Imagen del cambio de yugos en la iglesia de Valdensagil, pedanía de Béjar - Autor: TEL / LA GACETA DE SALAMANCA
Seguirán sonando con unos yugos nuevos con madera de iroko que mejoran los anteriores, ya deteriorados
Hace casi sesenta años, una de las campanas de Valdesangil se rajó de arriba a abajo y fue necesario fundirla junto con otra más para que el campanario contara con nuevas campanas.
La tradición marca que cada campana reciba el nombre de un santo y, para seguir con esa costumbre, el párroco Agustín Jiménez dedicó las campanas a Santa María de los Remedios y Santa María de Guadalupe. Fue también por aquella época cuando recibió como regalo un roble procedente del paraje de La Cerrallana, que pertenecía al término municipal de la pedanía de Valdesangil. Con la madera de ese árbol secada previamente, el carpintero de la localidad hizo los dos yugos para sujetar las campanas.
Y allí han permanecido durante casi seis décadas pero la lluvia, el frío, el viento y, además, el paso del tiempo a la intemperie, fueron desgastando la madera hasta tal punto que los vecinos advirtieron al párroco del peligro que corrían las campanas de caer debido al mal estado de los yugos.
Por este motivo, el párroco decidió este mismo año cambiar las estructuras de madera pero se enfrentaba al problema de que, seis décadas después, ya no contaba con aquel roble de La Cerrallana. Fue entonces cuando decidió contar con un campanero profesional procedente de Montehermoso, en la provincia de Cáceres, para que realizara el proyecto para sustituir los yugos, que ahora utiliza una tipo de madera procedente de Brasil. Se trata del iroko, un árbol cuya madera tiene más durabilidad que otras especies.
La mejora no quedó ahí ya que el campanero aprovechó para instalar un sistema de toque de campana programado dejando atrás el tañir manual junto con la megafonía para que llegue a todos los rincones de la pedanía bejarana.
Instalados ya los nuevos yugos y modernizado el sistema de toque, los vecinos de Valdesangil presumen ya de nuevo campanario olvidando así el peligro de los anteriores yugos.
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