La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha valorado positivamente cualquier movimiento encaminado a lograr una solución sobre el futuro de la llamada Casa del Relojero, edificio situado frente al Micalet cuyo estado ruinoso da una mala imagen del entorno y puede ser un problema de seguridad para los vecinos, admitió. Tiene dudas, sin embargo, sobre el resultado de unas negociaciones con la Conselleria de Cultura, la otra cara del conflicto.
La Casa del Relojero es propiedad del Ayuntamiento de Valencia, que desea, al igual que los vecinos y los hosteleros, derribarla y abrir una plaza frente al Micalet. La Conselleria de Cultura exige, sin embargo, que se recupere el edificio y se construya el resto de la calle.
Estos días el debate ha vuelto a la actualidad y el Colegio de Arquitectos ha pedido una solución al problema lo más pronto posible, cuestión que apoya Barberá, quien recuerda que este edificio está en una de "las calles más transitadas" de la ciudad y que esta zona ha de estar "un poco mejor planificada" y "estéticamente más bella".
"Me alegro -dijo- de que se anime a desbloquear ese tema", a la vez que se mostraba moderada en cuanto a sus exigencias. "Si se puede guardar algún elemento que se pueda considerar histórico patrimonial me parece muy bien", aunque también es verdad que "por el estado en el que se encuentra el edificio podemos tener un problema", dijo.
Por lo que respecta a las negociaciones con la Conselleria de Cultura la alcaldesa de Valencia dijo que ella ha hecho "muchos años negociación" y que "se ha cerrado siempre el tema anteriormente".
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