«Me gustaría que no se contemplara ningún límite acústico y si esto no puede ser así pues lo máximo que se pueda». Esa fue la respuesta del vicario general del Arzobispado, Vicente Fontestad, al ser preguntado ayer sobre los cambios en la ordenanza contra el ruido previstos por el Ayuntamiento y la polémica generada por la orden de cese a los volteos y toques en varios campanarios de la ciudad.
Fontestad, quien acudió a la alcaldía para firmar un acuerdo, confirmó que mantienen las alegaciones contra dicha orden a la parroquia de San Nicolás, en el centro histórico, pese al pacto alcanzado entre el párroco y el Consistorio para que vuelvan los toques con el único cambio de sustituir el volteo de campanas de las 9.30 horas por un toque simple.
«Hemos presentado las alegaciones al Ayuntamiento -que nos parecen muy oportunas- ante el valor histórico y religioso que tienen las campanas que convocan a la oración y al encuentro de nuestro Señor», señaló Fontestad.
El vicario general añadió que «nos parece importantísimo que se mantengan y que el Ayuntamiento las tenga en cuenta». El alcalde Joan Ribó y la concejal de Medio Ambiente, Pilar Soriano, confirmaron que en un plazo de seis meses verá la luz la nueva ordenanza contra el ruido, aunque el primero no respondió directamente a la petición de la exención en el límite del ruido.
En su lugar, consideró la necesidad de hacer compatible esta actividad con los derechos de los vecinos que plantean una denuncia. «Tenemos una normativa vigente que hay que cumplir, pero es cierto que se trata de normas muy restrictivas en algunos casos, y estamos trabajando para mejorarlas», señaló.
Pese a que el Arzobispado mantendrá las alegaciones, para el primer edil el conflicto por la orden de cese en San Nicolás es un «tema acabado», reiterando que el problema son las normativas, tanto la municipal como la autonómica. El vicario general apuntó sobre la orden de cese que cree que «ya las están revisando y hablando con el párroco para realizar un próximo convenio».
Respecto a la nueva ordenanza, confió en que se «esté preparando una normativa general sobre el tema de los ruidos para que quede reflejado lo que se pueda hacer sin ningún problema y que esté protegido por parte de las instituciones públicas. El Ayuntamiento tiene que estar para todos, también para los cristianos».
En la parroquia de San Nicolás, según informó el miércoles la concejal Soriano, se ha realizado una mediación entre el párroco y el vecino que denunció el ruido excesivo de las campanas. Acerca de otras órdenes de cese al toque en iglesias, citó el caso de San José de la Montaña, donde han encargado un estudio a «Patrimonio para ver el grado de protección y estudiar sus características», para que gracias a la catalogación del inmueble puedan autorizarse toques y volteos.
Según el Arzobispado, la parroquia de San Nicolás tenía previsto entregar en el Ayuntamiento las miles de firmas recogidas pidiendo que se levantara la suspensión del funcionamiento de las campanas.
Ribó destacó que el mayor volumen de quejas o problemas en el área de la contaminación acústica no es ni por campanas ni por carillones, «sino por motores de ventilación, centros de ocio en plantas bajas, vehículos, aviones. Esos son los temas graves que se dan cada día, y en los que se está trabajando constantemente por parte de la concejalía».
Citó que la misma normativa ha obligado a reducir la intensidad sonora del carillón del Ayuntamiento. Subrayó que son «muy restrictivas en determinados temas se está trabajando para adaptarlas a las necesidades reales».
El concejal del grupo popular Alfonso Novo criticó la «diligencia y rapidez mostrada por Ribó con la denuncia contra el toque de campanas de San Nicolás», frente a la «lentitud y la falta de respuesta del Ayuntamiento en otras denuncias de vecinos por exceso de ruido y que no están relacionadas con una iglesia».
Señaló como ejemplo las denuncias por el exceso de ruido e incumplimiento de la ordenanza en los actos que organiza el tripartito en la plaza del Ayuntamiento, o las relativas a quejas por aparatos de aire acondicionado de una clínica veterinaria en Patraix, que han llegado al Síndic de Greuges.
«Estas denuncias, pese a que alguna se presentó antes que la de San Nicolás, siguen tramitándose o están olvidadas, lo que ha obligado a alguno de los vecinos denunciantes a pedir amparo al Síndic», comentó sobre la lentitud para resolver estos expedientes. A su juicio, «forma parte de un estrategia de Ribó para silenciar las tradiciones con las que no se siente identificado».
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