos,
ahuyento la peste, adorno las fiestas). Estas cualidades las obtenían
en la Solemne Bendición, requisito imprescindible para su uso litúrgico.
Hasta finales del siglo XIX, momento en que se aprobaron nuevas
fórmulas, la bendición de campanas era potestad exclusiva del Obispo,
especificándose incluso en las rúbricas que debía ser el Ordinario de la
diócesis. En la ceremonia las campanas eran lavadas, bendecidas con
agua bendita, ungidas con Santo Óleo e incensadas. También se les
imponía un nombre, generalmente de un Santo de especial devoción, al
cual en las inscripciones se pedía su intercesión. En suma, la campana
se convertía en un objeto sagrado animado, que tenía nombre propio, y
que intercedía ante Dios. Pero por otro lado, era también voz de Dios,
al anunciar con su sonido los principales acontecimientos, especialmente
los litúrgicos. Su sonido construía el tiempo de los días laborables.
La monotonía de las jornadas se rompía los domingos y las fiestas con
toques de mayor viveza. La vida del cristiano era acompañada desde su
nacimiento hasta su fallecimiento por el sonido de las campanas a través
de un complejo lenguaje que expresaba el sentimiento de la comunidad de
fieles. La función de las campanas era también sobrenatural: en virtud
de su solemne bendición protegía a la comunidad de las acechanzas del
maligno, manifestadas especialmente en forma de tormentas que podían
estropear las cosechas y avocar a la ruina a toda la población. El toque
de campanas durante las procesiones, que en principio se entiende como
de acompañamiento y júbilo, es un toque de protección, pues la comunidad
se encuentra vulnerable fuera del templo (1).
La efectividad de los
toques contra las tormentas ha sido un tema polémico desde el inicio de
la Edad Moderna: algunos humanistas del siglo XVI lo cuestionaron y los
ilustrados del XVIII llegaron a la conclusión de que se trataba de una
más de las supersticiones de las que, según ellos, adolecía la religión.
Según algunos partidarios del poder de las campanas para deshacer las
tormentas, este efecto era consecuencia de la vibración del bronce; para
la Iglesia, la tormenta se deshacía en virtud de la Solemne Bendición
de la campana. En el trasfondo de esta polémica se advierte el inicio de
un proceso de desacralización que con el discurrir de los siglos fue
cogiendo cuerpo hasta llegar a la situación actual, en que las campanas
solo se entienden como un objeto de utilidad práctica del que, incluso,
se puede prescindir.
A diferencia de otras
facetas de la vida religiosa, la Iglesia apenas ha legislado sobré cómo y
de qué manera deben tocarse las campanas. Excepcionalmente, a través de
algunas bulas, ha indicado cómo deben llevarse a cabo determinados
toques de oración cuyo rezo beneficia la obtención de Indulgencias, pero
nada más. Esto ha permitido que se hayan desarrollado diferentes formas
o tradiciones de toques que se empiezan a perfilar a partir del siglo
XVI: en Inglaterra empieza a gestarse el Change ringing; en Flandes
comienzan a construirse los primeros carillones; en Italia aparecen
algunos estilos regionales como el boloñés, el tirolés etc. De forma
paralela, en España el toque de campanas empieza a presentar ciertos
elementos propios, al mismo tiempo que se perfilan los principales
estilos regionales, cuyo epicentro solían ser los campanarios de las
sedes metropolitanas, siendo el catalán uno de ellos.
2. LA TRADICIÓN CAMPANERA CATALANA
La tradición campanera
catalana presenta una serie de peculiaridades de gran personalidad.
Según el campanólogo valenciano Francesc Llop i Bayo, existen tantas
formas de tocar como catedrales, pues en sus torres se gestaron los
diferentes códigos que fueron imitados por las parroquias de su
jurisdicción, así como técnicas y peculiaridades formales.
La tradición catalana se inserta dentro de la tradición española, que se caracteriza por:
1. El empleo de yugos (jous) de gran contrapeso, que pueden
adquirir en ocasiones una gran altura. En el resto de Europa las
campanas suelen colgar de una viga en la que se encuentra el eje de
rotación.
2. Toques con significado basado en ritmos y no en melodías.
El toque de campanas en España nunca se ha desvinculado del hecho
religioso. Incluso los toques estrictamente civiles pueden considerarse
religiosos en tanto que forman parte de un código que rige, acompaña y
protege a la comunidad como pueblo de Dios. En las antípodas del
concepto hispano se encuentran los carillones, que se originaron en los
Países Bajos en torno al siglo XVI, los cuales solo sirven para tocar
melodías o canciones. Su sonido carece de significado.
3. Desarrollo de un gran número de técnicas de toque. Es
probable que España, a través de sus variedades locales, sea uno de los
países que más técnicas de toque ha desarrollado, en aras de enriquecer
el lenguaje sonoro. En general, se distinguen varias formas de tocar en
movimiento una campana (2):
3.1. Balanceo muy bajo. Consiste en tirar de la cuerda
de forma que el badajo pegue solo en un lado. En documentos antiguos se
le suele llamar “tocar a pico”. En otros lugares es conocido como “media
vuelta floja” (3). Esta forma permitía además realizar series de toques
con un número de campanadas concreto.
3.2. Balanceo bajo. Consiste en mover la campana hasta que
aproximadamente alcanza la horizontal. Esta forma de toque suele
asociarse a toques fúnebres.
3.3. Balanceo alto. La campana alcanza la vertical. En
ocasiones el campanero la para dejándola con la copa hacia arriba. Esta
forma de toque le permite tener un control absoluto del movimiento de la
campana y realizar combinaciones rítmicas, bien balanceando el resto de
campanas, bien repicándolas.
4. Volteo. La campana gira de forma continua en el mismo sentido.
Este toque es de creación española, aunque también existe en algunas
localidades del sur de Francia, Portugal y en Hispanoamérica. Entendemos
que se trata de una evolución del balanceo alto. Existen dos formas de
voltear: con cuerda (enrollando y desenrollando una o varias cuerdas en
los brazos) y a mano (impulsando con las manos sobre el yugo o el
bronce). Desconocemos en qué momento se empezaron a voltear las
campanas. Se piensa que no debe ser anterior al siglo XVI.
5. Como consecuencia de la anterior, en España no existió interés
por la afinación de campanas (4). Es decir, no existió un interés
técnico como el que tuvo lugar en el norte de Europa por afinar todos
los armónicos que produce una campana al ser percutida y armonizar éstos
con los del resto de campanas de un conjunto (5). Este proceso es
imprescindible en campanas de carillones y propio de conjuntos alemanes,
franceses o ingleses. En España ocasionalmente se llegan a armonizar,
es decir, se crean conjuntos de manera que el sonido de una campana
diste de la anterior o la posterior de un intervalo de tercera. Pero
esto tampoco es una norma general, pues es frecuente encontrar campanas
con notas consecutivas, con medio tono de diferencia e incluso con la
misma nota (lo cual no quiere decir que suenen igual). Lo que se
buscaba en España era la diferencia tímbrica entre una campana y otra.
En la antigua corona Castellana se iba más allá, y se componían
conjuntos de campanas con bronces de diferentes perfiles y grosores
(campanas romanas, campanas de Pasión, esquilones, cimbalillos, de
entretalle etc), de forma que la diferencia sonora se enriqueciera a
través de la variedad tímbrica.
Las peculiaridades de la tradición catalana son:
1. Campanas de forma esquilonada (de hombros estrechos y perfil
sinuoso), cuya sonoridad entronca con la tradición europea. La mayoría
de los fundidores que trabajaron en Cataluña provenían de Francia o de
Italia. La recientemente desaparecida fundición Barberí tenía su origen
en unos fundidores italianos que en el siglo XVI se asentaron en Olot.
La exclusividad de este tipo de campanas contrasta con la tradición de
la zona norte de la antigua Corona Castellana, donde las campanas
esquilonadas alternan con las de perfil romano. En estos últimos
territorios se nutrían, principalmente, de los fundidores cántabros de
la comarca de la Transmiera.
2. Los conjuntos de campanas suelen estar compuestos por campanas
grandes (senys) y campanas pequeñas (esquelles). Un esquema habitual y
muy repetido en las parroquias catalanas es el de dos campanas grandes y
dos pequeñas, como es el caso del antiguo campanario de la parroquia de
Santa Susana de Mercadal: dos grosses (la mayor se llamaba Sussana) y
dos petites (6).
3. Yugos (jous): El yugo es el armazón de madera donde va anclada
la campana. Es un elemento tan importante como el bronce, no solo por su
función estructural, sino que, junto con éste, conforma la sonoridad
tímbrica de la campana, además de determinar, según su forma, medidas
etc., los diferentes ritmos que pueden realizarse en los toques. Consta
de dos partes:
3.1. El yugo propiamente dicho (en algunos sitios se le
llama brazo), que es la viga de madera donde se sitúa el eje de
rotación y en la cual reposan las asas de la campana.
3.2. Sobre esta importante pieza se ubica el
contrapeso, compuesto por diferentes piezas de madera. En Cataluña es
habitual emplear junto con la madera una o varias piedras
convenientemente talladas.
En la parte inferior del brazo suele haber una palanca (en
Valencia se le llama ballesta) de madera o metal que remata en una
anilla donde es atada la cuerda que permite balancear la campana. Las
campanas de gran tamaño suelen tener dos palancas, una a cada lado.
 |
Campana de Sant Miquel de Campmajor (Gerona).
FONS
ACPE180-10 / Consell Comarcal del Pla de l'Estany
|
4. La forma de toque paradigmática y más interesante es el
balanceo de la campana hasta dejarla derecha, con la copa hacia arriba y
parada (a seure). En la parte exterior de los ventanales existe un tope
metálico que obstaculiza el giro continuado de la campana. Cuando ésta
gira hacia afuera este hierro hace de tope con la palanca y la campana
se queda parada con la copa hacia arriba.
 |
Tope para asentar la
campana. Iglesia del Sagrado Corazón de Gerona.
|
 |
A la izquierda de la campana puede apreciarse el tope para inmovilizar la campana. Iglesia de San Pedro, Besalú (Gerona) |
 |
La "Tomasa"
de la Catedral de Barcelona asentada (1920). Fotografía publicada por SAPENA, Carles, Les campanes, Girona, 1997.
|
5. Existen diferentes técnicas de toque. Por un lado está el
toque con badajo, bien a batallades, es decir, a golpes de uno en uno, o
bien repicando (7): realizando golpes seguidos y acompasados con una o
varias campanas. En la Seo de Barcelona solo se tocaban con badajo las
tres batallades de las Oraciones, con la Tomasa (la campana grande). El
repique era prácticamente inexistente en las catedrales. De hecho
existía un dicho que decía “quan a la Seu repiquen, senyal de misteri”.
En la catedral de Gerona el repique (o tritlleig, como era localmente
denominado) tenía lugar en dos fiestas al año, el Corpus y la
Inmaculada. Este repique era general y en él participaban todas las
iglesias de la ciudad.
 |
Campanero repicando en
la iglesia de San Cebrián de Torroella de Fluvià (1910-1920). BRANGULÍ (Fotògrafs)/Arxiu Nacional de Catalunya.
|
El repique sí que era una forma de toque habitual en las
parroquias. Éste podía variar según el tipo de toque, pero como norma
general y siguiendo el esquema habitual de la corona de Aragón, el
campanero repicaba las campanas pequeñas con las manos y las grandes con
los pies. Para ello no era infrecuente que recurriera a unas tablas que
a modo de pedal que servían para tirar de las cuerdas. Con las grandes
se marcaba el ritmo, mientras que con las pequeñas se repicaba con mayor
adorno y rapidez.
Existe otra forma de repique basado en los bancos de pedales, por
influencia francesa. En Cervera a día de hoy se sigue interpretando el
repique Bilandó con pedales, empleando las cuatro campanas grandes. El
repique estrictamente manual propicia toques rítmicos de gran viveza,
mientras que los pedales generan secuencias más melódicas; de hecho, son
el precedente inmediato de los carillones de campanas.
Por tanto, si en las catedrales el repique no existía, el amplio
repertorio de toques, que podía superar la centena, se limitaba al
movimiento de campanas. Los campanarios catedralicios catalanes
aprovecharon al máximo las posibilidades expresivas que ofrece el
balanceo de campanas.
Transcribimos a continuación un extracto del apartado de una
consueta de la catedral de Gerona (redactada en torno a 1870). En ella
aparece un interesante glosario de términos que ilustran el grado de
matización que alcanzó el toque tradicional. Algunos son acompañados de
interesantes aclaraciones (en castellano) del periodista, historiador y
gran conocedor de las campanas de Gerona Josep Grahit i Grau:
Bogar. Consisteix en què, estirant la corda lligada al capçal de la
campana, aquesta volta alternativament a una banda i altra, picant el
batall contra les parets de la campana.
Voltar. Significa dar la vuelta, lo que no se ha efectuado nunca
-felizmente- ninguna de las campanas que han existido en Gerona.
Assentar la campana. Fer, tot bogant, que la campana resti quieta amb la boca enlaire i el capçal a baix.
Alçar la campana. Es el mateix.
Volcar la campana. Es el mateix.
Deixar dreta la campana. Es deiar-la “assentada”.
Deixar anar. Consisteix en què, quan la campana esta dreta, se la
remou de la seva posició i es deixa que ella sola es pari, poc a poc,
quedant aleshores en posició normal, o sia amb la boca a baix i el
capçal enlaire.
Fer tocs. Cada “toc” consisteix en bogar la campana primer a un
costat, després a l'altre, i per fi assentar-la, Fer “tocs” és repetir
els “tocs” a petite intervals.
Remenar les campanes. Consisteis en bogar vàries campanes a l'hora i una estona sense assentar-les.
Así bien se aplica el verbo remenar cuando, en vez de todas o varias, se tañía una sola sin dejarla levantada o boca arriba.
Senyalar (l'ofici, el sermó, etc.) Es fer a intèrvals una sèrie de
“tocs”, la qual sácaba “deixant anar” les campanes amb “remenament” o
sense ell.
Casi siempre se efectuaba sin “remenament”.
Campana. Tocar campana. Es un toc especial per a senyalar sermó o
bordons a l'ofici. Es fa amb la campana de la Mare de Déu a la vigilia,
al “toc d'ánimes”.
[…]
Tritllejar, tocar a tritllo. Es el mateix que repicar.” (8)
El propio Grahit insiste en la importancia que tenía las
diferentes formas de mover las campanas: “el tó de les campanes, algunes
de les quals per a donar més relleu a la festivitat a n'aquesta li
estan reservades, i per la forma de fer-se bogar, dona més lluiment”
(9).
3. LA TRADICIÓN CAMPANERA CATALANA: UNA NECESARIA RECUPERACIÓN
El toque tradicional de campanas se gestó en la Edad Media,
continuó su perfeccionamiento y crecimiento hasta el siglo XVIII. En el
siglo XIX se impone un nuevo sistema político, una nueva sociedad. Es en
este momento cuando el toque tradicional entra en declive debido a las
desamortizaciones y el progresivo abandono de la fe, llegando al siglo
XX en estado agónico. Aparte de la pérdida de los toques, la
industrialización acabó con los oficios vinculados a las campanas:
fundidores, carpinteros locales (encargados de realizar los yugos) y los
propios campaneros, sustituidos en la gran mayoría de los casos por
artefactos mecánicos.
La mecanización de campanas empezó a plantearse como
alternativa a los campaneros ya en el siglo XIX. A finales de esta
centuria se mecanizan campanarios en Francia y Alemania. Este proceso se
extiende a lo largo del siglo XX por toda Europa. El único país que se
ha mantenido al margen ha sido Gran Bretaña, considerando que un
campanario mecanizado es una cosa desalmada: si no hay campaneros
capaces o suficientes para tocar las campanas es mejor que permanezcan
mudas.
 |
Instalación original
del campanario de la catedral de Barcelona en 1917, antes de la primera
mecanización, efectuada en 1929. FARGAS i BONELL, Carles / Arxiu Fotogràfic Centre Excursionista de Catalunya
|
 |
Primera instalación
mecánica del campanario de la Catedral de Barcelona (1962). Fotografía
publicada en PERARNAU DE BRUSE, Carmen, Las campanas de la Catedral de
Barcelona, 1962.
|
 |
Instalación actual de
las campanas de la Catedral de Barcelona, al estilo alemán. ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/www.campaners.com |
La primera mecanización conocida en España fue la de la Catedral de
Barcelona en 1929. Se sustituyeron los tradicionales yugos de madera
por otros de hierro con motores de volteo continuo. Esta intervención
acabó con la tradición campanera de la Seo barcelonesa. La mecanización
de campanas se generalizó en torno a la década de los sesenta, en parte
gracias a la bonanza económica e industrial. Por aquellos años, además,
empezaron a desaparecer las últimas generaciones de campaneros
tradicionales, bien sacristanes o bien exclusivamente campaneros, que
realizaban su trabajo a cambio de una compensación económica. No
obstante, en muchos casos se forzó la jubilación del campanero para
evitar su fatigoso trabajo, sustituyéndolo por la mecanización, cuyo
coste de instalación en muchos casos superaba con creces el salario
vitalicio del campanero. Detrás de la mecanización existía una idea de
“modernidad” muy mal entendida que se enraizaba en un sempiterno
complejo de inferioridad respecto a Europa. De hecho las propias
empresas instaladoras supieron aprovecharse de este complejo para vender
sus productos.
La mecanización de campanas acabó con las diferentes tradiciones
locales de toques. Fue un capítulo bastante lamentable de destrucción
patrimonial, de cuya envergadura a día de hoy no somos del todo
conscientes. Estas primeras mecanizaciones se llevaron a cabo de dos
formas:
1. Instalación de yugos de hierro con motores de volteo continuo.
Se sustituyeron los antiguos yugos de madera (cuyos perfiles respondían
a formas locales) por otros de hierro seriados. Con el paso de los años
se ha demostrado que los yugos de hierro acaban rompiendo las campanas.
Además, mientras que los yugos de madera aíslan acústicamente el
bronce, los de hierro vibran con la campana ensuciando el sonido y
transmitiendo vibraciones al muro. Estos nuevos sistemas mecánicos
impiden cualquier tipo de toque manual. Los toques son exclusivamente
mecánicos, dejando al arbitrio de la empresa instaladora la programación
de un nuevo repertorio de toques que en nada tienen que ver con los
tradicionales. Además, los antiguos, mesurados en cuanto a la intensidad
y el número de campanas (recordemos que el toque manual requiere en
ocasiones gran número de personas) se resuelve pulsando un interruptor,
de forma que se pueden tocar todas las campanas en cualquier momento,
cuando antes solo lo hacían, por ejemplo, entre 1 ó 10 veces al año.
2. Instalación de martillos eléctricos. Este tipo de
intervenciones son menos agresivas que las anteriores. En ellas se
disponen martillos eléctricos que por lo general también impiden
cualquier toque manual. Del mismo modo que las instalaciones anteriores,
también acabaron con los toques tradicionales.
A partir de la década de los setenta se produjo una segunda
fase de mecanización que solo tuvo lugar en Cataluña y que fue mucho más
agresiva que las anteriores, acabando casi por completo con la
forma tradicional catalana. Esta segunda fase se caracterizó por la
descalificación de todo el sistema acústico y comunicativo de la
tradición catalana en base a planteamientos exclusivamente técnicos. Con
la excusa de que las campanas estaban desafinadas y que el estilo de
tocarlas (balanceándolas) era salvaje y peligroso, se modificó
radicalmente el concepto del conjunto. Se decidió por tanto sustituir el
sistema catalán por el alemán, reconstruyendo los campanarios con
campanas perfectamente afinadas y tocadas mediante el sistema lancé
característico de Alemania. Este sistema, común también en Francia y en
otros países del norte de Europa, se caracteriza por el uso de badajos
de gran peso y tamaño, que se lanzan contra las paredes del bronce
cuando la campana se encuentra en su punto más alto de oscilación. En
ese momento el badajo “besa” el bronce y retrocede. En este sistema las
campanas son colocadas en complejas estructuras de madera asentadas en
el interior de la torre. Los ventanales se cierran convenientemente para
garantizar una acústica que facilite la amplificación y difusión
uniforme del sonido, que se expande como una especie de murmullo
uniforme en el que apenas se diferencia el golpeo de los badajos. En
este sistema no existe variedad expresiva, todos los toques son iguales.
Tampoco existe variedad comunicativa, las campanas siempre oscilan, ya
sea para el Ángelus, una fiesta o un entierro. Esta forma de toque es
absolutamente incompatible con el toque manual, de hecho es un sistema
normalizado en una norma ISO en el que ya se fijan el peso y nota de la
campana, el peso del badajo y el ángulo de oscilación. Como podemos ver,
este sistema se encuentra en las antípodas del toque catalán, que busca
la expresión sonora, rítmica y comunicativa.
Esta fase de mecanización podemos considerarla todavía más
peligrosa, agresiva y pretenciosa que la anterior. La primera se realizó
en buena medida desde la ignorancia. Esta segunda fase, que solo afectó
a Cataluña, se hizo desde el conocimiento técnico (10) y supuso la
desvinculación absoluta de las campanas de “su” comunidad.
De todas las catedrales catalanas, solo la de Solsona conserva
parcialmente sus toques tradicionales; el resto los ha perdido
completamente. En 1975 tuvo lugar la segunda mecanización de campanas de
la catedral de Barcelona. Todas fueron colgadas de una estructura
situada en el interior del campanario y dotadas de vigas de hierro y
nuevos badajos para que tocaran al estilo alemán. Incluso, ¡se
reafinaron algunas campanas del siglo XVII y XVIII! Otras campanas
medievales se libraron de tal destrucción sonora (recordemos que el
sonido de las campanas no varía con el paso del tiempo) y fueron
guardadas en una sala intermedia de la torre campanario. Hoy en día esta
intervención se considera grave destrucción del patrimonio. Imitando a
la catedral de Barcelona, y al monasterio de Montserrat, bajo cuyo
amparo se encontraba la fundición Guixá (en Monistrol de Montserrat),
que fundía e instalaba campanas al estilo alemán, se modificaron gran
cantidad de campanarios catalanes, y otros fuera de Cataluña, como el de
la Basílica del Pilar (cuya instalación tradicional fue recuperada en
la restauración de 2008).
La catedral de Tarragona conservó hasta el 2000 la instalación
tradicional completa de las campanas. Por desgracia, coincidiendo con la
restauración de la torre, se decidió, en base a un cuestionable
criterio de restauración, trasladar todas las campanas al interior de la
torre en estructuras de madera, de tal forma que se imposibilitaba el
toque manual. Esta intervención fue todavía más grave si tenemos en
cuenta que es una de las pocas torres en Cataluña que contaba (y cuenta)
con un grupo nutrido de campaneros. Ahora solo tocan con los badajos
intentando reproducir el sonido de los toques tradicionales.
Podríamos pensar que en la catedral de Gerona las campanas
tocan al estilo tradicional, porque están dotadas de yugos contrapesados
de madera y se balancean. Sin embargo, esto no es así. En primer lugar,
debemos señalar que su ubicación es incorrecta: esta torre fue diseñada
para que las campanas colgasen en los ventanales, a unos cuatro o cinco
metros del suelo del campanario, de manera que su sonido se expandiera
mejor y no “se lo comiera” la Beneta, que cuelga del centro de la bóveda
de la sala. Con esta colocación, el sonido de cada campana sería
percibido mejor y matizado en función del lugar desde donde se escucha
el sonido. Este efecto no es casual, estaba intencionadamente buscado.
En segundo lugar, la mecanización de las campanas de la catedral se basa
en el sistema Rètro francés, basado en la oscilación de campanas
contrapesadas y el golpeo del badajo en la parte baja de la campana. El
balanceo está fijado de tal manera que el badajo golpea levemente el
bronce, sin quedarse pegado en él.
Actualmente, el único gran campanario que mantiene viva la
tradición catalana es el de Santa María de Cervera, un conjunto
compuesto por seis bronces, tres de los cuales superan la tonelada de
peso. Quedan también campaneros en áreas rurales, que seguirán
ejerciendo su labor hasta su muerte. En Os de Balaguer se suele realizar
todos los años un encuentro de campaneros, donde cada uno presenta los
toques y repiques propios de su torre. Por desgracia esta interesante
iniciativa, no se está siendo tratada con la importancia que merece,
pues año tras año acuden al encuentro campaneros ya ancianos y sin
sucesores que los releven y sin que aparentemente se hayan tomado
medidas de inventariado o protección de los toques.
 |
Campanario de Santa
María de Cervera, el único gran campanario catalán que mantiene
vivo el toque manual. http://culturapopular.ecervera.cat |
Dicho esto debemos realizar una serie de reflexiones sobre la
mecanización de campanas: en ningún momento puede considerarse un
sustituto del toque manual, sino una herramienta auxiliar. La tecnología
ha evolucionado mucho desde los años sesenta, y ahora se instalan
motores y martillos que no impiden el toque manual. El ideal es que
todos o la mayor parte de los toques sean manuales. Un referente en la
mecanización de campanas es la torre del Micalet de la catedral de
Valencia. De las 11 campanas litúrgicas, solo tres están mecanizadas,
una con motor para los toques de coro diarios y algunos domingos, y las
otras dos con sistemas hidráulicos que tiran de los badajos para los
toques diarios de Oración y cierre de Murallas. Debemos tener en cuenta
que los toques programados son siempre iguales, mientras que el toque
manual tiene alma y constituye un acto comunicativo único. Un campanero
se guía por esquemas de cómo deben interpretarse los toques, en
ocasiones redactados en “partituras” (sin notas ni pentagramas), que se
basan en someras descripciones con referencias temporales que pueden ser
el tiempo que se tarda en rezar un Ave María o subir y bajar la
escalera. Por tanto la interpretación es en cierto sentido improvisada.
El campanero transmite además su ser y su estado de ánimo al toque, o
sencillamente puede, sin salirse de la semántica del toque, improvisar
para no aburrirse (11).
4. JUSTIFICACIÓN DE LA RECUPERACIÓN
Desde los años ochenta, gracias a la labor del campanólogo
valenciano Francesc Llop i Bayo, se está poniendo en valor y recuperando
el patrimonio campanero de España. Ha dirigido la restauración de las
campanas de la Giralda de Sevilla, la Catedral de Murcia, la de Pamplona
y la de Santiago de Compostela. El objetivo de esta recuperación es
volver al toque tradicional de campanas a mano, del mismo modo que se
hacía hasta los años sesenta del siglo pasado. Para ello el primer paso
es el inventariado de campanas y registro de toques tradicionales en
formato sonoro y en vídeo. La gran mayoría de los datos de campanas de
España están volcados en la página www.campaners.com cuyo creador y
administrador es Llop i Bayo. Lo que se plantea es la recuperación de la
sonoridad original, actuando el campanario (y no solo la campana, sino
los yugos, las instalaciones, la ubicación de los bronces, el habitáculo
en sí) como un gran instrumento musical. Como podemos imaginar, es una
labor de recuperación muy compleja con una vertiente material (campanas,
yugos, instalaciones) y otra inmaterial (el toque de campanas)
íntimamente ligadas.
El objetivo de este tipo de estudios pretende normalizar los
criterios de restauración de campanas: soldar una campana histórica rota
en lugar de fundirla; instalar yugos de madera siguiendo el perfil
tradicional en lugar de los yugos de hierro, causantes de la rotura de
muchas campanas, y recuperación de los toques manuales, dejando la
mecánica como elemento auxiliar.
Cada vez hay más grupos de voluntarios que tocan de forma
altruista las campanas, reservando la mecánica para los toques
ordinarios. En Valencia el grupo de campaneros de la Catedral acaba de
cumplir 30 años. Hace unos años se creó otro en la Catedral de Pamplona
que toca principalmente en las fiestas.
Consecuencia de este proceso de recuperación es el
restablecimiento del vínculo que existía entre las campanas y la
comunidad, no solo desde una perspectiva estrictamente patrimonial, sino
también desde el punto de vista religioso.
Creemos que esta recuperación es muy necesaria en Cataluña,
pues como ya hemos comentado, es una de las zonas donde más se ha
perdido el toque tradicional de campanas, hasta el punto de considerarse
extinto en algunas zonas.
5. EL TOQUE DE CAMPANAS EN GERONA
¿Cómo se tocaban tradicionalmente las campanas en Gerona?
Existen dos fuente para acceder a esta información, por un lado los
toques interpretados por los campaneros que aún viven y por otro la
búsqueda documental en consuetas guardadas en archivos o en
publicaciones. No hemos podido conocer ni entrevistar a ningún campanero
por el momento. No obstante, hemos consultado numerosas publicaciones
sobre campanas y toques en Cataluña y concretamente en Gerona.
Afortunadamente, los toques catalanes están muy bien documentados. De la
catedral de Gerona se conservan varias consuetas, dos de ellas
publicadas en sendas obras de Grahit i Grau: Les campanes de Girona
(1926) y en el artículo “Una consueta de la Catedral de Girona” (1947),
enriquecidas con numerosos comentarios del autor, gran conocedor de los
toques de campanas de la ciudad. En la primera se hace pública la
consueta de 1807 (12) y en la segunda otra redactada en torno a 1870.
En la primera de las obras se da información además de algunos toques de
las iglesias y parroquias de Gerona, lo cual es de gran ayuda para
reconstruirlos.
1. El toque de campanas de la Catedral de Gerona
Como ya hemos dicho más arriba, las Catedrales son el espejo en el
que se miraban todas las iglesias de la Diócesis. Sus celebraciones
litúrgicas y todos sus manifestaciones, incluidas las campanas, eran
copiadas por las parroquias.
La Catedral de Gerona contaba con un interesante y variado conjunto
de campanas. Lamentablemente fue destruido en el transcurso de la guerra
civil. En el campanario, ordenadas de mayor a menor, se encontraban las
siguientes campanas: la Beneta (también llamada Bombo), la Capitular,
la María o Mare de Déu, la Dominical, la Narcisa (o Nova), la
Quotidiana, la Bramamorts, la Peixetera, la de Excomunions y la Petita
(también llamada de l'Oració). En el interior del templete superior se
encuentra todavía la campana dels quarts. Junto a estas, repartidas en
diferentes lugares del tempo, estaban las dos pequeñas campanas de
Maitines, situadas en una pequeña espadaña que daba a la plaza de los
apóstoles (servían para coordinar los toques de campanas con la
liturgia), la campana de llamar a los campaneros (se tocaba con una
cuerda atada a la reja de la capilla bautismal), las campanitas del
Viático (se hacían tocar desde el pie de la torre con una cuerda que
caía desde la sala de los campaneros para avisar de un Viático) y las
campanas pequeñas del reloj, situadas en una obertura en el ventanal
tapiado de los pies de la Seo (servían para que la hora fuera escuchada
en el interior). Existía también un gran Rotllo o rueda de campanas, de
origen medieval, situado sobre la tumba del Conde Berenguer. Todas las
campanas fueron destruidas durante la guerra civil, salvo las campanas
horarias: la Beneta, la dels quarts y las dos campanas pequeñas del
reloj.
 |
Ubicación de las
campanas de la catedral de Gerona antes de su destrucción.
|
 |
Campanas "Capitular"
y "Mare de Déu" de la Catedral de Girona (1910-1920). BIGAS, Josep Thomas/CRDI-Ajuntament de Girona
|
Las Catedrales eran las creadoras de una forma de tocar, pero
también solían mantener su estatus a través de ciertas peculiaridades
que no eran imitadas. Por ejemplo, en Cataluña el repique de campanas
era propio de la iglesias, pero no de las Catedrales. Lamentablemente,
al no haber podido consultar a ningún campanero, no hemos podido
comprobar la implantación que tuvo el repique en la ciudad, pues la
documentación consultada no lo deja muy claro. En otras localidades
catalanas sabemos que éste era el toque propio de los domingos y demás
fiestas. En Gerona no podemos afirmar que tuviera el protagonismo que
tenía en otras zonas. Sí conocemos la gran importancia de los repiques
generales, efectuados en ocasiones muy concretas, en las cuales la Seo
tomaba la iniciativa y el resto de campanarios de la ciudad la
acompañaban:
"Es tritllejar no més: en la vigilia de la Puríssima a migdia i
al vespre després dels tocs de l'Oració, i a l'endemá a les quatre de la
tarde per a senyalar la sortida de la processó; en la vigilia de Corpus
a les mateixes hores i a l'endemà a les cinc de la tarde o sigui una
hora abans de sortir la processó; i quan fa entrada el nou Bisbe, o
venen l'arquebisbe, o el nunci, i quan pren possessió el Sant Pare. Es
tritlleja mig quart seguit i es reposa altres tants minuts, repetint-se
tres vegades” (13).
Prácticamente todos los toques se realizaban desde la base de la
torre, salvo el tritllo, que se efectuaba desde el propio campanario dos
o tres veces al año. Este hecho es un tanto extraño, sobre todo si
hablamos de una catedral, pues la tendencia habitual en España es que
los toques más o menos elaborados (como el de un domingo) se tocasen
desde el campanario, junto a las campanas. Posiblemente esta forma de
tocar, extraña en España, esté influenciada por la tradición del centro y
norte de Europa, filtrada a través de Francia, pues es además
compartida con otras catedrales del norte, como la de Jaca.
 |
Las cuerdas de las
campanas caían hasta la base de la torre, indicando con
inscripciones el nombre de cada campana. ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/http://campaners.com |
Las campanas de la Catedral marcaban el ritmo de la ciudad y
tenían la iniciativa sobre el resto de los campanarios. Diariamente la
campana de l'Oració invitaba a rezar el Ángelus al amanecer, al mediodía
y al anochecer. Una hora después de este último se tocaba el
Padrenuestro de Ánimas, que no era efectuado por el resto de
campanarios. Cuando ésta callaba la Beneta daba tres batallades pausadas
(una por cada Ave María). A cada golpe respondían con otros tres la
campana grande de cada campanario de la ciudad, salvo en San Félix,
donde era balanceada la Narcisa. El ángelus de la noche se distinguía de
los demás porque era señalado con antelación en tres ocasiones por la
campana de l'Oració. El toque de Ánimas se efectuaba del mismo modo que
este último. Otro toque diario que marcaba un punto culminante en la
liturgia catedralicia era el de la elevación que se efectuaba en la misa
conventual. Éste se anunciaba con la María a media altura, y al
enmudecer con tres batallades de la Beneta.
Los toques más importantes de la Seo eran los relacionados con el
Oficio Divino. Para llamar a Coro a los Canónigos por las tarde en días
ordinarios se balanceaba la Quotidiana hasta dejarla asentada tres
cuartos de hora antes de comenzar. Se hacía otro pequeño toque media
hora antes y otro al cuarto, junto con la Peixetera. Ésta hace otra
señal a medio cuarto y cuando es la hora ambas se “dejan ir” hasta
pararse por sí mismas, dando comienzo al coro.
La llamada a coro por la mañana se realizaba de la misma forma
pero empleando la Nova o Narcisa. Los domingos y las fiestas en las que
ardían seis cirios en el altar mayor (14) se efectuaba el mismo esquema
pero con la Dominical. Los terceros domingos se celebraba el oficio de
Minerva, con exposición y procesión Eucarística por el interior de las
naves de la Seo. El día de la Vigilia este oficio se anunciaba con la
Capitular y la María después del toque de oración del atardecer. Ambas
campanas participaban también en los toques de domingo junto a la
Dominical. Así mismo, eran empleadas para avisar de las procesiones
vespertinas, y hacían toques de tanto en tanto hasta que la procesión
retornaba a la Seo.
Los días de grandes Solemnidades, el toque a coro era mucho más
elaborado. Tres cuartos de hora antes de comenzar el oficio se daban
cuatro golpes a intervalos de un minuto con la Beneta; seguidamente se
balanceaba la Capitular, hasta dejarla asentada; inmediatamente se hacía
la misma maniobra con la María, dejándola en la misma posición que la
anterior. Mientras tanto la Beneta no dejaba de sonar. Cuando quedaba
media hora se hacía la misma maniobra con la Quotidiana y la Dominical.
Un cuarto de hora antes se asentaba la Peixetera. A la hora de entrar a
coro se dejaban ir todas hasta que por su propio peso se parasen.
Los días de fiesta que tenían segundas vísperas, se tocaba a coro con la Quotidiana y la Dominical.
Los toques que acabamos de enumerar eran en realidad mucho más
complejos. Para conocerlos en detalle se puede consultar la consueta
publicada por Grahit i Grau en 1948.
Los toques de difuntos constituían un capítulo importante del
repertorio, siendo la Bramamorts la protagonista de buena parte de
ellos. Parece ser que presentaba una grieta que rompía su sonido,
causada por un balazo durante los sitios de 1808 y 1809. Era también
llamada la campana de Combregar, pues con ella se anunciaba el Viático
para un feligrés de la Seo, efectuando 27 batallades si era hombre y 18
si era mujer. Anunciaba las defunciones de feligreses y beneficiados de
la Catedral. Del mismo modo que en los toques de coro, para conocer con
mayor detalle estos toques, remitimos a la consueta publicada en 1948
por Grahit i Grau.
La riqueza lingüística de las campanas decayó desde la segunda
mitad del siglo XIX. Es probable que la consueta de 1870 sirviera para
fijar algunas modificaciones, pues como consecuencia de las
desamortizaciones y las políticas anticatólicas, las catedrales
españolas se vieron obligadas a simplificar mucho el culto. Lo cierto es
que ya Grahit i Grau en 1926, se queja de la excesiva simplicidad a la
que habían llegado los toques (15). Desde entonces el repertorio ha ido
simplificándose progresivamente. Las personas encargadas de tocar las
campanas fueron también cambiando. Hasta finales del XIX los campaneros
eran frailes legos, siendo el último conocido Fra Jaume, famoso por su
meticulosidad y orden (16). En los años posteriores se hicieron cargo
los seminaristas. Finalmente, en los años cuarenta, por circunstancias
que más abajo comentaremos, se contrató a un campanero. Por fotografías
conservadas de los años sesenta o setenta del siglo XX, sospechamos que
los toques poco tenían ya que ver con los dados a conocer por Grahit i
Grau, pues pueden verse casi todas las campanas tocadas con el badajo,
extraña forma en la secular tradición de la Seo.
Por desgracia, a pesar de haberse evitado en varias ocasiones a lo
largo de la historia la destrucción de las campanas por parte del
invasor francés, éstas fueron destruidas durante la guerra civil. En
1940 el cabildo encargó a Barberí la fundición de cuatro nuevas
campanas, que venían a sustituir a las tristemente desaparecidas. De
mayor a menor son la Assumpta, Capitular, Dominical y Quotidiana. En
1946 ocurrió un lamentable accidente: mientras salía la procesión del
Corpus, la campana Assumpta (debía pesar cerca de 1600 kilos) se
desprendió del yugo y cayó en la plaza de los Apóstoles. Gracias a Dios
no ocurrió ninguna desgracia: momentos antes esta plaza se encontraba
atestada de gente que esperaba la salida de la procesión.
Conviene decir que un suceso así es muy excepcional.
Probablemente desde su fundición en 1940 el yugo de la campana viniera
dando problemas, pues en 1945 la campana fue bajada al piso del
campanario para ver si convenía poner contrapeso de madera o de piedra
(17). Se ve que las precauciones tomadas en esta intervención no fueron
suficientes para evitar el accidente. No es descartable atribuir este
suceso a los seminaristas, no porque ellos hicieran alguna maniobra
incorrecta, sino por su inexperiencia y desconocimiento.
Tradicionalmente los campaneros eran los encargados del mantenimiento
elemental de las campanas. Por su propia seguridad, un campanero sabía
cómo atar un badajo (un badajo mal atado puede soltarse o romper una
campana), apretar las tuercas e incluso, bajar la campana de su ventanal
y realizar reparaciones de mayor envergadura en el yugo. Todos estos
conocimientos son adquiridos a través de la experiencia (18). Aunque no
se responsabilizó a los seminaristas del suceso, el cabildo decidió
desde entonces contratar a un campanero profesional.
Así mismo, el Cabildo tomó otras medidas de precaución, como
colocar las campanas sobre una estructura en el interior del campanario
para evitar futuros accidentes. Se tomó como referencia la colocación
interior en muchos campanarios del extranjero, como ya se había hecho en
1925 en el nuevo campanario de Santa Susana de Mercadal (19).
Lamentablemente en esta decisión no se tuvo en cuenta el efecto
acústico de la nueva colocación. Ya hemos dicho más arriba que el actual
campanario está diseñado para que las campanas estén colgadas en la
parte alta de los ventanales, de forma que el sonido se expanda mejor y
no interfiera con la potente voz de la Beneta, la cual es reforzada por
la sala del campanario que actúa como gran caja de resonancia. Las
campanas, colocadas en el interior y bajo la Beneta apenas se oyen. Por
lo general, una campana pequeña jamás debe colocarse debajo de una
grande: las campanas más agudas tienden a ponerse por encima de las de
sonido más grave. En Valencia, por ejemplo, las campanas pequeñas
(conocidas como los tiples), suelen estar ubicadas en una estructura de
madera en el techo de la sala.
 |
Campanero de la
Catedral en el año 1968. SANS PRATS, Narcís/ CDRI. Ajuntament de Girona.
|
La ubicación interior de las campanas suele acompañarse de una
serie de elementos que refuerzan la acústica, de forma que recogen,
amplifican y dirigen el sonido. En los campanarios del centro y norte de
Europa los ventanales están parcialmente cerrados con tablones
inclinados hacia afuera que dirigen el sonido a la calle. En España este
tipo de cerramientos son inexistentes; sin embargo, se desarrollaron
otro tipo de cerramientos acústicos consistentes en cegar total o
parcialmente los ventanales con tablones o con tapias. En fotografías
antiguas de los campanarios de Serinyá y Vic pueden verse los ventanales
parcialmente cegados con muros de obra. Conviene recordar una peculiar
forma de reforzar acústicamente algunos campanarios góticos de la
antigua corona de Aragón (20), consistente en colocar puertas de madera
enrasadas con el muro del ventanal, evitando así que el grosor de los
muros actuase como un cañón que lanzase el sonido en línea recta, de
forma que se imposibilitara la conjunción sonora de todas las campanas.
Este elemento solo pervive en la torre del Micalet de Valencia, pero
existió en otros campanarios como el de la Seu de Lleida o la torre de
la Prioral de Sant Pere de Reus.
 |
Interior del campanario
de Serinyà con ventanales parcialmente tapiados (1915-1925).
BRANGULÍ (Fotògrafs)/Arxiu Nacional de Catalunya.
|
 |
Torre de la Prioral de
San Pedro de Reus. 1921. FARGAS, A/http://campaners.com .
|
Lo normal, en buena parte de España, es ajustar el ventanal al
tamaño de la campana. En los pueblos de Castilla los ventanales sin
campana son cegados o parcialmente cegados. En Cataluña en cambio, los
campanarios tienden a ser muy altos y abiertos, con ventanales de varios
metros de altura, de forma que la campana se ubique en la parte alta.
Esta forma de construir los campanarios responde a una lógica muy
sencilla: cuanto más alta se ubica una campana, más lejos llega su
sonido. El campanario de la Catedral de Girona sigue fielmente esta
tipología. Sus altos ventanales (deben medir cerca de siete metros de
altura) fueron construidos para ubicar las campanas en la parte
superior. A día de hoy todavía son visibles los mechinales para insertar
los ejes o las ménsulas que sostenían las dos campanas pequeñas, la
Peixetera y la de l'Oració, todos ellos realizados entre los siglos XVII
y XVIII. En el campanario del Sagrado Corazón todavía se conservan los
mechinales, a varios metros del suelo, y el hierro de tope de la
desaparecida campana Miquela (a unos 3,40 m. del suelo del campanario).
 |
Interior del campanario
de San Félix. En el centro pueden verse las jambas picadas para
permitir el movimiento de una antigua campana. DALMAU i ARGEMIR, Delfí / http://campaners.com .
|
A partir del siglo XVI se tiende a sacar las campanas a los
ventanales, debido principalmente a razones acústicas. En algunos casos
se alteró la fisonomía de los ventanales para poder asentar en ellos los
bronces. Por ejemplo, en la antigua Colegiata de San Félix, se picaron
las jambas del ventanal de la Feliua y la Narcisa para que pudiera
caber. Ya hemos dicho que en España, a diferencia de Alemania o Francia,
se busca la diferencia y la expresividad de los toques. Una campana
balanceando en un ventanal da dos golpes, uno hacia el exterior y otro
hacia el interior. El exterior es percibido de forma mucho más directa,
mientras que el del interior tiene más cuerpo (potenciado por el
campanario que actúa como caja de resonancia).
En la raíz de todos estos elementos acústicos encontramos una
tradición estética y sonora muy concreta, consistente en buscar la
riqueza tímbrica frente a la perfección melódica. Este mismo hecho se
observa en otro instrumento musical que ha sido desde hace unos años
estudiado y puesto en valor: el órgano ibérico, cuya tipología se dio en
España, Portugal, países iberoamericanos y Filipinas. En comparación
con sus contemporáneos alemanes o franceses, los ibéricos resultan mucho
más rudimentarios: sólo tienen un pequeño teclado de cuatro octavas que
además se divide en dos para los diferentes registros, no teniendo el
pedalero un gran desarrollo; no obstante esto no impidió explotar al
máximo la expresividad del instrumento con una variedad tímbrica muy
acusada, sobresaliendo por su fuerte impacto los registros de lengüeta
en “batalla”. Así mismo incluyen otros registros ocultos en una caja
para crear efectos de eco, buscándose con ello una atmósfera sonora
sutil y misteriosa (este recurso fue incorporado en el siglo XIX a los
órganos románticos). Esta comparación es adecuada para entender el
universo estético que orientó las peculiaridades de las diferentes
tradiciones campaneras españolas, que se mueven en unos parámetros
diferentes a los del centro y norte de Europa y que por tanto, motivó la
tendencia generalizada a ubicar las campanas en los ventanales.
2. El toque de campanas en las iglesias de Gerona
Tomando como referencia la Catedral, el resto de iglesias
elaboraron un código de toques adaptándolo a las necesidades litúrgicas
de cada parroquia, donde la administración de sacramentos y la atención
espiritual de la feligresía era su principal función. Por otro lado
están las iglesias conventuales o de instituciones religiosas donde se
rezaba el oficio divino, señalando las diferentes horas con el toque de
campanas. Debe subrayarse la excepcional importancia que tuvo la antigua
Colegiata de San Félix, en la que, al igual que en la catedral, también
se rezaba el oficio divino hasta, al menos, antes de la guerra civil.
El templo colegial contaba con un conjunto de seis campanas (la Feliua,
la Narcisa, la Cincnous, la Bramamorts, la Peixetera y la Petita), el
más numeroso de la ciudad después de la Seo. Aunque lamentablemente
perdidas durante la guerra civil, las medidas publicadas por Grahit i
Grau (21) nos permiten conocer cómo estaba distribuido el conjunto,
organizado en dos grosses, dos mitjanes, y dos petites (22). Las
parroquias solían contar al menos con dos campanas, dos grosses o bien
una grossa y otra petita. Otro esquema muy habitual era el compuesto por
dos campanas grosses y dos petites que permitían interpretar toques
variados y con ricas diferencias sonoras y tímbricas. Las parroquias del
Carmen, San Martín, y Sant Pere de Galligans, contaban hasta 1936 con
una grossa y otra petita. El Sagrado Corazón tenía dos grossas mientras
que la parroqua de Santa Susana de Mercadal tenía el conjunto más
completo después de la Seo y San Félix: dos grosses y dos petites (23).
Estas divisiones no se establecen en términos absolutos, sino relativos
al conjunto de cada campanario.
 |
Iglesia de San Esteban
de Peratallada. Campanario compuesto por dos campanas grosses y dos
petites separadas físicamente. SALVANY BLANCH, Josep / http://latribunadelbergueda.blogspot.com.es .
|
Fue una práctica muy habitual en Cataluña, hasta el siglo XX,
la elaboración de consuetas en las que fijar la organización litúrgica
de las parroquias. En ellas se incluía también el toque de campanas, así
como las obligaciones del campanero. La consueta de Riudellots de la
Selva (fechada en 1763) no ofrece una lista o una “partitura” de toques;
sin embargo, incluye algunas indicaciones sobre quién debía tocar los
diferentes toques (sacerdote o campanero), cuántas y qué campanas debían
emplearse (una mayor, las dos mayores, una pequeña, cuatro batallades
con una campana pequeña...) en los diferentes actos.
Como ya hemos comentado más arriba, los principales toques que
regían el día eran los de la Oración del Ángelus, al alba, al mediodía y
al anochecer, que las iglesias de la ciudad interpretaban tocando tres
campanadas después de cada una de las tres batallades de la Beneta. A lo
largo de la jornada se tocaba para los diferentes oficios religiosos,
las misas de la mañana, especialmente la misa mayor, en la que además se
debía señalar con tres campanadas la Elevación. Por la tarde se tocaba
para los diferentes oficios religiosos, como el Rosario o el rezo de
Vísperas o Completas. Los toques que anunciaban cada uno de estos actos y
oraciones diarios eran generalmente tocados sin necesidad de subir a la
torre, con cuerdas desde el suelo de la iglesia. El encargado de tocar
las campanas era el campanero, que en algunas ocasiones podía ejercer
también de sacristán, por cuyo oficio recibía una remuneración.
Sabemos que la forma habitual de tocar a misa en San Félix, Santa
Susana de Mercadal (y suponemos que en el resto de iglesias) consistía
en tocar con la campana mayor tres batallades seguidas cada medio minuto
o minuto, durante un cuarto de hora antes de la hora fijada. Al llegar a
esta hora se daban diez o doce batallades (24). En la Consueta de
Riudellots de la Selva (1763), el Rosario era avisado con una campana
pequeña (25).
Los toques de los Domingos y de las fiestas son mucho más
elaborados. Según el grado de festividad se emplean más campanas y
toques más complejos, de forma que se establece una gradación e
intensidad acorde con el grado de importancia de la fiesta. Esta
gradación suele basarse en la gradación litúrgica: día ferial, domingo,
fiestas de segunda clase (las actualmente consideradas como Fiestas),
fiestas de primera clase (actualmente Solemnidades). Esta división no
era rígida, sino que se adaptaba a la devoción y las necesidades locales
enraizadas en la tradición. En pequeñas parroquias sólo se distinguía
entre días ordinarios, domingos y grandes fiestas. En algunas ocasiones
podía haber un toque de gran solemnidad que solo era realizado una o dos
veces al año, como el ya mencionado Tritllo de la catedral de Gerona,
que seguían el resto de iglesias.
Un esquema habitual tradicionalmente empleado en las iglesias de
Cataluña para señalar las fiestas es el repique seguido o combinado con
el balanceo de campanas. En el campanario de Santa María de Cervera, el
armonioso repique conocido como Bilandó precede al “volteo” de campanas,
cuyo número depende de la clase de fiesta. Este toque era interpretado
en las oraciones de la vigilia (mediodía y atardecer) y en todas las
entradas al coro (26). Lo mismo ocurría en el campanario de Reus, en el
que se distinguían varios tipos de toques según la clase (27). En Verdú
existían además varias formas de repique en función de la importancia de
la celebración (28), empleando más o menos campanas para ello. En
Bellpuig se tocaba el repicó con todas las campanas, y se combinaba con
el balanceo de más o menos campanas según la fiesta (en domingos solo se
repicaba, fiestas menores repicó ventant la campana Grossa, y en las
fiestas principales todas las campanas a vuelo) (29).
En el caso concreto de Gerona o su provincia no hemos
encontrado ninguna consueta publicada que incluya una lista de toques,
pero sí alguna referencia indirecta, como muestra el siguiente extracto
del libro de Obra de Esponellá, con fecha de abril de 1856: “… lo
Parroco dona també al campaner tres pesetas lo dia dels Morts, y son per
recompensa de tocar la senyal llarch de Missa matinal y lo trillo de
Missa mayor dels dias de obligació de oir Missa”, es decir los días de
precepto, domingos y algunas fiestas (30). Una ligera referencia de
Grahit i Grau a los toques de campanas de la parroquia de Santa Susana
de Mercadal nos hace suponer que, al igual que el resto de iglesias
catalanas, en la ciudad de Gerona las campanas eran repicadas en fiestas
y domingos (31), al margen del tritllo general.
La forma en que se interpretaba el repique en Cataluña mantiene
las peculiaridades propias de la corona de Aragón: el campanero cogía
las cuerdas de las campanas pequeñas con las manos, mientras que las
grandes eran tañidas con los pies; con las primeras se realizaban ritmos
complejos y elaborados, mientras que las grandes se limitaban a marcar
el ritmo. De esta forma se sigue repicando en Os de Balaguer (32) y en
otras pequeñas localidades catalanas, y siguiendo este esquema se debió
repicar en Gerona, como muestran numerosas fotografías antiguas
conservadas.
Los toques de difuntos constituían un amplio apartado dentro del
repertorio de toques tradicional, engrosado en buena medida por la
distinción jerárquica del finado. Hasta no hace mucho los entierros se
celebraban según clase, que generalmente eran llamados entierros de
primera, segunda, tercera e incluso cuarta. Esto dependía de la cantidad
de dinero que pudieran pagar los deudos del finado. El campanero tocaba
más o menos tiempo o más o menos campanas en función del dinero que se
le daba.
En muchas poblaciones catalanas es frecuente encontrarse con una
campana llamada “de los muertos”. Esta campana era balanceada en los
entierros y en ocasiones acompañada por las otras. Ya hemos hablado de
la campana Bramamorts de la catedral y de San Félix. En la breve
descripción que hace Grahit i Grau de los toques de la parroquia de
Santa Susana de Mercadal habla del toque de Viático, los tocs de fi, los
entierros y los de albats (33). Para el viático era balanceada la
pequeña de las dos grosses, hasta que en 1910 el rector decidió que su
sonido era muy triste y se sustituyó por la grande, la Susanna. Los tocs
de fi anunciaban el fallecimiento de una persona. Eran tres para
indicar si era un hombre y dos para una mujer. No dice exactamente cómo
se tocaban, aunque posiblemente fueran similares a los dobles que
precedían los entierros, con las dos campanas grandes. Suponemos que se
realizaba con golpes lentos y alternados con los badajos, de la misma
forma que se interpretan en Castilla los “clamores”. Los entierros
variaban según la clase: para los de primera se tañía más de un cuarto
de hora, para los de segunda un cuarto y para los de tercera medio
cuarto de hora. Era práctica habitual en todas las iglesias de la ciudad
hacer señal de cofradía un cuarto antes de la hora fijada. Éste se
debía realizar balanceando una u otra campana indicando la pertenencia
del difunto a una cofradía (34). Los dobles eran tocados después de la
oración de la vigilia, un cuarto antes de iniciar el oficio de requiem,
en el ofertorio y mientras se cantaba la absolución de la Misa del
perdón (35).
En la parroquia de Mercadal, para los entierros de niños (Albats) se balanceaban las dos pequeñas.
En las responsabilidades del campanero de Mercadal firmadas en
1784 se encuentran también la de tritllejar en els bateigs (36). Aunque
no aporta más información, suponemos que este repique se efectuaba con
las campanas pequeñas, cuyas voces son elogiadas por el autor,
especialmente en los repiques.
 |
Campanario de Santa
Susana de Mercadal antes de 1925. CDRI. Ajuntament de Girona.
|
 |
Campanario de Santa
Susana de Mercadal después de 1925. FARGNOLI, Valentí / CDRI. Ajuntament de Girona
|
6. EL CAMPANARIO DE LA IGLESIA DEL SAGRADO CORAZÓN
El Templo expiatorio del Sagrado Corazón fue terminado en el año
1900. Este mismo año se colocaron dos campanas en el campanario del
lado del evangelio, el más próximo a las dependencias conventuales. Las
campanas fueron colgadas en el ventanal norte (la grande) y en el oeste,
que da a la fachada principal. Fueron bendecidas en 1901 por el
canónigo lectoral de la catedral Mn. Josep Alier, asistido por Mn.
Miguel Buixons, rector de la Catedral y Mn. Joan Pascual, vicerrector
del Apostolado de la Oración. Las campanas fueron destruidas durante la
guerra civil.
La campana grande era conocida popularmente como “Narcisa”. Su
construcción se sufragó con un saco de monedas de dos céntimos recogidos
en el cestillo de las Misas. En su bendición, se le impusieron los
nombres de Narcisa, Dolors, Josepa y Rosa. Medía 80 centímetros de
diámetro y 75 de altura (lo mismo que la actual). Pesaba 426,4
kilogramos y costó 1492 pts. Fue realizada por el fundidor gerundense
Esteve Puig.
La otra campana, llamada “Miquela”, tenía una historia muy
interesante. En la sesión del Ayuntamiento del 28 de enero de 1901 se da
cuenta de una instancia promulgada por la Junta del Apostolado de la
Oración pidiendo que cediesen como donativo una campana que había sin
uso en la torre del Ayuntamiento, y aprovecharla con destino al templo
expiatorio diocesano del Sagrado Corazón. El pleno del Ayuntamiento
acepto por unanimidad la instancia. Esta campana, que por aquel entonces
no tenía uso era, junto con la Beneta de la catedral, la encargada de
tocar a somatén. La memoria de su uso quedó impresa en la inscripción
que se le impuso: “Me dich Miquela, en el siti de l'any 1808 me
trossejaren los francesos. Refosa, tocava a foc y a somatent, me dona al
Cor de Jesus per anunciar sas festas y sas glorias en 1901, Gerona”. El
20 de junio de 1908, para conmemorar el centenario del primer asalto de
los franceses, la “Miquela” y la Beneta tocaron a somatén. El bronce
fue refundido por Esteve Puig. Medía 64 centímetros de diámetro y 55 de
altura. En su bendición se le impuso el nombre de Miquela, Carme, Llucia
y Francisca (37).
 |
En la parte superior de
la fotografía puede verse la campana Miquela.FARGNOLI, Valentí / CDRI. Ajuntament de Girona
|
 |
Cabezales de piedra de
los yugos de las desaparecidas campanas Narcisa y Miquela. Iglesia
del Sagrado Corazón de Gerona.
|
Sobre la forma de tocar en el templo antes de la guerra civil,
Grahit i Grau aporta muy poca información. De la grande solo dice que
era empleada para las misas y demás fiestas religiosas, mientras que la
otra sonaba en las grandes fiestas y cuando la ciudad “vibra en
emocionant tritlleig general” (38).
Pasada la guerra civil, el templo renace de sus cenizas, y a
través de donaciones es restaurado y reabierto al culto, fundiéndose dos
nuevas campanas en los talleres de Barberí, que por aquel entonces
estaban asentados en Olot. La campana grande se ubicó en el ventanal
donde se encontraba la desaparecida “Narcisa”. La otra campana, sin
inscripciones y de pequeño tamaño, fue bajada del campanario
recientemente. Actualmente se encuentra depositada en el vestíbulo del
convento como pieza decorativa.
7. CONSUETA PROPUESTA
Basándonos en las peculiaridades de la tradición campanera
catalana y prestando especial atención a lo que hemos podido conocer de
la ciudad de Gerona, proponemos unan lista de toques para anunciar y
acompañar el culto del Templo Expiatorio.
Antes de enumerar los toques, proponemos una serie de pequeñas
actuaciones sin las cuales no podrían ser posible. Actualmente en el
campanario sólo existe una campana, dotada de yugo, que lleva mucho
tiempo tocándose únicamente con badajo, es decir, sin movimiento. Se
encuentra en buen estado pero, para poder moverla sería necesario
realizar algunas labores de mantenimiento en el mecanismo de sujeción
del eje y del badajo.
 |
Campana de la torre
|
La campana pequeña, que actualmente se encuentra en el vestíbulo
del convento, debería ser subida al campanario para poder enriquecer
los toques y actuar de contrapunto a la campana grande. Es una campana
manejable, puede subirse sin muchos problemas al campanario, y colgarse
de una sencilla estructura para poder ser tocada a batallades o
repicada. Tendría también que atarse una cuerda que llegara hasta el
suelo de la torre, para emplearla en algunos toques ordinarios. Aunque
algunos de los toques solo podrían ser realizados desde el campanario.
Éstos aparecen señalados convenientemente con un asterisco (*).
Después de estas breves indicaciones proponemos la siguiente lista de toques:
1. Oración
Tres series de tres batallades con la campana grande. Este toque se podría hacer de dos formas:
1. La primera consistiría en dar los tres golpes después de
cada batallada de la Beneta en la Oración de las 12 y de la tarde
(creemos que se tañe a las 19 en verano y a las 18 en invierno).
2. La segunda, mucho más acorde con el ritmo solar,
consistiría en tocar a las 13 (que por cierto se aproxima más al
mediodía solar) antes de cerrar el templo, y tocar en verano al terminar
la misa vespertina y en invierno justo antes del Rosario (para no tocar
de noche, porque en la noche las campanas callan, salvo las del reloj y
la ocurrencia de alguna calamidad).
No hemos incluido la oración del amanecer, porque no habría nadie encargado de tocar a esa hora.
2. Misa días feriales
Basándonos en la forma de toque de San Félix y la parroquia de
Mercadal, se tocarían, con la campana grande, series de tres campanadas
espaciadas en unos 6 ó 7 segundos, rematando con una serie de 10 ó 12
campanadas. El total del toque vendría a ser unos dos minutos o quizás
algo más. Se tocaría un cuarto de hora antes de las misas o de las
vísperas cuando las haya,(actualmente los jueves). Este toque también es
adecuado para las misas de los domingos a las ocho y cuarto en verano,
porque en invierno ya empieza de noche.
3. Misa Domingos y Fiestas litúrgicas*
Repique pequeño, que puede comenzarse con unos breves repicons
con cada una de las campanas para devenirse en un acompasado tritllo de
ambas que no ha de exceder los dos o tres minutos.
Este toque se tocaría un cuarto de hora antes de comenzar las
misas anticipadas de los sábados, la del mediodía de los domingos y las
misas, generalmente vespertinas (ya que no suelen ser de precepto), de
fiestas litúrgicas.
4. Misa Solemnidades litúrgicas*
Se iniciaría del mismo modo que el anterior pero con una
segunda parte en la que se alza la campana grande (asentándola boca
arriba) y es fan tocs (balanceándola hasta dejarla de nuevo invertida)
mientras se repica con la campana pequeña. Al final del toque es deixa
anar hasta que se pare por su propio peso. Aunque puede parecer
complicado, una sola persona puede hacerse cargo de tocar estas dos
campanas a la vez.
Este toque se realizaría un cuarto de hora antes de comenzar las
misas anticipadas de solemnidades, la misa mayor e incluso la
vespertina. Puede también tocarse después de la oración del mediodía de
la vigilia, para anunciar la Solemnidad.
5. Corpus Christi e Inmaculada: Tritllo general*
Repicar las campanas como ya se ha explicado siguiendo a las de la catedral durante un largo rato.
6. Elevación en las misas: toque de Alzar
Tres campanadas espaciadas al elevar la Hostia consagrada. Tres campanadas espaciadas al elevar el Cáliz consagrado.
Aunque de diario no se toque, debería al menor tocarse los domingos, fiestas y solemnidades.
7. Rosario
Una serie de campanadas continuadas con la campana pequeña unos minutos antes de comenzar el rosario vespertino.
8. Novena (Sagrado Corazón, Inmaculada...)*
En caso de rezarse una novena preparatoria al Sagrado
Corazón, titular del Templo Expiatorio, el toque de Rosario sería
sustituido por alzar (colocar boca abajo) la campana grande y "dejarla
ir", mientras se repica la campana pequeña hasta que se pare por sí
sola.
9. Exposición y Bendición del Santísimo*
La campana grande es boga (se balancea) al exponer y al
reservar el Santísimo. Este toque, por razones ya dichas, no puede
emplearse en la adoración nocturna ni para cualquier exposición
nocturna, por tanto quedaría reservado para los retiros del apostolado
de la Oración y la exposición del Jueves.
Este toque entraña un problema, debe coordinarse con la liturgia. Proponemos varias soluciones:
1. Atar previamente la cuerda que baja a pie de torre a la palanca
de balanceo. Hay que tener en cuenta que luego de tocar habría que
volver a atar la cuerda al badajo.
2. Una persona desde abajo avisa tocando la campana pequeña al que desde arriba debe tocar la campana grande.
3. El encargado de tocar sube y empieza a tocar, calculando de forma aproximada cuando ha de empezar.
10. Bautizos* (e incluso bodas)
Breve repique con las dos campanas como ya se ha comentado.
11. Entierros
Proponemos dos maneras:
1. Una sencilla: tocar desde abajo ambas campanas de forma pausada
al principio y al final de la ceremonia. Comenzaría el toque con tres
golpes con las dos campanas al unísono en caso de que el finado sea un
hombre, y dos si es mujer.
2. Asentar la campana grande (ponerla boca arriba) y hacer
un toque (balanceándola de forma que vaya y vuelva hasta volverla a
parar) cada 20 ó 30 segundos, acompañando caga golpe con una batallada
de la pequeña. Este modo tendría que efectuarse desde el campanario.
Este segundo modo de tocar quizá sea más apropiado para el día de los
fieles difuntos o para muertes de obispo o incluso del papa.
8. CONCLUSIÓN
En el
marco de las actuaciones que recientemente se están llevando a cabo
para recuperar la vida religiosa y espiritual del Templo Expiatorio del
Sagrado Corazón de Gerona, la recuperación de la función litúrgica de
las campanas, en el contexto de la tradición propia de Cataluña,
últimamente olvidada e incluso maltratada, aportaría un sello de
autenticidad y de enriquecimiento patrimonial del templo.
Realizamos esta propuesta con toda humildad, no sólo desde la
perspectiva estrictamente histórica, sino desde el afecto muy especial
que sentimos por este bendito templo y por las personas que con tanto
fervor trabajan por su revitalización, inspirados además por el profundo
amor que profesamos a Jesucristo nuestro Señor, particularmente en su
advocación del Sagrado Corazón de Jesús.
NOTAS
1- ÁLVARO, Maricarmen; LLOP i BAYO,
Francesc:
Campanas y Campaneros,
Salamanca, 1986, p. 59. Durando escribe en el siglo XIII que “
en
las procesiones se tocan campanillas para asustar a los demonios y
hacerlos huir”.
2 - Empleamos la palabra balanceo de
forma genérica. Existe una variada terminología local en torno al
toque de campanas que presenta diferentes significados según la
zona.
3 -
FORMA o modo de tocar las campanas de esta
Santa Iglesia Catedral de Calahorra.
Calahorra, 1882. Disponible en:
http://campaners.com/php/textos.php?text=6749
(Consulta 05/09/2017).
4 - En ocasiones, se ha achacado este
hecho (con no muy buenas intenciones) a un atraso cultural. En el
resto de Europa la sonoridad de las campanas es algo muy estudiado.
Recientemente se ha cubierto el vacío científico existente en torno
a la sonoridad de las campanas en España. Recientemente ha sido
leída una tesis doctoral (LLOP i ÁLVARO, Francesc:
Las campanas
de las Catedrales Hispanas. Análisis, significado cultural,
conservación y rehabilitación),
que ha cubierto este vacío. En este estudio se ha podido demostrar
el saber hacer y conocimiento práctico de los fundidores
tradicionales -sin conocimientos técnicos- en relación a la
capacidad de elaborar campanas con un resultado coherente y
premeditado.
5 - La técnica de afinación de
campanas se basa en el diseño de un perfil muy concreto y en la
sustracción de milímetros de metal determinados puntos del interior
de la campana, donde se genera el parcial que se quiere corregir.
6 -
GRAHIT i
GRAU, Josep: Les
campanes de Girona. Palamós,
1926. pp. 57-62.
7 -
GRAHIT
i GRAU, José: “Una consueta de la catedral de Gerona”, Annales
de l´Institut d´Estudis Gironins,
2 (1947), pp. 99-123. Disponible en
http://www.raco.cat/index.php/AnnalsGironins/article/view/53345/63899
(consulta 06-09-2017).
8 - GRAHIT I GRAU, José: “Una consueta...” Op.
Cit. pp. 103-104.
9 - GRAHIT i GRAU, Josep:
Les campanes … Op.
Cit. p. 13.
10 - Para más información sobre este
fenómeno cfr. LLOP i BAYO, Francesc: “Els tocs de campanes
catalans: una espècie cultural en via de d'extinció”,
Catalunya
Cristiana, Julio 2000.
Disponible en
http://campaners.com
(consultado 06-09-2017). LLOP i BAYO, Francesc: “Els tocs de
campanes catalans: una espècie cultural en via d'extinció (i 2)”,
http://campaners.com , 2000.
(consulta 06-09-2017).
11 - Cfr. LLOP i BAYO, Francesc:
“Aburrir o comunicar: los límites de la improvisación en los
toques de campanas”,
La voz y la improvisación. Simposio sobre
Patrimonio Inmaterial. Fundación
Joaquín Díaz, 2007. Disponible en
http://campaners.com/
(consulta 06-09-2017).
12 - GRAHIT i GRAU, Josep:
Les campanes … Op.
Cit. pp. 18-22.
13 - GRAHIT Y GRAU, Josep:
Les campanes de
Girona... Op. Cit. p. 17.
14 - Estos días aparecen señalados
en la Consueta de 1807. Aparecen también denominados como
Dies de
bordons. Las festas eran las
siguiente: 1 y 6 de enero; 2, 24 (ó 25) de febrero; 18, 21 y 25 de
marzo; 23 de abril; 24 y 29 de junio; 2 y 25 de julio; 1, 3, 6, 15 y
18 de agosto; 8 y 23 de septiembre; 2, 4, y 29 (y los dos primeros
días de la octava) de octubre; 1, y segundo domingo de noviembre; 8,
18, 25, 26 y 27 de diciembre. Junto a estas fechas se encuentran
otras móviles: Domingo de Resurrección, lunes y martes de la octava
de pascua, Domingo “in Albis”, Ascensión, Pentecostés junto con
el lunes y martes de su octava, y el Corpus Christi. Cfr: Ídem,
pp. 21-22.
15 -
GRAHIT i
GRAU, Josep: Les
campanes … Op.
Cit. p. 24.
16 - GRAHIT I GRAU, José: “Una consueta...” Op.
Cit. p. 99
17 -
CALZADA
i OLIVERAS, Josep: Les
campanes de la catedral de Girona.
Girona, 1977, pp. 55-59.
18 - En muchas parroquias de Gerona
era frecuente arrendar las campanas anualmente, es decir, elegir a
uno o varios campaneros para que desempeñasen esta labor. En la
consueta de Riudellots de la Selva se recomienda que no sea frecuente
el cambio, pues un campanero inexperto podía romper las campanas.
Cfr.
PUIGVERT
i SOLÀ, Joaquim M.: Una
parròquia catalana del segle XVIII a través de la seva consueta.
Barcelona,
1986, p. 124.
19 - Realmente no puede considerarse
interior la colocación de este desaparecido campanario, pues las
campanas estaban en los ventanales, pero asentadas sobre pares de
vigas que cruzaban de un lado a otro de la torre.
CALZADA
i OLIVERAS, Josep: Les
campanes de la …
Op. Cit. pp. 55-59.
20 - LLOP
i BAYO, Francesc: “Tancaments acústics en campanars gòtics de la
corona d'Aragò”, en
http://campaners.com/php/textos.php?text=7295
, 2015.
21 - GRAHIT Y GRAU, Josep:
Les campanes de
Girona... Op. Cit. pp. 50-56.
22 - Ídem. Las
grosses
(
Feliua y Narcisa)
tenían un diámetro superior a un metro (1,32 y 1,10
respectivamente); las
mitjanes en
torno a los 90 centímetros (
Cincnous 0,95
m. y
Bramamorts 0,88
m.), y las
petites
próximo a los 60 centímetros (la
Peixetera 0,65
m. y la
Petita 0,62
m.).
23 - Afortunadamente conocemos todas
las campanas que existían en Gerona antes de la guerra civil. Cfr.
GRAHIT i GRAU
,
Josep: Les
campanes... Op
Cit.
24 - Ibídem, p. 51.
25 -
PUIGVERT
i SOLÀ, Joaquim M.: Una
parròquia catalana … Op.
Cit. p. 126.
26 -
LLOBET
i PORTELLA, Josep M.: “Les campanes de l'església de Santa Maria
de Cervera (1338-1880), Miscel·lània
Cerverina
16 (2003), pp. 69-138. Disponible en
http://www.raco.cat/index.php/MiscellaniaCerverina/article/viewFile/136994/187305.
En el anexo de este artículo aparecen publicados dos consuetas
detalladas del toque de campanas de Cervera, la primera fechada en
1807 y la segunda en 1962.
27 -
BARRUFET
i PUIG, Pere: Les
campanes del nostre campanar. Reus,
1953. Disponible parcialmente en:
http://campaners.com/php/textos.php?text=3400
28 - SALISI i CLOS, Josep María: “Les
campanes de Verdú. Recerca històrica i etnomusicològica”
,
URTX Revista Cultural de l'Urgell, 14
(2001), pp. 59-81.
29 - MIRÓ i BALDRICH, Ramon:
“Campaners i tocs de campana a Bellpuig”,
Quaderns de El
Pregoner d'Urgell, 21 (2008),
pp. 23-58, Disponible en
http://www.raco.cat/index.php/QuadernsPregonerUrgell/article/view/217090/293561
30 -
SAPENA
i AZNAR, Carles: Les
campanes.
Girona, 1997, p. 35.
31 - GRAHIT i GRAU, Josep:
Les campanes...
Op. Cit. p. 62.
32 - Esta forma de repicar estaba muy
extendida como puede comprobarse en las consuetas de Verdú o Reus.
En la primera población las campanas protagonistas de todos los
repiques eran las dos pequeñas (llamadas la
Nenc-Nenc
y la
Major) -Cfr.
SALISI i CLOS, Josep María: “Les campanes de Verdú... Op. Cit.-.
En Reus eran las campanas de
Jesús,
Sant Pau y también
San Jaume, las que
tomaban la iniciativa en los repiques – Cfr.
BARRUFET
i PUIG, Pere: Les
campanes del nostre...
Op. Cit – Es también lo común en muchas poblaciones catalanas
donde todavía pervive la tradición de tocar a mano.
33 - GRAHIT i GRAU, Josep:
Les campanes...
Op. Cit. pp. 58-61.
34 - A propósito de las señales de
cofradía,
Grahit i Grau señala sobre la campana Mare
de Déu
de la Catedral: Se
la distinguía además, con el nombre, también vulgar, de la
“Confraria de l'Esperança o de Nostra Senyora”, en atención a
ser utilizada para anunciar los entierros de los fieles del barrio de
la Catedral, llamados de “Confraria oberta”, a los que podían
asistir cuantos sacerdotes lo desearan”. Cfr.
GRAHIT i GRAU, José: “Una consueta de la catedral...”, Op. Cit.
p. 100.
35 - GRAHIT i GRAU, Josep:
Les campanes...
Op. Cit. p. 61.
36 - Ibídem, p. 59.
37 - Ibídem. pp.
91-93.
38 - GRAHIT i GRAU, Josep:
Les campanes …
Op. Cit. pp. 92-93.
BIBLIOGRAFÍA
ÁLVARO, Maricarmen; LLOP i BAYO, Francesc: Campanas y Campaneros. Salamanca, 1986.
BARRUFET i PUIG, Pere: Les campanes del nostre campanar. Reus, 1953.
Disponible parcialmente en:
http://campaners.com/php/textos.php?text=3400
CALZADA i OLIVERAS, Josep: Les campanes de la catedral de Girona. Girona, 1977.
FORMA o modo de tocar las campanas de esta Santa Iglesia Catedral de
Calahorra. Calahorra, 1882. Disponible en:
http://campaners.com/php/textos.php?text=6749 (Consulta 05/09/2017).
GRAHIT i GRAU, Josep: Les campanes de Girona. Palamós, 1926.
GRAHIT i GRAU, José: “Una consueta de la catedral de Gerona”, Annales de
l´Institut d´Estudis Gironins 2 (1947), pp. 99-123. Disponible en
http://www.raco.cat/index.php/AnnalsGironins/article/view/53345/63899
(consulta 06-09-2017).
LLOP i BAYO, Francesc: “Tancaments acústics en campanars gòtics de la
corona d'Aragò”, en http://campaners.com/php/textos.php?text=7295 ,
2015.
LLOBET i PORTELLA, Josep M.: “Les campanes de l'església de Santa Maria
de Cervera (1338-1880), Miscel·lània Cerverina 16 (2003), pp. 69-138.
Disponible en
http://www.raco.cat/index.php/MiscellaniaCerverina/article/viewFile/136994/187305
.
MIRÓ i BALDRICH, Ramon: “Campaners i tocs de campana a Bellpuig”,
Quaderns de El Pregoner d'Urgell, 21 (2008), pp. 23-58. Disponible en
http://www.raco.cat/index.php/QuadernsPregonerUrgell/article/view/217090/293561
PUIGVERT i SOLÀ, Joaquim M.: Una parròquia catalana del segle XVIII a través de la seva consueta. Barcelona, 1986.
SALISI i CLOS, Josep María: “Les campanes de Verdú. Recerca històrica i
etnomusicològica”, URTX Revista Cultural de l'Urgell, 14 (2001), pp.
59-81.
SAPENA i AZNAR, Carles: Les campanes. Girona, 1997.
ROMERA SOTILLO, Álvaro