Después de la restauración de la torre, las campanas de las ventanas están enjauladas, y dos carecen de badajo, con lo que el repique se hizo, con ciertas dificultades con las dos más pequeñas y las dos mayores. Tampoco se puede bandear la Valera, ya que se puso la escalera de acceso a la planta superior a escasos cinco centímetros del bronce, por lo que está campana fue tocada con el badajo, imitando el volteo.
Aún así, este toque emocionante recupera el sonido tradicional, único y específico de la Seo, y por tanto el que fue modelo de toque de fiesta de Aragón, y sobre todo de la archidiócesis de Zaragoza, durante los últimos cuatro siglos.
El toque comienza con los tres golpes del Ángelus, y sigue el repique de las cuatro campanas mientras bandea la Valera. Luego hay un momento de silencio de repiques mientras suena solo la mayor (contestada a lo lejos por la Pilara del Pilar) y vuelven a tocar las campanas repicadas hasta el final.
